En México, en una gran parte de la sociedad, la salud mental se considera vergonzosa, aunque en adolescentes cada día sean más frecuentes problemas tales como la ansiedad, pero, ¿por qué siendo un tema de suma importancia, aun se considera tabú?

Después de la pandemia, la salud mental cobró gran relevancia, tomando en cuenta que cada día hay más difusión sobre este tema. Y, aun así, solo una minoría goza de este privilegio. Tanto instituciones públicas, como organizaciones, junto con el apoyo de todas las personas, deberían trabajar para que el acceso a la salud mental sea para todo público, y darle la misma prioridad que se le da a la salud física, ya que una buena salud mental conlleva al bienestar físico y humano.

En la  constitución política de nuestro país, en especial en el artículo 4, se nos describe en el cuarto párrafo el derecho a la salud, el cual dice:

Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución. (Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917)

La salud psicológica es una necesidad esencial para el desarrollo pleno, en las comunidades del mundo y de México, debería de ser cubierta.

Sin embargo, de acuerdo con una estadística reciente del INEGI, pudimos darnos cuenta que la atención psicológica es insuficiente, debido a la escasez de profesionales, los cuales, principalmente, se encuentran en las grandes ciudades, lo que implica que gran parte de la sociedad no pueda acceder a estos servicios.

Algunos expertos de la UNAM señalan que tan solo el 20% de las personas que requieren de atención psicológica la reciben, esto debido a su alto costo o a la carencia de especialistas.

En México, más del 80% de gasto de salud mental se usa para el mantenimiento de hospitales psiquiátricos, por lo que muy poco del presupuesto se usa para la detención y prevención de diversos trastornos tales como la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, los diferentes trastornos de conducta, o síndromes como el de Guilles de la Taurette.

Con todos estos datos, podemos concluir que la salud mental sí es un privilegio; el acceso a ella es muy limitado, factores como tu estatus económico o el lugar donde resides influyen en el que se tenga acceso a ella. Debemos exigir que sea cubierta por el estado, porque como dice en nuestra constitución, es un derecho que todo ciudadano debería de gozar.

Sobre todo, considero que se necesita tolerancia y empatía por aquellos que cargan en sus espaldas problemas que en ocasiones el mundo no puede ver.