Facultad de Filosofía y Letras
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Para cualquier humanista —independientemente de su disciplina —la historia, la cultura y la identidad son conceptos medulares en su quehacer diario. En ese sentido, la Historia es una disciplina social que te enseña la pluralidad de identidades, por ello múltiples grupos sociales la usan como elemento común y unificador que da sentido a su identidad, puesto que una de las funciones sociales de la Historia es cimentar el sentido de pertenencia.
Esas fueron las primeras reflexiones que llevé en mi maleta cuando me aceptaron mi intercambio en Argentina para la licenciatura en Historia. Admito que soy privilegiado por la oportunidad de aprender historia argentina contada por argentinos. Hay distintas formas de conocer el mundo, distintas sociedades y una multitud de marcos de pensamiento, todo lo anterior conforma una perspectiva de la realidad, a su vez cimentada en la experiencia.
Un estudiante se cansa de leer sobre el mundo. El viaje de intercambio por 6 meses implica una relación mayor al cosmopolitismo, un alumno de intercambio es obligado a entablar nuevas relaciones en entornos desconocidos e insertar su perspectiva en otro ámbito cultural. Los recuerdos son invaluables, las relaciones interpersonales enriquecedoras y los aprendizajes fomentan el desarrollo profesional.
Confieso que participé en las jornadas de interescuelas elaboradas en Santiago del Estero, conocí la lejana Tierra del fuego y el aclamado Fin del Mundo, aprendí a esquiar en la nieve gracias a buenos amigos en San Carlos Bariloche, me enamoré de una niña de ojitos lindos, contemplé la última isla del mundo, estudié de primera mano la historiografía argentina y viví en carne propia la hiperinflación que aqueja a tan bonita nación.
En otras palabras, yo mismo reitero que voy a extrañar Argentina y sus míticos murales con la figura de Leo Messi y Maradona, el culto al fútbol representado en la rivalidad de los clubes, las calles que combinan modernidad y tradición, el hermoso Océano Atlántico, entre otras cosas.
Nunca habría podido vivir este intercambio por mis propios medios, por ello también extiendo mis agradecimientos hacia el gobierno mexicano y la generosa beca que se me otorgó.Algunos jóvenes mexicanos ni siquiera han viajado en un avión, yo hasta antes de este intercambio semestral me incluía en ese grupo, pero hoy incluso fui hasta el otro lado del mundo y volví sano, salvo, con experiencias inolvidables, grandes amigos, un mayor aprendizaje, el saber de una realidad ajena, un amor imposible, una valija llena de recuerdos para la familia y amigos… y muchas fotografías de paisajes que sólo concebía en mi imaginación.Gracias por esta oportunidad.
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