Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco
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Cuando escuchamos la palabra “música” un par de connotaciones positivas nos vienen a la mente, considero. La pregunta ya no ronda en ¿porqué nos gusta?, sino en ¿por qué es tan importante?. Hablo más allá de la simplista dopamina, pues ¿existe otra recompensa? o, ¿acarrea una afectación? Se ha perdido este sentido crítico de la apreciación a las piezas singulares, quizás la razón radica en el significado contemporáneo de la industria musical, la cual, busca exprimir a los consumidores de la forma más ruin, pero también la más atractiva.
La trascendencia en la vida cotidiana de quien implementa intereses musicales a su rutina, depende en gran medida, de su percepción dentro del razonamiento compositivo, el único aspecto que mantiene directa relación con otros rubros, es la personalidad del oyente y del músico: esto transforma y adhiere los recuerdos valiosos que causan efectos a simple oída, invisibles o insignificantes; simplificar la música a únicamente la melodía, armonía y ritmo, significaría un insulto a los compositores que a la vez, escriben líricas de acompañamiento a las sinfonías.
Se merece hacer hincapié además en las jugadas del cerebro, que son parte esencial del fundamento de la expresión y valoración armónica, específicamente, este se divide en dos sectores desde mi perspectiva, el sentimental y el intelectual. De esta forma el gozo no permea iniciando en el disfrute ininterrumpido, sino que contempla a un conjunto en la experiencia, ciertamente exponencial, de las bellas artes.
La voz es orden, el ruido es caos
La respuesta carece de complejidad cuando se trata de la pregunta por nuestros gustos, pero, lo que nos hace sentir poderosos puede reflejar una gran parte de nuestras convicciones e ideales en la vida cotidiana; Lo personal es político, inclusive en las artes, donde existe la expresión individual con visiones objetivas pero esto con proyecciones de una sociedad de consumo y, asimismo, están las percepciones subjetivas con interiorización de un pensamiento común.
Los seres humanos se sienten visualmente atraídos hacia sus intereses independientemente de si esto está catalogado como beneficioso o perjudicial, pero, además de ese sentido, en la audición, se puede percibir un factor de atracción extra sensorial hacia los artistas musicales, que es su estilo de vida y cómo se muestran ante el mundo, el quiénes son y por qué su identidad se dedica a los géneros que componen y emulan. Hablo de figuras públicas, celebridades, completamente separadas a un individuo común, pues son personajes hacia los consumidores, por lo tanto, se idolatran, magnifican y, retratan por aparte, conductas que decidimos ignorar, pero, sellan una mayor relevancia posterior. Habría que destacar la capacidad de los compositores de introducir hábilmente, letras con mensajes subliminales para orientar nuestra tendencia de pensamiento al sinónimo de fiesta, alegría, movimiento, etc.; asimismo, ellos pueden relacionar su arte con acciones que no se piensan demasiado, nada más basta con unos arreglos y ser lo potencialmente pegajosos para que pasen medianamente desapercibidos.
En el promedio de la población, catalogamos aquellos deleites musicales por la experiencia que nos permite explorar, una detallada selección de géneros que, a su vez, tienen representantes con aptitudes físicas y morales marcadas con exactitud en el tablero social; reconocemos a los exponentes musicales por su apariencia y que es lo que acostumbran a proyectar. La relación entre la personalidad y las preferencias musicales tiene una premisa psicosocial según las necesidades del oyente, afecta a las personas en su desarrollo cognitivo y algunas veces, hay correlación en la regulación emocional, la música es un idioma práctico y, por ende, la predilección por cierta agrupación musical está determinada por nuestro pensar.
Influencia ambivalente por la proyección personal
La evidencia de este subtítulo la sustento en 3 teorías psicológicas, una es la Teoría Tipológica (de Carl Jung) que encasilla a las actitudes como conscientes e inconscientes con los cuadrantes de introversión y extraversión, con funciones principales, auxiliares e inferiores, de ahí se derivan 8 tipos psicológicos para descifrar el comportamiento humano, con sus ambos condicionantes, tenemos al pensamiento, sentimiento, sensación e intuición, con estas bases, se desarrolló la teoría que posteriormente se convertiría en tendencia, el MBTI (inventario tipológico de Myers-Briggs) que sustenta 4 dicotomías intransigentes, escalas de pares opuestos entre ocho semánticas, la personalidad de las personas está definida dependiendo en su enfoque de energía (extraversión o introversión), en cómo digieren la información (sensación o intuición), la sensibilidad para tomar decisiones (pensamiento o sentimiento), y su orientación hacia el exterior (calificación o percepción), dichas combinaciones dan origen a 16 tipos de personas.
Estas teorías pueden sonar radicales, pero ello se deriva en el modelo de los “5 grandes” (OCEAN) que analiza la composición más simple y amplia de los anteriores mencionados:
La personalidad individual entonces puede tener un efecto sobre la preferencia musical, cuestión que la industria ha utilizado como una ciencia práctica de manipulación de las masas para inducir a la regularización y globalizar determinadas prácticas, por ejemplo, se han normalizado los comportamientos de “rebeldía” atribuyéndole significativa consonancia y disonancia de lo que consideramos sagrado, es por ello que surge el “Efecto Forer” caracterizado por ser un sesgo cognitivo en el que las personas califican como precisas descripciones de su personalidad, mismas que supuestamente se ajustan específicamente a ellos, pero que en realidad son vagas y generales, por esta misma razón, son una falacia.
Reestructuración de identidad, creencias y resistencia cultural
La natural recepción de la música es innegable, y aunque nos puede unir, también puede ser un medio de difusión de odio y transporta convenientes estrategias de marketing, la otra pregunta es: ¿por qué la música comercialmente empoderante puede ser violenta? En los últimos años, se ha tachado al reggaetón, trap, a los corridos tumbados, de ser géneros misóginos, con apología al narcotráfico, entre otros actos violentos, dando la ilusión de una vida lujosa y atmósferas placenteras. Sin embargo esto no es algo nuevo, pues existió, existe y existirá, música (pop, rock o inclusive, regional, baladas y reggae) que de igual manera ha hecho énfasis en comportamientos compulsivos a la impulsividad excesiva e irracional con el consumo de drogas, alcohol, infidelidades o hasta síndromes de superioridad y superficialidad adornados de glamour que técnicamente, “no corresponden a los comportamientos que se tienen en el ámbito cotidiano”.
La popularidad de ciertos géneros musicales va de la mano con la inclinación particular de las personas, es decir, la cultura pop no es un concepto estático, converge de acuerdo con el reflejo de nuestra suciedad social, recordemos, nada es inofensivo, la industria puede tergiversar su propósito para convertirse en un arma propagandista muy poderosa que podría promover los ideales más hostiles, el fanatismo es tal, que idealizamos, nos cegamos, veneramos y glorificamos a los artistas haciendo de ellos una copia de la ilimitada libertad de expresión. Las colaboraciones típicas entre músicos ya no tienen un afán artístico solamente, pues actualmente existe esta necesidad de figurar en la fama del otro para hacerte más popular, y por ende, interponer cierta visión por delante para generar ganancias.
No existe la necesidad de demostrar un nivel intelectual (o por comprender o no), contar con teoría musical, o disponer de “buenas” o “malas” canciones, mucho menos discriminar ciertos géneros. Se trata de consciencia como consumidor, no sólo se trata de bailar y divertirse, el arte no sólo es entretenimiento carente de reflexiones, quizá no cambia nuestra forma de pensar,desde su creación hasta su distribución, aunque se suele creer que nosotros somos intérpretes de la música, lo cierto es, que la música nos interpreta a nosotros.
Por: Ángel Arturo Basilio Rivera
Para muchas empresas los baristas solo somos personas que hacemos café y piensan que cualquiera puede hacer esto
Por: Natali Paola Santiago Velázquez
Una entrada a un nuevo mundo lleno de oportunidades, éxito y experiencias