Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Vivimos dentro de una sociedad y en un país donde la apariencia física y la forma en la que nos vestimos influye mucho en cómo nos ven y tratan las demás personas. Esta frase de “cómo te ven, te tratan” ejemplifica perfectamente la realidad de estos estereotipos y prejuicios que dan origen a temas de discriminación.
Nuestra manera de vestir no es solo una elección estética, sino que puede ser un reflejo de nuestra identidad, valores e incluso de nuestra historia. A través de cómo nos vestimos, damos a entender si pertenecemos a ciertos grupos, y cuáles son nuestras aspiraciones, también damos a conocer nuestra rebeldía contra lo establecido en el sistema. Desafortunadamente esta expresión personal puede jugar en contra nuestra, los estereotipos mal asociados a ciertos estilos de vestir pueden limitar nuestras oportunidades de vida, por ejemplo, el estilo “cholo”, que se caracteriza por el uso de ropa ancha, tatuajes o gorras, puede ser injustamente asociado con la delincuencia y el mal.
En la mayoría de las veces la moda se convierte en el arma perfecta para los estereotipos de belleza y perfección física. Cuerpos adecuados, tallas específicas, colores determinados, estilos únicos, todos ellos erigidos como modelos a seguir, terminan excluyéndonos a quienes no encajamos con este modelo de apariencia perfecta. Esta imposición de una imagen ideal genera problemas como baja autoestima y discriminación hacia quienes no la cumplen.
Por otro lado, la industria de la moda, impulsada por el sistema capitalista, se encarga de promover un ciclo de consumo constante. Con prendas de baja calidad y caras, tendencias fugaces y la necesidad de estar a la moda generan una gran cantidad de compras innecesarias que impactan negativamente al medio ambiente. En la mayoría de los países del mundo y México no es la excepción, la industria de la moda se basa en la explotación laboral, donde los trabajadores reciben salarios bajos y enfrentan malas condiciones de trabajo, todo con el objetivo de hacer más grande la ganancia, estas empresas se han encargado de contaminar nuestros ríos, han generado residuos tóxicos y también son culpables de la crisis del cambio climático.
La lucha que hemos estado llevando durante los últimos años se ha visto reflejada en: la contracultura de la moda. Hemos todos juntos alzado la voz contra los estereotipos y prejuicios impuestos por la sociedad y el sistema capitalista. Por medio de la moda, el arte, la música y otras formas de expresión cultural, desafiamos las normas establecidas y promovemos la diversidad, la inclusión y la aceptación de la individualidad tal como somos dentro de nuestra sociedad.
En el caso de México, la contracultura siempre ha funcionado como respuesta a lo tradicional de siempre, ejemplo de ello, tenemos al auge del rock and roll en la década de los 70’s y 80’, que fue como una forma de resistencia contra los valores tradicionales y acto de rebeldía ante el régimen priista. Este movimiento del rock no solo influyó en la moda, sino también en la música, el arte y la filosofía de vida de los seguidores del rock.
Cuando optamos por usar ropa de segunda mano, apoyamos a marcas y fabricantes sostenibles e incluyentes, nosotros los consumidores estamos alzando la voz contra el sistema capitalista, el sistema de muerte que provoca la explotación y la desigualdad social. Este tipo de acciones no solo benefician al medio ambiente, sino que hacemos más real el camino hacía una economía más justa y equitativa para todos. Al apoyar a nuestros artesanos locales, contribuimos a una sociedad donde la moda es apreciada por su calidad y significado cultural, en lugar de por su conformidad con las tendencias efímeras y las ganancias de las grandes marcas.
En México, la lucha que hemos emprendido contra los prejuicios y estereotipos de moda debe seguir siendo una parte esencial en la búsqueda de construir una sociedad más inclusiva y justa para todos. La moda sostenible e inclusiva ofrece una vía poderosa para esta transformación, al mismo tiempo que cuestiona las estructuras y prácticas del capitalismo que solo provocan más y más desigualdad. Así, por medio de este tipo de moda, podemos todos juntos avanzar hacia un futuro donde todos seamos valorados por quienes somos, y no solo por cómo nos vemos.
Afortunadamente hoy en 2024, los movimientos que desafían los estereotipos y promueven la inclusión están ganando cada vez más fuerza y sé que vamos a triunfar en el futuro.
¡Qué mueran los estereotipos y prejuicios!
Por: Ángel Arturo Basilio Rivera
Para muchas empresas los baristas solo somos personas que hacemos café y piensan que cualquiera puede hacer esto
Por: Natali Paola Santiago Velázquez
Una entrada a un nuevo mundo lleno de oportunidades, éxito y experiencias