MARZO 2023
Autores: Eloy Caloca Lafont y René Ramírez Gallegos
Facebook es la plataforma de Internet más utilizada del mundo. Su relevancia y popularidad no sólo consiste en su enorme cantidad de funciones y contenidos, sino también en las dimensiones de sus centros de datos, oficinas y capitales; la capacidad y automatismo de sus algoritmos; sus técnicas para el procesamiento de big data; y su modelo de negocio, que se fundamenta en la captura de información e interacciones de millones de personas, para distribuir publicidad personalizada. Así, para comprender Facebook a cabalidad, este debe entenderse como un ensamblaje o maquinaria afín al capitalismo socio-digital y creado para la disciplina y el control, que motiva dinámicas coloniales, extractivistas y autoritarias. A través de sus procesos de sujeción social y servidumbre maquínica puede ser perjudicial para las democracias, ya que sigue una lógica neoliberal que condiciona la visibilidad al patrocinio de páginas o contenidos. Buscando ejemplificar esto, el presente estudio toca el papel que Facebook, su corporación (Meta) y sus productos han jugado en el actual panorama empresarial y político mexicano, mostrando cómo se condiciona la visibilidad y vigencia de ciertas agendas públicas, personajes o grupos, a través del patrocinio de contenidos o la viralidad de publicaciones.
El diseño de la investigación se basa en:
La recolección de materiales documentales que incluyen, libros académicos, artículos especializados, sitios web oficiales de los dominios facebook.com y meta.com, informes públicos, manuales, testimoniales, textos periodísticos y reportes ante gobierno, clasificados en cinco grandes categorías: 1) economía política e Internet; 2) arquitectura empresarial de Facebook; 3) modelo de negocio del ensamblaje; 4) marco jurídico; y 5) uso de datos para fines políticos y publicitarios.
La navegación de páginas públicas y perfiles de Facebook, el functional testing de la plataforma, y la consulta de la Facebook Ad Library, que contiene estadísticas sobre el financiamiento y la circulación de anuncios en tiempos electorales.
Un ensamblaje es una conjunción de elementos que operan bajo ciertos códigos, con el fin de cumplir un objetivo. Con este principio, Facebook puede entenderse como un ensamblaje o maquinaria socio-digital que favorece al capitalismo, pues, por un lado, obtiene, categoriza y analiza datos personales, y por otro, lleva a cabo un perfilamiento de sus usuarios para mostrarles publicidad y sugerencias en línea.
Uno de los propósitos centrales de Facebook es la subjetivación de sus usuarias y usuarios; es decir, el impacto en los comportamientos, criterios y emociones de las personas, por medio de la formación de culturas y la propagación de discursos de masas, lo que se conoce como sujeción social; asimismo, recurre a la motivación de afectos, lo cual se denomina servid umbre maquínica.
El capitalismo socio-digital opera a partir de tres lógicas económicas: el capitalismo de plataformas, el de datos y el de vigilancia. Así también, motiva la colonialidad, el extractivismo y el autoritarismo, en lo que concierne a empresas de Internet.
El colonialismo de Facebook se hace patente en su posesión de terrenos, instalaciones, infraestructuras técnicas y fuerza de trabajo, en todo el mundo. Actualmente, el ensamblaje cuenta con fábricas de servidores en Asia, centros de datos en todo Estados Unidos, Europa y Oceanía, miles de empleados formales e informales, y millones de usuarios y micrositios. Además, domina el mercado de las plataformas, atrae a inversionistas multimillonarios y posee un vasto capital financiero, técnico e informático.
Junto con Google, Apple y PayPal, Facebook ha conformado un oligopolio en Silicon Valley. Además de hacer tratos y compartir inversiones con estas corporaciones, usa los marcos jurídicos estadounidenses a su favor, evade impuestos y terceriza procesos en lugares como Indonesia o Taiwán, donde los salarios son muy baratos y las condiciones laborales, precarias.
Del 2009 al 2015, Facebook fue útil para la organización de distintas protestas y despliegues activistas en Estados Unidos, América Latina, Medio Oriente y Europa. Sin embargo, la interferencia de cuentas en la plataforma a manos de la consultora Cambridge Analytica ocasionó que el ensamblaje se volviera hermético y le cerrara el paso a la acción pública, argumentando que reforzaría sus políticas de seguridad. Por ende, hoy en día, Facebook prioriza las agendas globales y patrocinadas, por encima de las luchas locales o sectoriales.
Para conocer mejor a sus usuarios, Facebook utiliza el extractivismo de datos, que es la recolección de información personal, tal como la ubicación de la o el usuario, su historial de navegación, su dirección IP, el número de serie de sus equipos, los contactos de su teléfono, sus archivos, y sus contraseñas.
El extractivismo de datos puede ser perjudicial para las democracias, pues hace que algunos partidos políticos o grupos de interés patrocinen contenidos y convocatorias en Facebook, aprovechándose del perfilamiento comercial. A la propagación selectiva de discursos para sesgar o manipular los debates públicos se le conoce como datacracia, y puede conducir a la desinformación, al catastrofismo o a la guerra sucia digital.
Con el fin de alimentar sus bases de datos, Facebook puede ejecutar procesos de vigilancia; por ejemplo, la geolocalización de usuarios, el monitoreo y censura de cuentas y contenidos, o la contratación de hackers que detecten anomalías en la plataforma.
En México, Facebook ha conseguido que las empresas más grandes inviertan sumas millonarias en publicidad sin restricciones, gracias a que guarda cercanía con las instituciones del gobierno mexicano. Asimismo, ha motivado que los principales partidos políticos utilicen la plataforma para ganar votantes o simpatizantes, mediante el patrocinio de anuncios.