Edit Content
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Andrea Vanessa Martínez Martínez / Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan
Picture of Dayane Itzel Ortiz Vásquez

Dayane Itzel Ortiz Vásquez

Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza

Soy Dayane, pero me gusta que me digan Dayis. Soy una mujer que ama escribir, una futura doctora, amante de su puffis y de la luna . Me gusta mucho ver el lado bueno de las cosas, lee, estar con mis amigos y recorrer la Ciudad de México. Pero sobre todo soy una mujer que busca ser feliz y estar en paz durante toda su vida.

Para el amor y las penas, un bolero

Número 10 / JULIO - SEPTIEMBRE 2023

Con esta música de fondo, se entretejen las pasiones del ser humano

Picture of Dayane Itzel Ortiz Vásquez

Dayane Itzel Ortiz Vásquez

Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza

Tenía 10 años, la sonrisa inocente, la vida por recorrer y unas ganas tremendas por crecer cuando, sin saber, me darían el consejo de amor más grande de mi vida.

La casa de mi abuela, como cada tarde de celebración, olía a la sopa más exquisita, al guajillo del pollo en mixiote y al amor más puro que en la vida he de tener. El trío Los Panchos  sonaba por toda la casa y yo odiaba escuchar una y mil veces “sabor a mí y sin ti”, pero amaba escuchar a mi abuela cantar mientras cocinaba.

Todas las celebraciones me sentaba en el sillón a lado de mi abuelo a quejarme de las canciones y del afán que tenían con repetirlas una y otra vez. Aunque lo evitaba con todas mis fuerzas, durante los días siguientes los versos de aquellas canciones se apoderaban de mí, día y noche. Hasta que un día llegué a tararearlas junto a mi abuela. Ante su sorpresa, pausó la grabadora, me sonrió y me dijo: “Sabía que te iban a gustar, mi amor, los boleros son historias de la vida. De esas historias que, o hacen amar más a un corazón, o te lo rompen en mil pedazos”.

Y así fue, habrían de pasar unos años y habrían de romperme el corazón para entonces entender que las historias de amor crecen con boleros de fondo y se apagan con boleros y lágrimas.

Dicen que el amor es el sentimiento más antiguo del mundo, pero yo no creo eso.

En realidad no quiero sonar como una rebelde hacia el amor o como alguien que lo odia, porque es todo lo contrario. Sé que es muy arriesgado mi comentario y que muchas personas tendrán una opinión diferente a la mía porque su amor nació en diferentes circunstancias y con diferentes vidas. Para algunos nació por una coincidencia de horarios y tiempo en un lugar determinado, para otros bajo las estrellas en una fiesta con amigos en común, para Citlalli en una tarde soleada en una cafetería de la Ciudad de México, y para mí el amor nació  en 1883 en una calurosa tarde en Santiago de Cuba con el primer bolero “Tristezas” escrito por José Pepe Sánchez. El amor nació cuando nacieron los boleros.

Y así podría seguir contando las historias de amor más encantadoras para al final concluir que el amor nace cuando las miradas se cruzan y se hacen una misma, cuando el brillo de sus pupilas se convierte en el tuyo  y el de las tuyas en el suyo, y cuando el roce de sus manos  apaga el fuego que arde dentro de ti.

Así es el amor, nace cuando dos almas, sin importar tiempo, hora y espacio, se funden para  hacerte sentir lento, calmado, en conexión y con sintonía como un compás de dos por cuatro, como un bolero.

Aunque me gustaría creer que los boleros son eso, amor, no es así. Y es que naturalmente todo es un ciclo. Lo que empieza  termina y lo que termina desafortunadamente no siempre vuelve a empezar. El amor tiene sus pros y sus contras, aunque a veces es mejor quedarse con los pros. Porque para el amor los contras te arrastran, te hunden, te hacen débil, te llevan a un hoyo, y en ese hoyo te hacen desear no haber amado. Te hacen vivir con el corazón roto.

Tener el corazón roto es de los peores juegos que nos hace jugar la vida y de los mejores narrados por un bolero. Si tuviera que describir el cómo es vivir con el corazón roto evocaría  a un cigarrillo, a su cigarrillo. Ese mismo que me acompaña con boleros todas las noches, del que me hice viciosa solo para recordarlo, el mismo que mientras me consume me hace sentirlo cerca, me hace sentir menos rota, me hace sentir que nunca tuve el corazón roto.

Me gusta pensar que durante toda nuestra vida habrá muchos corazones rotos. Si no, Julio Jaramillo no hubiera escrito su bolero “Cuando llora mi guitarra” para así explicarnos lo que se siente cuando se tiene un corazón roto, cosa que no se lograría ni con mil palabras que contenga este texto. 

Vivimos de amor y morimos por él, la ironía más grande la vida, y en esta guerra nos salvan los boleros.

Por eso los boleros van más allá de su definición ortodoxa: un tipo de género musical cuyo origen se remonta a Cuba, con un ritmo romántico, suave, lleno de cadencia cuyos ritmos surgieron del folklore cubano, del danzón y la habanera. Los boleros son amor, sueños, gloria, placer, conexión; son desamor, soledad, calma, llanto, llamadas sin responder y amores que no son correspondidos. Los boleros son aquello que no nos atrevemos a gritarle a la cara de nuestro ser amado, aquello que llevamos en el alma y no nos atrevemos a sentir. Todo eso escrito con tal deleite que te hacen bailar. Sí, como me dijo mi abuela, los boleros son historias de la vida, historias que, o te hacen amar más a un corazón, o te lo rompen en mil pedazos. Pero para entender esto debemos amar con el alma y aprender a vivir con el corazón roto.

Más sobre Aluxes, aliens y nahuales

Dos formas opuestas de ver la muerte

Dos formas opuestas de ver la muerte

Por
¿En qué se diferencian Día de Muertos y Halloween?

Leer
Tras la mirada de los nahuales: un viaje desde la Psicología Social

Tras la mirada de los nahuales: un viaje desde la Psicología Social

Por Óscar Alberto Pérez de la Rosa
¿Qué tienen que ver los nahuales con la psique?

Leer
El mito y la leyenda, reflejo de cosmovisión

El mito y la leyenda, reflejo de cosmovisión

Por Eduardo Gabriel Pérez
Las tradiciones indígenas conforman la identidad colectiva de todxs lxs mexicanxs

Leer
La humanidad: Un infinito de historias infinitas

La humanidad: Un infinito de historias infinitas

Por Natalia López Hernández
Las historias que construimos son una extensión de nuestra humanidad

Leer
Para cada suceso paranormal, tenga a la mano a un gato

Para cada suceso paranormal, tenga a la mano a un gato

Por Marlen G. Arzate
Mitos y leyendas que se crean en sociedad

Leer
¿Qué importancia tienen los mitos?

¿Qué importancia tienen los mitos?

Por Pablo Fabián Ruíz
El mito como creador de realidades

Leer

Deja tus comentarios sobre el artículo

Para el amor y las penas, un bolero

3 respuestas

  1. Que hermoso texto, y muy cierto!! qué difícil y necesario el amor. Me hiciste recordar las palabras de mi abu,el amor es tan dulce pero en muchas ocasiones tan amargo. Felicidades, me atrapaste en tus palabras.

  2. Y a pesar de todo, no tienes idea de lo que para mí significa leer una pluma cada vez más talentosa. Más que orgulloso, estoy feliz de que este mundo te pueda seguir leyendo. ¡Felicidades!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

19 − 14 =