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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Luis Quintero
Juan Diego Pérez Lides

Juan Diego Pérez Lides

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8, Miguel E. Schulz

Soy un joven de 18 años el cual le gusta escribir historias

Las palabras sanan, las palabras hieren

Número 5 / ABRIL - JUNIO 2022

Las palabras son mágicas, con ellas creamos realidades, por eso es importante usarlas con conciencia

Juan Diego Pérez Lides

Juan Diego Pérez Lides

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8, Miguel E. Schulz

Alguna vez te has preguntado, ¿cuál es el poder de las palabras? Creo que muy pocas veces nos hemos hecho esta pregunta. Sin embargo, son lo más poderoso que tenemos los seres humanos: cada palabra que salga de tu boca puede provocar un efecto diferente; puede ayudar a alguien o perjudicarlo.

Las palabras o comentarios que escuches y digas, son marcas que se quedan guardadas en el corazón y con las cuales se tiene que vivir. Mira, querido lector, las palabras son algo tan poderoso porque pueden provocar una herida muy profunda que es difícil de curar.

Pero, ¿dónde aprendemos qué decir y qué no? ¿Dónde nos enseñan qué palabras usar y cuáles no? Este primer lugar donde nos enseñan cómo hablar o cómo actuar ante las personas es en la familia. Desde ahí aprendemos qué palabras son las que hay que usar. Desde chicos hemos escuchado comentarios tanto buenos como malos. A veces nos han dicho “Eres un niño muy listo” y en otros casos nos han dicho lo contrario. Siendo muy pequeños nos callábamos ante estos comentarios, pero al crecer y darnos cuenta de lo que pasa empezamos a contestar y decidir qué es cierto y qué no.

Si de pequeños escuchamos cómo nuestros padres usaban comentarios hirientes hacia nosotros, los empezamos a usar hacia los demás; y por el contrario, si nos dijeron comentarios de cariño y respeto, también eso reproducimos.

Ahora bien, después de la familia el siguiente lugar donde te desarrollas como persona es la escuela. En este lugar tienes que convivir con cientos de ideas y pensamientos, con comentarios que te pueden herir o que te pueden ayudar a ser mejor persona.

En este nuevo ámbito de nuestra vida solemos escuchar comentarios como: No seas una niñita, ¿Por qué no actúas así?, Eres horrible, No seas llorón. Al principio parece que todas estas palabras no tienen ningún efecto, pero al pasar el tiempo afectarán cada vez más.

Llega ese momento en el que nos volvemos adictos a cierto tipo de comentarios que todos los días los repetimos, por el simple hecho de creer que lo que nos dicen es lo que somos. El resultado de todo lo anterior es una depresión y ansiedad que parece que no tiene solución ni salida.

Querido lector, te voy a poner dos ejemplos para que te des cuenta de qué manera afectan las palabras a los demás y sobre todo que, aunque lo quieres negar, esos comentarios los habrás dicho en algún momento de tu vida:

  1. Ves a una compañera que está llorando y lo primero que le dices es: “¡Ey, eres una dramática!”¿Sabes cómo afectará ese comentario a tu compañera? ¿Estás consciente de lo que acabas de provocar? Dime, ¿realmente lo sabes?
  2. Ves a alguien que está solo y sin amigos y lo primero que le dices es: “Qué raro eres, te mereces estar solo”. Al principio parece que este comentario no tiene ningún efecto en la otra persona, pero poco a poco lo afectará más sin que te des cuenta. Y ahora responde, si te hubieran dicho lo mismo, ¿qué sentirías? ¿Te has puesto a pensar alguna vez qué es lo que siente la otra persona?

Estos ejemplos que te he puesto demuestran cómo las palabras tienen grandes consecuencias en un ser humano.

Mi querido lector, has leído hasta ahora cómo desde muy pequeños estamos expuestos a cientos de comentarios, pero esta etapa es solo la primera de las muchas que se tienen que recorrer. Y, ¿qué sigue después de la niñez? Correcto: la adolescencia.

Ser adolescente implica cargar con el peso de una sociedad que no sabe lo que dice y lo único que le importa es que tú seas el mejor en todos los aspectos, que seas el mejor en los deportes, en la familia, que seas el mejor… en todo.

Y suele ocurrir que es tanta la presión que a veces quisiéramos derrumbarnos y caer, esperando que nadie se dé cuenta que nos sentimos rotos por dentro, que estamos destrozados y tan sólo quisiéramos escuchar palabras de aliento.

Al estar en esta etapa, estos comentarios nos perjudican más, tenemos que vivir con las comparaciones de nuestros compañeros, de la familia, de todos. Nos hacemos fuertes, pero en el fondo sabemos que podemos ser débiles y caernos ante un soplido.

Y es así que existen cientos de comentarios hirientes que provienen de personas que desde chicos aprendieron eso, porque sabes, lector, esas personas que te han herido con sus palabras también están heridas, ya sea por la falta de cariño o de palabras de aliento que no les han dicho. A ese tipo de personas les cuesta demasiado aceptar que están rotas, pero en realidad lo están y quieren que con sus comentarios tú también lo estés.

Sin embargo, existen personas que con sus palabras de aliento y cariño te ayudarán a sanar esas heridas que tienes. Aún existen personas que te darán una mano para salir adelante, ya sea tu amigo, tu novio o novia, tu fiel confidente, tu mamá o tu papá.

Querido amigo, quiero que comprendas que cada etapa es difícil, que cada una es una nueva forma de vivir. Así que te pido de favor, que a partir de ahora aprendas a usar las palabras de forma correcta y que pienses en los efectos que puedes provocar con lo que digas.

Recuerda que hay que aprender a no tomarnos nada personalmente porque al hacerlo nos herimos más de lo que ya estamos. Es el momento de aprender a tomar esos comentarios de amor y respeto que nos han dicho y a desechar todo aquello que nos hace mal.

Al fin y al cabo no importa lo que digan los demás de ti, querido amigo, ya que tú conoces la única verdad, tú sabes quién realmente eres, sabes que has luchado demasiado y sobre todo que los demás no conocen tu verdadero contenido y solo ven tu exterior.

Tu cura, mi querido amigo, no es más que la verdad. La única verdad es la que se halla en ti y no la que te imponga la sociedad.

Así que este es tu momento para que con las palabras de aliento que te digan o te digas tú mismo, empieces a sanar esas heridas que tienes. Conócete a ti mismo y sé fuerte en esta lucha constante, recuerda que al final de todo siempre habrá alguien que te vea tal y como eres.

Ahora bien, aquí te dejo un poema para que reflexiones un poco y me despido de ti, esperando que este nuevo viaje que realizamos te ayude a ser mejor persona.

Una simple palabra destruye

una vida, una esperanza, una razón.

Enterradas en el corazón,

aquí se quedan esas palabras

que destruyen sin valor.

¿Cuántas veces no he atacado a una persona

diciendo mil palabras que traicionan?

¿Cuántas veces no me han dicho

cosas que me destruyen como persona?

Tanta traición, tanto dolor,

que una simple oración

es lo que ocasiona.

Una palabra de aliento es lo que necesito,

en cambio recibo

mil heridas que me culpo,

repitiendo cada día:

“Esto es lo que yo ocupo”.

Mil palabras me han dicho,

mil palabras he repetido,

y alguna de ellas,

¿se ha perdido?

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