Facultad de Derecho
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A lo largo del año todas y todos los mexicanos añoramos el primero y segundo de noviembre. No es para menos, porque esas fechas representan una unión familiar que traspasa los límites de la vida y la muerte. No solo son los días donde lo sobrenatural y místico se hacen presentes, sino también es el momento donde nuestros seres queridos viajan desde el Mictlán para pasar tiempo con nosotros, los que aún permanecemos en este plano terrenal.
Sin embargo, no es la única fecha relacionada a eventos paranormales en México, porque también existe el día 31 de octubre. “La noche de brujas” o Halloween es una fecha de origen anglosajón y tiene como antecedente el Samhain, festividad en la que los muertos regresaban a sus hogares. Esta celebración es llevada a Estados Unidos y es adaptada al capitalismo globalizado. El repartir dulces, por ejemplo, tiene sus orígenes en pedir “pasteles de alma” a cambio de una oración o un baile, de ahí también deviene el famoso “dulce o truco”. Ambas fechas son muy celebradas y queridas en nuestro país, ¿qué relación hay entre el horror y la nostalgia?, ¿qué costumbres han surgido con ambos festejos?
Comencemos hablando de los elementos característicos de cada uno: la calavera y la calabaza. El uso y representación de la calavera tiene raíces prehispánicas, pues muchos aseguran que tiene bases en el tzompantli, un muro inmenso elaborado de cráneos que se realizaba con la finalidad de adorar a las deidades mexicas. Esta práctica se fue transformando hasta llegar a las calaveras de azúcar, que representan a las y los difuntos.
La calabaza tiene origen en el Jack-o-lantern. Los escoceses e irlandeses tallaban nabos con una cara macabra, estas eran colocadas en las ventanas para poder ahuyentar a los espíritus malignos y al diablo, esto es sustituido durante las migraciones europeas a EUA, donde el uso de nabos fue sustituido por calabazas.
Un elemento importante es la utilización del recurso del terror en ambas fechas. Mientras que en México su uso va dirigido al aspecto de la pérdida, el dolor y la nostalgia, en Estados Unidos se observa una tendencia en crear un movimiento alrededor de criaturas grotescas y monstruosas.
Si nos damos el tiempo para reflexionar en el terror mexicano, podemos hablar en como realmente tenemos muy poca disposición hacia lo sangriento en la cultura. ¿Qué tienen en común los mitos y leyendas más populares en México?; el dolor y la pérdida.
El libro de piedra, Hasta el viento me tiene miedo, la Leyenda de la Llorona, el Charro Negro y hasta las leyendas de brujas mexicanan retratan el mal en el corazón, la tragedia de la muerte. También giran en torno a causar terror psicológico, donde los hechos paranormales se basan en el dolor provocado por perder ante la muerte.
El terror gringo tiene una predisposición a lo sangriento, a lo grotesco y repulsivo. Convenientemente, Stephen King, uno de los escritores más famosos en este género, explica las diferencias entre la repulsión, el terror y el horror. Dentro de la repulsión abundan las grandes cantidades de sangre, vísceras y extremidades. El terror es donde apreciamos a criaturas sobrenaturales: zombies, hombres lobo y arañas gigantes. Finalmente, el horror es aquella experiencia en donde todo ya no es todo, sino más bien una copia, esto acompañado de un sentimiento de miedo profundo.
El mayor recurso usado en Halloween es el terror y la repulsión. Esto repercute más allá de la gran pantalla, siendo inclusive algo imprescindible de esta festividad. ¿Quién no piensa en Michael Myers, Freddy Krueger o en el Exorcista cuando se menciona Halloween? Estos elementos traspasan los límites de la imaginación y hasta de la legalidad, hasta qué punto podemos cometer una apología a los delitos como el homicidio a través de nuestros adornos de “embolsados”.
Dentro del ámbito penal tradicional, encontramos los dos elementos de existencia de un delito: la mens rea (mente culpable) y el actus reus (acto culpable). Muchas personas aprovechan estas fechas para externar la mens rea y es que hoy en día es más fácil ver casas adornadas con simulaciones de cuerpos colgados, embolsados, cintas policiacas e incluso la presencia de sangre en grandes cantidades. Esto contrasta con los adornos tradicionales del día de muertos, y si bien la mayoría de las personas no lo hace de mala fe, no falta aquella persona con conductas violentas que las externa a través de estas fechas.
¿Se está normalizando la violencia?, ¿qué impide que una persona traspase los límites de un simple adorno de Halloween? ¿podría una persona llegar a cometer un delito inspirándose en las películas gore? Estas son algunas preguntas que deberíamos tener en cuenta al momento de adornar nuestras casas y consumir contenido alusivo a estas fechas.
Ambas festividades responden a una transformación de los procesos de colonización y migración. El Halloween, como lo conocemos hoy en día, ha incorporado elementos de otras culturas de manera irresponsable, es apropiación cultural por parte de empresas que lucran con la diversidad; ¿sabías que, por ejemplo, los Zombies son criaturas de origen africano?
Podemos y debemos de celebrar estas fiestas con una gran responsabilidad cultural y social, ambas fechas tienen un gran significado que ha ido cambiando a lo largo de los años y es importante ser conscientes de la carga simbólica, y de cómo ambas festividades impactan en el imaginario colectivo.
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