La música, como toda forma de arte, no solo nos da la oportunidad de expresar nuestra visión del mundo, sino también la oportunidad de cambiarlo. El género punk es el epítome de la música revolucionaria, música con el propósito de cambiar al mundo. Durante la década de 1970, el punk surgió como una forma de protesta y rebeldía, pretendía ser la voz de las subculturas y desafiar las normas ya establecidas. Era un género intrínsecamente político, expresaba el descontento social, y no se limitaba a la música, se convirtió en toda una cultura.

No obstante, desde entonces, el género fue excluyente hacia las mujeres, el punk era hecho por y para hombres, mientras que las artistas punk mujeres luchaban por ser parte de la escena y hacer escuchar su voz; una revolución que mantenía a las mujeres al margen era sin duda una revolución incompleta. De esta manera, las mujeres decidieron crear un espacio para ellas, sin la mirada masculina que las minimizaba, sexualizaba y veía solo como musas; así fue como en la década de 1990 surgió el movimiento “Riot grrrl”. 

Todo comenzó a través de las “fanzines”, revistas que reproducían la filosofía “do it yourself”, parte esencial del punk, que dejaba de lado la producción musical prolija y profesional, solo importaba expresarse. Así, las fanzines, eran revistas caseras autopublicadas y reproducidas por fotocopiadora que propagaban los mensajes de la cultura punk. Varias mujeres de la ciudad universitaria de Olympia en Washington comenzaron a utilizar este medio para reclamar el sexismo que dominaba en el punk rock, algunas de ellas fueron: Kathleen Hannah (probablemente la máxima representante del movimiento), Tobi Vail, Allison Wolff y Molly Neuman; las cuatro hicieron el zine “Riot Grrrl!”, que dió inicio al movimiento, aunque ya habían creado “Bikini Kill” (de las primeras dos chicas) y “Girl Germs” (de las últimas dos).

El nombre del movimiento se debió a que, luego de presenciar los disturbios raciales de Mount Pleasant, Jen Smith comentó a sus compañeras que creía que las mujeres debían iniciar un disturbio así, sugiriendo la creación del zine “Riot Grrrl!”; riot porque se inspiraba en los disturbios raciales, y grrrl porque se sentían más libres cuando eran niñas, antes de enfrentarse a las demandas que la sociedad les imponía como mujeres, además las tres “r” creaban la onomatopeya de un gruñido, plasmando la rebeldía que estaría siempre presente en su movimiento.

No obstante, para realmente expandir su mensaje y crear una comunidad necesitaban música, esta sería el verdadero medio de unión entre todas las mujeres que simpatizaban con el  movimiento. Así fue como surgieron las bandas Bikini Kill (de Vail, Hannah y otras dos integrantes) y Bratmobile (de Wolff, Neuman y Jen Smith), las bandas pioneras del movimiento.

El manifiesto Riot grrrl fue creado en 1991 por Kathleen Hannah y publicado en el Bikini Kill fanzine, iniciando oficialmente el movimiento. Este manifiesto expresaba las ideas principales del movimiento; alejarse de los estándares masculinos, crear un espacio seguro para las mujeres en el que se pueda luchar contra el sexismo, racismo, homofobia y toda clase de discriminación, crear medios de mujeres y para mujeres, acompañar y apoyar a otras mujeres en lugar de competir contra ellas, reconocer el arte femenino, crear y ser la revolución que deseamos ver.

Durante los conciertos de Bikini kill, Kathleen Hannah, que era la vocalista, llamaba a las mujeres a estar al frente, mientras que los hombres debían estar atrás; esta era una medida para proteger a las mujeres de agresiones sexuales y para darles el protagonismo en la escena, este era un espacio para ellas. Una frase que podría resumir el movimiento es una también creada por Bikini kill: “No estamos aquí para follar con el grupo, somos el grupo”.

En un contexto en el que se hablaba de un “postfeminismo”, pues la lucha por los derechos de la mujer ya no era necesaria según los políticos de la época, pero la violencia contra la mujer estaba en su auge, las riot grrrls expresaron en sus letras  inconformidad con la situación, la cultura de la violación se manifestaba cada vez más en la sociedad y la banda 7 year bitch escribió “Dead men don´t rape” como protesta. De esta forma, el movimiento de las riot grrls cambiaba al mundo, canción tras canción, concierto tras concierto, zine tras zine.

Por todo esto, la importancia del movimiento “Riot grrrl” es tan grande, e incluso muchos lo consideran como el origen de la tercera ola del feminismo a nivel mundial. Cambió el ambiente para las mujeres en la música, y abrió el camino para futuras artistas como Fiona Apple y Alanis Morissette, quienes lograron ser más aceptadas y llegar a un espacio mainstream, siendo influenciadas de muchas formas por las “riot grrrls” precursoras. En la actualidad, bandas como “Pussy riot” continúan con el movimiento.

Por último, creo que este movimiento merece no solo ser recordado, sino permanecer vivo, pues el espíritu rebelde y revolucionario de las “riot grrrls” está en cada una de nosotras, recordándonos que la música y el arte en general son el mejor instrumento para hacer un cambio. Así, podemos inspirarnos en todas aquellas chicas del disturbio y ser una más de ellas, hacer que nuestra voz sea escuchada, y escuchar también a nuestras compañeras, crear nuestros propios espacios, nuestra revolución.

REFERENCIAS:

“El manifiesto Riot Grrrl”. Barbas Poéticas (2009). Recuperado de:httpss://barbaspoeticas.com/2019/01/16/el-manifiesto-riot-grrrl/