Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán
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El capitalismo sabe vender y explotar cada parte de nuestra vida, es capaz de ver a través de nuestros vacíos internos para intentar retacarlos de artilugios mercantiles. La moda, como cualquier expresión humana, puede considerarse como un arte, pero el problema radica en entenderla como medio artístico elitista. Esto se debe quizá a que la moda es promulgada por grandes industrias lideradas por diseñadores de alta costura, además de la visión tergiversada que le brindamos como sinónimo de tendencias que no deben cambiar.
La industria de la moda se ha hecho de una reputación superficial y juiciosa, particularmente a causa de quienes tildan de ringard (rancio, anticuado, mal gusto) las tendencias; con el paso del tiempo, esta situación no ha cambiado demasiado: más bien se han dejado las estéticas clásicas para adaptarse a la modernidad, pero la ejecución es la misma. Por el contrario, quienes han resultado más laxos en cuanto a pretensiones, son aquellas corporaciones à l’avant-garde (adelantados, a la vanguardia) que se mantienen al tanto de los hits del momento en cuanto a vestimentas.
En comparación a lo que se veía en los 90s, por ejemplo, las colecciones primavera-verano ya no están únicamente por las calles o en las revistas Vogue, Cosmopolitan, Elle, o Vanity Fair, sino que se han trasladado a TikTok e Instagram, (las plataformas posicionadas en los primeros lugares de tráfico de usuarios) y esto ha fomentado el llamado fast fashion.
La “moda rápida” es la respuesta idónea para las y los amantes de la inmediatez: “lo veo-lo quiero”, “lo tiene él/ella-también yo”. Es precisamente la carencia de límites saludables lo que ocasiona el consumismo; por otra parte, vemos que las tendencias ya no son el régimen ostentoso al que estábamos acostumbrados, sino el dupe (réplicas) económicas, retazos aesthetics de deficiente calidad, inspirados en prendas con tendencia a la nostalgia. La moda ha cambiado en este sentido.
Los consumidores reales de tendencias no están en las pasarelas de moda de Christian Dior, Coco Chanel, Jean Paul Gaultier, Louis Vuitton, o Yves Saint Laurent, están por los pasillos de las tiendas de la marca Inditex: Bershka, Zara, H&M, Stradivarius, Pull&Bear. Con las rutinas aceleradas de estas marcas de consumo inmediato, el refinamiento ha quedado atrás: hablamos de una declaración (snob) que sugiere que el legado que nos ha dejado la moda es imparable y rápido, y por ello, confundir tendencia con moda es arriesgado.
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