LA ANCIANA Y EL VIEJO ÁRBOL.
Por Sebastián Guzmán Luna
Mi madre me contó que hubo una mujer a quien se le murió su esposo, justo cuando nació su hijo.
ME’TIK SOK YIJIL TE’
Por Sebastián Guzmán Luna
Jich sjoyob ya xcholilaben te me’, te bit’il ayla tul ans te ch’aylabel ta k’inal te smamlal k’ala te bi’t’il tojk’el a’ te skerem alej.
Ndito xinio, Tuñuchi tichi kivi tichi nu ke’e
Por Hermenegildo López Castro
Kati tu’un vati tacha naa inio cha cha’nio cha chini tuni ku che’e, soko tuñu cha chini tunia tuñuchi tichi kivi tichi nu ke’e. Ta in ta in ñi xuve’e ta va sana’añi chi se’eñi, ta in ta in mao ta va kuisoyo cha chini tunia.
Empatías
Por Manuel Varese Cabrera
Me da el hambre que no es mía…
Un cuidador poético. Poemas de Antonio Nazzaro (selecciones)
Por Antonio Nazzaro
Existe una cotidianidad que duele y no obstante, así continúa su marcha hacia la hermosura. Solemos olvidar este principio vital que puede salvarnos, o al menos, consolarnos.
Desmoral
Por Isidro Alterrealista.
Desmoral hay días sin sol ni luna sonrisas heladas como el inicio de un duelo y puertas al vacío hay caminos sin dirección ni sombra y pesares placenteros como esos que llevan a la meta
La última flecha (selecciones)
Por Didier Armas.
La historia y la poesía son un dúo inseparable en el recuento de la memoria humana. Más allá de considerarles disciplinas distantes, podemos verlas a manera de complementos, como sugirió José Emilio Pacheco. Esto último lo demuestran obras como La última flecha, libro que se hizo acreedor al “Premio de Poesía Félix Dauajare 2023”, del escritor potosino Didier Armas, quien amablemente nos envía un adelanto editorial para Revista Tlatelolco.
Pojpoj Chan
Por Sebastián Guzmán Luna.
K’alal la te bit’il pastajel to a’ te balamilalej. Aylaj mamal pojpoj chan te xekel te’ a te ta banti ora ya’tik ya xcha’ybel te ja’ ta banti Yochibej.w
Hay textos que se escriben solos
Por Ramiro Noriega Fernández.
En otras palabras, Gustavo Garzón, el escritor, como Vallejo, Parra, y por ese camino Bolaño, tal vez sin saberlo, había establecido un andamio de dudosa estabilidad. Esa arquitectura es la de la apertura, o si quieren, del capullo, o si quieren también, la de la placenta que nos aloja por un tiempo y que luego abandonamos para siempre, como si nuestro destino fuera eso, el exilio, la ausencia, la soledad.