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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Foto de León Ramisan / Pexels
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Pablo Andrés Hernández

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy egresado de la carrera de Ciencia Política. Orgullosamente Hñähñü. Me gusta la Historia, la Numismática, la Filatelia y apreciar el arte. Aficionado al béisbol.

Entre sones y huapangos

Número 10 / JULIO - SEPTIEMBRE 2023

La cultura musical de los hñähñu del Valle del Mezquital frente al mundo

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Pablo Andrés Hernández

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Rä thuhu rä kutyats’i habu k’ats’i rä ro’mui rä ndäte degä Hñähñu

La música es la ventana donde se asoma el alma y corazón del hñahñu. 

Dominio Público

 

Entre la Sierra Gorda queretana y la Huasteca Hidalguense se encuentra el Valle del Mezquital, una amplia región que históricamente ha sido hogar del pueblo Hñähñu. Conservando tradiciones ancestrales junto a las influencias derivadas de la época colonial, las comunidades de esta zona han ido construyendo una identidad propia al pasar de los siglos. En esta obra colectiva ha sido fundamental la música y en especial dos géneros que dan identidad a la región: el huapango y el son. 

La etnia Hñähñu u Otomí está presente en ocho entidades federativas, entre las cuales destaca el estado de Hidalgo. Según datos del último censo, existen alrededor de 650 mil personas identificadas con este pueblo. Históricamente han poseído un modo de vida trashumante, el cual se debía adaptar a las condiciones de territorios semiáridos en que vivían, hasta que al arribo de los españoles, los indígenas fueron congregados en distintos asentamientos. A partir de este periodo, los hñähñu asimilaron algunas influencias que llegaron a México con las actividades de los conquistadores, lo cual les permitió construir su propia identidad, de la cual el huapango o son es la expresión musical por excelencia. 

El origen de este género se puede rastrear hasta el siglo XVII, cuando los jornaleros indígenas solían expresar sus sentimientos mediante el canto tras largas jornadas de trabajo bajo el ardiente sol que cotidianamente abraza los campos de la región. Sobre esta base, la población autóctona fue construyendo con el correr de las generaciones una expresión musical propia que al día de hoy se distingue por el uso del falsete y el zapateado, así como su interpretación en tríos compuestos por un guitarrista, un violinista y un jaranero.

Cabe aclarar que la única diferencia importante entre los términos citados radica en que el huapango era una composición con una letra definida, mientras el son era una pieza para que los intérpretes improvisaran sus versos al momento de la interpretación. Por este motivo, ambos vocablos pueden utilizarse de forma indistinta para denominar al género musical típico de este rincón del país. 

Describir con profundidad el pensamiento reflejado en cada huapango y son compuesto en la región del Valle del Mezquital resulta una tarea difícil de lograr en un texto breve. Por esta razón se presentan a continuación algunas temáticas representativas del lugar presentes en las canciones con mayor difusión de este género, por medio de las cuales sus artistas pretenden mostrar al mundo la riqueza de sus comunidades. 

Los paisajes semidesérticos que caracterizan a esta región son retratados por los huapangos junto a la flora nativa de estos lugares, entre las cuales sobresalen los cardones, biznagas y magueyes. El aprecio de los habitantes de la región por estas especies se debe a que otorgan frutos como las tunas, que constituyen una parte fundamental de la alimentación del pueblo Hñahñu. Asimismo el maguey es la fuente de uno de los productos más apreciados en la región, así como en el resto de México; el pulque, mismo que desde la época prehispánica es la bebida típica por excelencia.

La fauna del Valle del Mezquital es otro tema presente en los huapangos y sones. En este sentido, destacan “El Querreque” y “El Tejoncito”. El primero hace referencia al nombre que recibe en esta región el pájaro carpintero, mismo que alude al sonido que produce al chocar su pico contra los árboles; esta especie abunda en esta parte del estado y con sus trinar alegra la mañana de sus pobladores. El segundo alude al tejón mexicano, también llamado coatí, el cual es un mamífero abundante en casi toda la geografía mexicana. Según la sabiduría popular, este animalito es responsable de la desaparición de mazorcas en los campos, así como del aguamiel (a partir del cual se obtiene el pulque) en los magueyes; esta situación fue resaltada por el compositor de este son. 

Al cantar la belleza de este territorio junto a sus animales y plantas característicos, los hñähñu muestran un profundo amor y respeto por la naturaleza que les rodea y de la cual obtienen en gran medida sus medios de subsistencia. Lo anterior constituye uno de los valores fundamentales que han permitido la cohesión de quienes integran esta etnia. El otro gran valor de este pueblo es la solidaridad entre los habitantes de las comunidades y que también se encuentra presente en la letra de algunos sones, particularmente “El Hidalguense” y “Mi Zimapán”, cuyas letras aluden a este rasgo distintivo de los pobladores del lugar. Este apoyo mutuo ha permitido la superación de las diferentes adversidades que los indígenas han debido enfrentar a lo largo de la historia.

Los valores descritos anteriormente han sido claves para la supervivencia del pueblo hñähñu, así como la conservación de su identidad, costumbres y expresiones culturales. Las comunidades del Valle del Mezquital han sido capaces de organizarse en momentos cuando está en juego la conservación del territorio, así como de sus formas tradicionales de vida. La lucha de los indígenas de Zimapán frente a los megaproyectos mineros que han pretendido realizar algunas compañías transnacionales (principalmente canadienses) constituye un gran ejemplo de lo anterior. De no poseer una cultura propia, los hñähñu no habrían podido resistir a tales embates.

En suma, cantar las costumbres, los valores y las riquezas naturales presentes en el paisaje agreste del Valle del Mezquital ha contribuido en la construcción de una identidad frente al mundo por parte del pueblo hñähñu. Al mismo tiempo, los indígenas de la región han cobrado conciencia del valor del territorio en el que han nacido, circunstancia necesaria para la defensa y conservación del mismo. 

 

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