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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
crédito: Nelly Elaine Camarillo Ramírez / FES Iztacala
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Julio César Pérez Martínez

Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala

Soy un chico alegre, curioso y apasionado por los temas de género, diversidad y sexualidad. Me emociona aprender cosas nuevas.

¡Yo me defino!

Número 9 / ABRIL - JUNIO 2023

Resistir y existir en una sociedad machista y homofóbica

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Julio César Pérez Martínez

Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala

En los últimos años, dentro del contexto académico y cotidiano, ha tomado relevancia una discusión que ha sido capaz de fragmentar a la población, generado un sinfín de opiniones y posturas, incluso, me atrevería a decir que se ha podido observar un choque generacional entre jóvenes y adultos en torno al tema del “lenguaje inclusivo” o “no binario”.

A raíz de esto, el presente ensayo pretende hacer un análisis crítico y reflexivo sobre algunas de las disyuntivas que permean este fenómeno tan peculiar, en el que sostengo, que el lenguaje es inherente para la adquisición de la identidad, especialmente para aquellas personas que durante años, han sido invisibilizadas y apartadas de la sociedad.

Para dar inicio a la discusión, hay que recordar que el lenguaje, es entendido como aquel sistema de signos, que a lo largo de la historia ha sufrido modificaciones y que nos permite comunicarnos por medio de códigos orales o escritos (Ugalde, 1989).

En cambio, la identidad implica un proceso constante de autodefinición y se ve expresada a partir de las descripciones y las valoraciones que la persona hace de sí misma (Vargas, 2007). De ahí que el lenguaje sea constitutivo para su conformación en tanto que los individuos, recurren a él para llevar a cabo la definición de su propia identidad.

Por otra parte, es bien sabido que durante siglos, tanto las mujeres como las personas pertenecientes a la diversidad sexual han sufrido de distintas formas de opresión, siendo excluidas del ámbito público y borradas de la historia de la humanidad, particularmente dentro del contexto académico, pues desde la ciencia, disciplinas tales como la psicología, la medicina y la psiquiatría, se han encargado de postular teorías que patologizan las experiencias y vivencias subjetivas de los individuos desde el parámetro de “lo normal” (Guash, 2007). Interfiriendo con el sano desarrollo y búsqueda de la identidad personal.

Y dada esta circunstancia, es que ha surgido todo un movimiento social y revolucionario que intenta cuestionar “las normas” que han imperado en el estudio del ser humano, generando así, discusiones en torno a ¿por qué se habla de la historia del hombre y no también de la mujer?, ¿o por qué se prima la heterosexualidad como la única forma de vivir y expresar la sexualidad?

Ciertamente como sociedad, en nuestro afán por querer comprender el mundo que nos rodea, nos hemos visto en la necesidad de crear categorías mutuamente excluyentes, y desde la gramática, esto pudiera verse reflejado en la existencia del género femenino y masculino dentro de nuestra lengua, pero entonces, ¿dónde queda lo neutro?, ¿cómo se puede representar a aquellas personas que no encajan con ninguno de los dos géneros?

Frente a estos dilemas, es que se está apostando por un lenguaje que no deje fuera a las mujeres ni a las personas que integran el colectivo LGBTIQ+. Un lenguaje que no se quede únicamente con el binarismo de género que impregna nuestro vocabulario.

Un lenguaje al que se le ha estado llamado “inclusivo” o “no binario”, situación que sigue dando mucho de qué hablar, pues varios detractores del tema se basan en lo que la RAE estipula como lo “correcto” para el uso del lenguaje, sin embargo, ¿alguna vez nos hemos puesto a pensar en quiénes son los que están detrás de esta institución?

Resulta interesante que en la actualidad, de los 41 integrantes que conforman esta Academia de la Lengua, únicamente 8 sean las mujeres encargadas de velar por las normas gramaticales y el uso correcto del idioma, mientras que todos los demás integrantes, sean hombres (Maqueda, 2022).

¿Qué nos querrá decir esta situación?, ¿por qué en pleno 2023 las mujeres siguen siendo opacadas?, ¿en qué momento se hace presente la paridad y la interseccionalidad en esta toma de decisiones?

Desde una perspectiva de género, el lenguaje se ha visto influenciado por discursos androcentristas, esto es, desde miradas que legitiman el genérico masculino sobre el femenino, lo que ha dado como resultado, una ginopia en nuestra cultura que no nombra ni reconoce a las mujeres, así como a otras identidades de género, y por lo tanto, a otras perspectivas de la sociedad (Bach, 2015).

Asimismo, el lenguaje también ha sido utilizado para denigrar, invisibilizar y menoscabar los derechos de otras personas. Pensemos por un momento en aquellas palabras o frases, que han y siguen siendo utilizadas para referirse a las mujeres de manera despectiva, o aquellas que son usadas para nombrar con una connotación negativa a las disidencias sexuales y a otros sectores de la población. Ejemplos claros y contundentes que demuestran la violencia simbólica que permea nuestra existencia.

Me pregunto entonces, ¿acaso la sociedad también juzga con el mismo valor y con la misma intensidad, estos peyorativos que durante años, se han utilizado para referirse a otro ser humano en función de sus propias características?, ¿por qué resulta “violento” decir “todes”?, ¿tiene algo de malo mencionar a “hombres y mujeres”, “niños y niñas” por igual?

Como respuesta, instituciones académicas han alzado la voz frente a esta forma de subordinación, entre las que destaca la Universidad Nacional de San Martín en Argentina, misma que reconoce el uso del lenguaje inclusivo como una forma de reivindicar la participación política del movimiento feminista y del colectivo LGBTIQ+ a partir de su reconocimiento identitario (Fredes, 2021), asimismo, el Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, en el año 2022 dio a conocer su “Antimanual de la lengua Española” para un uso del lenguaje no sexista (Belausteguigoitia et al., 2022), acontecimientos que sin duda, están marcando un precedente en la historia de los movimientos sociales y lingüísticos del mundo.

Considero firmemente, que el hecho de reivindicar nuestras vivencias, en un país donde han prevalecido las ideologías machistas y homofóbicas, nos recuerda que como juventudes, el camino hacia la igualdad continua.

Esperando que lo hagamos hoy, repercuta de manera significativa en las nuevas generaciones, en las que anhelo, que el odio y la marginación no les arranquen la inocencia ni la ilusión de convertirse en aquello que desean ser, y que por el hecho de nombrarse desde su identidad como mujeres, homosexuales, transexuales y bisexuales, no las haga sentirse menos merecedoras de amor, de cariño y de respeto, y que por el contrario, sea motivo de orgullo y de resistencia.

De esta manera, concluyo que “el lenguaje inclusivo” o “no binario”, surge como una contraposición al androcentrismo y como una forma de dar visibilidad a lo que por años, ha sido callado y ocultado, por ende, el lenguaje es y seguirá siendo constitutivo para la conformación de la identidad de las personas, dado que es utilizado como una herramienta a partir de la cual, el individuo se apropia pare referirse a sí mismo y crear las descripciones que lo convierten en un ser único y diferenciado de los demás, permitiéndole a su vez, expresarse y abrirse al ámbito público, que no es otra cosa que reconocer su propia visibilidad en el mundo.

Entiendo que esta forma de expresión pueda resultar compleja y difícil de entender y asimilar. También es comprensible que lo desconocido nos genere miedo, incluso rechazo a estas nuevas formas con las que se intenta abordar la realidad, por lo que desde aquí, hago un llamado a la comprensión y a la empatía, ya que estoy convencido que lo que se busca, es cambiar el mundo para bien y poder construir de manera conjunta, una mejor sociedad en la que quepan todos, todas y todes.

Para que ninguna persona se quede fuera de la historia de la humanidad ¡Nunca más!

Referencias

Bach, A. (2015). Para una didáctica con perspectiva de género. UNSAM Edita.

Belausteguigoitia, M., Chaparro, A., García, M., Maciel, J., Moreno, H., Tapia, A., Torres, C. y Vásquez, S. (2022). Antimanual de la lengua española : para un lenguaje no sexista. Centro de Investigaciones y Estudios de Género.

Fredes, L. (20 de septiembre de 2021). La UNSAM habla en lenguaje inclusivo. Noticias UNSAM. httpss://noticias.unsam.edu.ar/2021/08/27/la-unsam-habla-en-lenguaje-inclusivo/

Guash, O. (2007). La crisis de la heterosexualidad. Editorial Laertes.

Maqueda, A. (6 de noviembre de 2022). Solo hay ocho mujeres en los 41 sillones ocupados de la RAE. Newtralhttpss://www.newtral.es/mujeres-sillones-rae/20221106/

Ugalde, M. (1989). El lenguaje: caracterización de sus formas fundamentales. LETRAS, (20-21), 15-34.  Vargas, E. (2007). Sexualidad… mucho más que sexo: una guía para mantener una sexualidad saludable. Ediciones Uniandes.

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¡Yo me defino!

2 respuestas

  1. Me encantó el texto, da una pauta para reflexionar en la importancia que el lenguaje y en la forma de referirse a las personas. Así mismo me encanta que desde este escrito se da la importancia de ser incluyentes, empáticos y comprensivos con los demás seres que nos rodean. El lenguaje inclusivo puede muchas veces ser difíciles de comprender, y hasta algunas veces un poco ridículo, pero su importancia radica no solo en el comunicar, si no que en el fondo , se busca la forma de incluir a todas aquellas personas que por años han sido invisibles y a todas aquellas qu tratan de alzar la voz en esta sociedad que cómo dice en el texto, aún está en procesos de cambio y en el cual queremos que todas las personas quepan y sean visibilizadas.

    Me encantó 😁😁😁

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