FEBRERO 2021
Coordinadora: Erika Pérez. Colaboradores: Julián Atilano, Eloy Caloca Lafont, Luis Ángel Escobar, Ana Lee Mraz, Eduardo Paz.
Los periodos electorales de 2012 y 2018 fueron momentos clave en la historia política contemporánea de nuestro país. En ellos es posible encontrar visos del desplome del régimen priísta que por décadas atravesó a la cultura política mexicana. El ecosistema mediático fue un elemento fundamental en esta transformación, pues en él se construyen, distribuyen y disputan los sentidos de lo político a través de diversas narrativas. Aquí presentamos un análisis de las narrativas políticas que circularon durante las elecciones de 2012 y 2018, así como los mecanismos de desinformación que se utilizaron para sostenerlas.
El espacio público y los espacios mediáticos hoy son un conjunto interrelacionado y ampliado que algunos autores han denominado ecosistema mediático. Canavilhas (2011) lo define como la interrelación de los medios electrónicos de masas con los medios digitales, “un sistema de medios de comunicación que son mediados y se intervinculan por factores contextuales, tecnológicos, políticos y propiamente mediáticos” (p.16)
De acuerdo con Chase (2018), las narrativas son un tipo de discurso que dota de sentido a las experiencias colectivas, funcionan como un marco que ordena al mundo y orienta las prácticas de los sujetos y colectividades. Las narrativas que analizamos aquí se conforman por enunciaciones verbales (por ejemplo, declaraciones de actores políticos) pero también por prácticas colectivas como movilizaciones, protestas, mensajes emitidos a través de Twitter, memes compartidos en Facebook o videos subidos a YouTube. En suma, las narrativas son ese conjunto de discursos que construyen un sentido para el mundo social. Sin embargo, ese sentido está siempre en disputa.
La desinformación se puede definir como un conjunto de fenómenos asociados con la manipulación de los flujos de información a través de diversas estrategias, con el fin de alcanzar fines políticos e incidir en la opinión pública; y en consecuencia en la construcción de un marco de sentido. A través de los mecanismos de desinformación, se busca incidir en las percepciones, actitudes y conductas de la ciudadanía con respecto a un actor o hecho político; se busca imponer una forma de entender al mundo o a un tema en particular.
Seguimos una estrategia metodológica múltiple, basada en el análisis de tres diferentes dimensiones: las calles, los medios y los entornos digitales, a través de las siguientes técnicas: revisión hemerográfica, entrevistas, análisis de medios, observación y registro de plataformas digitales como Facebook y YouTube, minería de datos de Twitter.
Mecanismos de desinformación como la automatización social en plataformas digitales, el uso de información engañosa o la creación de contenido falso fueron utilizados por diferentes actores para incidir en los resultados electorales.
Estas prácticas fueron puestas en operación no sólo por partidos políticos, sino también por grupos de “intelectuales”, empresarios o universidades.
Las estrategias de campaña en contextos electorales tienden cada vez más hacia la automatización social y no a la automatización técnica. Esto debido a que la primera permite burlar los controles de las plataformas al mostrar comportamientos más humanos.
La construcción de tendencias en Twitter en contextos electorales es un mecanismo de desinformación utilizado por diversos actores. Colocar una tendencia en esta plataforma no necesariamente es reflejo de un comportamiento orgánico de las y los usuarios, sino de estrategias de manipulación por parte de los equipos de campaña de los candidatos.
Una de las estrategias ciudadanas de defensa de la democracia fue el humor y la alegría compartidas, que, reflejadas en memes, videos, expresiones gráficas y creativas, online y offline, se posicionan como motores de la acción colectiva.
La apropiación ciudadana de las plataformas sociodigitales dio lugar a una forma de participación política muy potente, que les permitió construir sus propias narrativas y contrarrestar las versiones oficiales.
El uso ciudadano de las plataformas digitales constituyó una ruptura en la alianza del poder gubernamental con los medios masivos tradicionales.
Si bien los medios son un terreno importante en las disputas políticas, en sí mismos no construyen triunfos. Son los procesos históricos, políticos, culturales más amplios y profundos los que definen el curso de la historia.