Facultad de Derecho
Facultad de Derecho
El pasado miércoles 28 de agosto, estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM se manifestaron en contra de la reforma al Poder Judicial mediante una marcha pacífica que inició en la explanada de esta facultad, dentro de Ciudad Universitaria, y culminó frente a la sede del Consejo de la Judicatura Federal. A partir de esta marcha se organizó otra que convocaba no solo a estudiantes de la UNAM, sino también de otras universidades como el ITAM, el Tecnológico de Monterrey, La Salle, etc.
Estas manifestaciones han causado mucho de qué hablar en los últimos días, así que, como estudiante de Derecho en la UNAM, me di a la tarea de recopilar, mediante algunas entrevistas, las perspectivas de los estudiantes de mi facultad que participaron en dichas manifestaciones.
En general, los entrevistados optaron por mantener el anonimato. También resulta relevante destacar que, a pesar de haber participado en la marcha, algunos compañeros a quienes les pedí la entrevista se mostraron bastante reticentes y finalmente decidieron no participar. Algunos otros decidieron lo mismo pues confesaban no estar muy informados al respecto.
La primera entrevistada, a quien encontré entre las mesas del “Jardín de los Eméritos”, expresó lo siguiente al preguntarle por qué asistió a la marcha: “Porque es importante que como estudiantes de derecho, como jóvenes y sobre todo como ciudadanos mexicanos nos informemos y defendamos la independencia judicial”, luego agregó que la independencia judicial significa “que existan contrapesos, que el poder judicial tenga autonomía y esté libre de injerencia política”, que considera no se cumpliría de ser aprobada la reforma. Por último, destacó la gran participación que hubo en la marcha, no solo de estudiantes de la Facultad de Derecho, sino también de otras como Medicina y Economía, así como de trabajadores del Poder Judicial que los recibieron en el Consejo de la Judicatura Federal, sobre quienes expresó lo siguiente: “nos recibieron de una forma muy abierta y amena, nos cobijaron. Esto representa la unión entre universitarios y trabajadores del Poder Judicial”.
El siguiente entrevistado, amigo de una compañera de mi grupo, me comentó lo siguiente: “Asistí a la marcha porque estoy en contra de la reforma judicial, considero que no está bien que se elija a los jueces por voto popular. La mayoría del pueblo mexicano no se informa del todo de lo que proponen tan sólo las candidaturas para presidente, así que ahora para elegir a los jueces tampoco sabrán a quién están escogiendo”. Sobre el impacto de la marcha menciona: “Tiene un gran peso, nos juntamos de varias escuelas de Derecho para expresar que no estamos de acuerdo con esta decisión”. Y como último comentario agregó: “Que se apruebe esta reforma será un verdadero desastre para el país”.
El tercer y último entrevistado, alumno de quinto semestre, explicó su participación en la marcha con las siguientes palabras: “Es un tema que nos compete a los estudiantes de Derecho y a la población en general, afecta a todos directa o indirectamente”. En relación con su oposición a la reforma, comentó: “Esta reforma atenta contra la independencia judicial, creo que la división de poderes no se está respetando”. Además, expresó preocupación no solo por la elección popular de jueces, magistrados y ministros, sino también por otros aspectos de la reforma, como los jueces sin rostro en juicios que involucren crimen organizado y la eliminación de requisitos como la edad para ocupar ciertos puestos del Poder Judicial. También exclamó con gran preocupación lo siguiente: “Es increíble que se afirme que no se necesita estudiar Derecho para aspirar a ser juez”. Sin embargo, el estudiante sostiene que “el poder judicial sí necesita una reforma pero no esta, esta no es la solución al problema central, es más un capricho político”. Siguiendo el hilo, me pareció interesante cuestionar cómo sería una reforma judicial adecuada desde su perspectiva, a lo que respondió: “La reforma que se necesita es más procedimental y objetiva, atacar la cuestión de la carga del trabajo y la deficiencia de los procesos para que el poder judicial realice sus funciones de mejor manera sería lo adecuado. Pero se está haciendo lo contrario; es lógico, si quitas jueces y ministros, ¿qué pasará con la carga de trabajo?”
En conclusión, testimonios como los que pude recoger resuenan en los pasillos y aulas de la facultad a diario en esta época de coyuntura política. Las opiniones de los alumnos son fuertes y decididas, y en su mayoría no dudan en expresarlas y en exigir ser escuchados, en reclamar ser partícipes de la discusión que, sin duda, debe incluirnos como futuros juristas del país. A pesar de esto, puedo observar en ocasiones desinformación sobre el tema, así como la propagación de algunos mitos que causan alarmismo, como la creencia de que desaparecerá el requisito de ser licenciado en Derecho para ser juez.
Cabe mencionar que, aunque las opiniones en contra de la reforma judicial son las que predominan en la Facultad de Derecho de la UNAM, también existe un grupo considerable de estudiantes que no comparten tal postura y que han comenzado a manifestarse al respecto. Finalmente, considero que esta situación representa una oportunidad histórica para crear un debate constructivo entre universitarios, que permita una crítica objetiva al funcionamiento del poder judicial en nuestro país, así como poder aportar nuestra perspectiva para lograr los cambios positivos que se requieren.
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