La definición histórica de sexualidad se engloba por el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas al placer sexual. Por otro lado, dentro del contexto anátomico, la sexualidad son las características y condiciones fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan el sexo biológico de cada individuo. El sexo biológico es lo que desde el nacimiento (o incluso antes) nos caracteriza como “machos” o “hembras”, en su expresión más básica, los órganos sexuales determinan el sexo de una persona y solo admite esas dos variables. El género, por otro lado, es el conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, que se construyen en cada cultura y momento histórico con base en la diferencia sexual, este evoluciona con el tiempo y conforme avanzan los ideales sociales. Está fuertemente vinculado a los estereotipos de la época y a los conocidos “roles de género” que asumen que una persona por tener cierto sexo debe tener cierta identidad de género y por esto mismo debe actuar como su género se lo marca. El género se vincula directamente con la atracción sexual, ya que basándonos únicamente en la sexualidad, la heterosexualidad sería la única orientación conocida. Gracias a estas definiciones se han ido reconociendo distintas formas de amar y de amor, pero, ¿qué es amor? El amor se define como el vínculo de afecto que nace de la valoración del otro e inspira el deseo de su bien; por otro lado, según la psicología, el amor va mucho más allá que el tener una afinidad con otra persona. Amar es respetar, conectar y sentirse completamente libre junto al otro. Pero hace muchos años, la antigua civilización griega intentó explicar y definir el amor separándolo en cuatro tipos fundamentales: Philia, Storage, Ágape y Eros. La Philia está vinculada a las amistades, implica cariño y afecto, es fraternal y se basa en promover el bien del otro, normalmente se basa en la admiración e implica tener un aprecio y una alegría real por el bien del otro. El Storage es el amor a la familia, es un amor que se da de forma natural y lo único que puede hacer es aumentar progresivamente, se da en los lazos padre-hijo normalmente, da relevancia al compromiso y es irrelevante la apariencia física, cabe mencionar que también era el término menos utilizado. El Ágape es el tipo más fuerte de amor, debido a su naturaleza desinteresada y honesta, un amor voluntario e incondicional, donde se tiene como base aceptar al otro a pesar de sus imperfecciones, no es nada superficial e implica entrega absoluta, este concepto se adoptó mucho en la religión cristiana. El Eros es un amor efímero, puramente romántico y pasional, su nombre se debía al Dios de la atracción, la pasión y la fertilidad, es un tipo de amor basado en el físico y la sensualidad, se somete a los caprichos del deseo, de ahí su naturaleza efímera, y sin embargo, la naturalidad del deseo lo hace capaz de evolucionar a un amor más profundo. Es bien sabido que los griegos eran de las civilizaciones antiguas más adelantadas a su tiempo, y esta es una muestra clara de ello, ellos clasificaron los distintos tipos de amor, e incluso se cree que aceptaban la homosexualidad, sin embargo, con el paso del tiempo esta aceptación se fue perdiendo, sobre todo con la llegada de la religión cristiana, que, a pesar de ser la representación clara de el tipo más fuerte de amor según los griegos, utilizaban el concepto a conveniencia propia “Dios se sacrificó por nosotros porque nos ama, pero Dios odia a los homosexuales”. Y sin embargo, dentro de esa ironía de Ágape, en la religión había una cierta lógica que iba enlazada también a una vieja creencia griega; por muchos años, esta esparció el rumor de que la homosexualidad era culpa del deseo sexual, ósea el amor Eros, amor por el cual según los griegos, una persona era capaz de volverse loca al someterse a los deseos de sus más primitivos instintos, lo cual, hacía que se creyera a la homosexualidad una enfermedad, un trastorno, una locura, de ahí la creencia popular de que te pueden “curar” o “convertir”. Por lo tanto, históricamente el sexo y el género han sido convertidos en unos de los temas tabú más complejos de tratar, años atrás tuvieron su propia definición como algo nada grave, e inclusive era considerado hasta normal, pero los cambios de ideales y la tergiversación de la religión fue lo que los convirtió en lo que son actualmente, una mezcla de puntos de vista y opiniones que no están en singular armonía.