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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Foto de Mikhail Nilov / Pexels
Picture of Juan Diego Pérez Lides

Juan Diego Pérez Lides

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8 Miguel E. Schulz

Soy un joven de 18 años el cual le gusta escribir historias

Noches en silencio

Número 8 / ENERO - MARZO 2023

¿Cómo defines al dolor?

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Juan Diego Pérez Lides

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8 Miguel E. Schulz

¿Cómo defines al dolor? O mejor dicho, ¿qué es para ti el dolor? O te planteo una mejor pregunta: ¿has experimentado dolor? Para cada uno de nosotros es diferente ese sentimiento que nos hunde y nos mata lentamente, aquel sentimiento que nos moldea como personas. A veces nos cuestionamos ¿Por qué tenemos que sufrir? ¿Para qué es bueno el dolor? Son miles de preguntas que nos invaden y nos hace cuestionarnos quiénes somos en realidad.

El dolor destroza el alma, nos hace sentirnos vacíos, rotos y que la esperanza se ha acabado; lo cierto es que esto nos transforma en alguien nuevo, en alguien más fuerte. Pero para qué entiendas con más precisión mi punto de vista: ¿recuerdas cómo has experimentado ese sentimiento de vacío? Y ahora quiero que lees a continuación estas historias que te ayudarán a profundizar más en el dolor:

  • Aquel día estaba triste y sola, había perdido a mi mejor amiga; ni siquiera sabía qué era lo que pasaba entre nosotras. Solo sé que de la nada me dejó hablar ¿Habré hecho algo mal? ¿Por qué me trataba de esa manera? ¿Estará todo bien en su casa? Sólo quería que supiera que no estaba sola, pero ahora, ¿qué podía hacer? Había tratado hablar con ella, pero me ignoró. Aquel acto provocó en mí, una herida que se convirtió en mil lágrimas que me susurraban que la había perdido. Aquel instante descubrí dos cosas: las personas que tu amas pueden lastimarte y la amistad también llega a doler. Hablé con varios de mis amigos sobre lo que estaba pasando, me dieron consejos y todo, pero en el fondo nadie comprendía el dolor con el que estaba cargando. Solamente yo entendía lo que sentía, sólo yo había escuchado mis lamentos, nadie más podía comprender con toda totalidad el dolor que sentía. Aquella noche en la que miraba las fotos con ella, en la que recordaba todos los momentos que habíamos pasado juntas, el alma me habló y me dijo: “Todo va a estar bien”.
  • Las estrellas me hablaban mientras las lágrimas replicaban a gritos que todo iba a estar bien. Las voces dentro de mi cabeza me recordaban una y otra vez todo lo que había hecho mal. Todos los días tengo que librar una batalla contra mí mismo, una batalla que lucho a diario y nadie lo sabe. Pero aquella noche parecía que todo se había acabado para mí, el peso de mi corazón era insoportable y las voces dentro de mí me recordaban una y otra vez que todo era mi culpa. Había perdido a varios amigos, la persona que me gustaba me rechazó, entonces sólo podía ver cómo mi vida se estaba desmoronando justo enfrente de mí. Sentía como aquella oscuridad me iba invadiendo y como caía en ese profundo abismo. Me sentía completamente solo y lo único que quería en aquel instante era desaparecer de este mundo. ¿Todo es mi culpa? ¿Qué he hecho mal? ¿Por qué todo esto me sucede a mí? Aquellas preguntas rondaban en mi cabeza, pensaba una y otra vez tratando de encontrar una respuesta; pero lo único que siempre encontraba era sufrimiento y dolor. En aquella oscuridad en la que estaba sumido comprendí dos cosas: No siempre tendrás a alguien para que te levante y que la única persona que se queda contigo hasta el fin, que comprende con completa seguridad todo tu dolor eres tú mismo.
  • Hay lágrimas que no salen de los ojos, dolores que uno decide callar, todo para no ser una carga para los demás. A veces cuando nos preguntan cómo estamos, comúnmente respondemos “bien”, cuando en el fondo quisiéramos decir que hay una tormenta dentro de nosotros. Callamos porque queremos hacernos los fuertes, pero en el fondo somos como un cristal que se rompe ante cualquier golpe. En la profundidad de cada uno de nosotros se hallan secretos que nos consumen lentamente, todos estamos atrapados entre la verdad y la mentira, entre ser sinceros con nosotros mismos o seguir mintiéndonos; entre el dolor que nos causan esos secretos o ser felices si escogemos la libertad. Cada pedazo de lo que somos no es más que el resultado de experiencias, de dolores, secretos, lágrimas y pérdidas. Cada uno de nosotros es el conjunto de momentos y razones, llevamos cicatrices eso es cierto, pero también llevamos espinas en el alma que nos lastiman y nos hacen sangra de vez en cuando. Somos aquellos que resisten el camino llamado vida, pero que durante el proceso perdieron una parte de su ser.

Todas las anteriores historias nos muestran cómo el dolor está presente en nuestras vidas. Cada uno experimenta el dolor de manera diferente, cada uno carga con sus propios monstruos interiores, todos luchamos una batalla a diario con nuestro peor enemigo: nosotros mismos.

Pero al final todo lo que se vive, lo hace ser uno más fuerte. Es cierto que a veces nos perderemos y será difícil encontrarnos; habrá ocasiones en la que perdamos la esperanza; en las que estemos cansados de nosotros mismos; pero en aquel instante sólo nos queda recordar que vale la pena intentarlo una vez más. Cada uno es testigo de su propio dolor, de cómo algunas noches parecían eternas, del silencio de su alma. Aquellas noches en las que uno se tira en su cama a llorar, en la que sentimos que todo ha perdido sentido, yo las llamo “Noches en silencio”.

Cada protagonista de las historias anteriores, vivieron sus propias “Noches en silencio”. Estuvieron solos y solo ellos sabían el dolor con el cual estaban cargando; pero algo les puedo asegurar: Cada uno de ellos salió adelante. Es cierto que el mar inundaba sus ojos, que las espinas lastimaban su corazón y que la oscuridad los consumía; pero a pesar de todo decidieron salir adelante. No es que de la noche a la mañana ya estaban bien, ¡no! sino que entendieron que el dolor forma parte de la vida y que debemos de aprender a vivir con él. No ha sido fácil el proceso que han tenido que vivir, a veces han vuelto a caer; pero todo eso está bien porque eso nos hace recordar que solo somos humanos.

Si ellos han podido salir adelante, ¿por qué tú no? Así que yo te digo querido lector:

No te rindas, eres más fuerte de lo que crees. Está bien si a veces sangras, si a veces crees que ya no vas a poder. Todo lo que sientas está bien porque todo forma parte de un proceso. Yo creo en ti, y si nadie te lo ha dicho eres muy importante, vales demasiado y créeme algún día la luz regresará. Eres muy fuerte y muy valiente porque has luchado contra todos esos monstruos tú solo. Por favor nunca dejes de luchar y siempre sigue adelante.

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