Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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A la mayoría de nosotrxs nos inculcaron el practicar un deporte desde pequeñxs para así tener una mejor salud el resto de nuestras vidas. Sin embargo, esta rutina se convirtió en un mal hábito para muchxs, pues la práctica se ha convertido en un complejo de dependencia deportiva.
Al ingresar a algún equipo de formación deportiva –por experiencia propia– nos encontramos con una serie de distinciones en los comportamientos socioemocionales de los miembros del equipo, pues se puede notar una diferente perspectiva del deporte en cada uno de los integrantes. Algunxs podrán concebir a la práctica como una rutina sana para el cuerpo y la mente. Por otro lado, hay quienes viven el deporte como una ambición. Esa ambición por querer ser mejor día con día se apodera de la mente y del cuerpo de los atletas, generando en ellxs un egocentrismo que los aleja del compañerismo formado entre los deportistas, debido al comportamiento tan competitivo que desarrollan. En la mayoría de los casos, esto se debe a traumas psicológicos generados por las mismas familias en comentarios fuera de lugar que afectan al atleta, de una manera tanto física como emocionalmente y esto repercute en su desempeño físico, provocando una deserción deportiva. O en el peor de los casos, generan una adicción al deporte, teniendo como consecuencia frustración al competir, por la ambición de querer ganar y ser el/la/elle mejor en la disciplina deportiva, minimizando el esfuerzo de lxs demás. Al mismo tiempo, una de las peores consecuencias que generan estos comportamientos adictivos, es el cometer acciones que dañen su integridad física e incluso, en el peor de los casos, tener pensamientos suicidas para evadir la cruel realidad en la que viven, llena de expectativas falsas que sus familias esperan, ya que no se conforman con el gran esfuerzo que hacen los atletas, pues sus vidas no sólo están dedicadas al deporte, sino al estudio y a la vida social que merecen tener.
Como deportistas no merecemos vivir bajo presiones que impiden llevar nuestras actividades con gusto y tranquilidad, pues en lugar de practicar un deporte para equilibrar nuestros niveles de estrés, nos generan aún más estrés por el simple hecho de sobrepensar que no somos suficientes en lo que hacemos.
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2 Responses
Hace falta una profunda transformación en todo este tema del Deporte.
Para empezar, al Deporte se le debe de considerar como un tema de primerísimo órden; tanto y al mismo nivel a como se lo otorgamos a la Salud o a la Educación.
Es decir, hay que conquistar el derecho social al Deporte porque en la actualidad es un privilegio de quien pueda pagarlo y debería de ser una herramienta de desarrollo social.
Además de la difícil lectura con todas estas x, parece que quien escribió esto, nunca practicó ningún deporte a ningún nivel.
Después de practicar remo a un buen nivel, cosa que me salvó la vida en un accidente, ahorita estoy intentando la clasificación como paraatleta. Y sin presión sino ayuda de amigos y familia, como pasa a casi todos los deportistas.