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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Crédito: Katia Lara Vargas / Facultad de Filosofía y Letras
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Zig Altair

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy un joven al que le apasiona escribir y compartir los conocimientos que posee, con la esperanza de que alguno de estos escritos puedan ayudar a cambiar o ampliar la percepción que el lector tenga de determinados temas.

Xochipilli, el príncipe de las flores…¿psicotrópicas?

Número 11 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2023

La historia del dios prehispánico en cuyo trono hay sustancias recreativas

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Zig Altair

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

A finales del siglo XIX, en el municipio de Tlalmanalco, Estado de México, se encontró una escultura prehispánica que revolucionó la percepción que se tenía sobre la herbolaria mesoamericana. Este descubrimiento arqueológico ocurrió a las faldas del volcán Popocatépetl y se trata de un conjunto de piedras volcánicas (específicamente “andesita”) talladas para representar al dios Xochipilli sentado sobre un trono decorado con mariposas, flores y hongos psicotrópicos, los cuales fueron identificados por el etnobotánico Robert Gordon Watson. De esta forma comenzó el estudio del uso de sustancias recreativas para ceremonias religiosas en el México prehispánico, cuyas aportaciones en la actualidad desglosaremos a detalle en este artículo sobre el culto a esta deidad.

¿Quién es Xochipilli? Pues se trata de un dios nahua, patrono de las flores, el amor, el juego de pelota ritual, la luz, la vegetación tierna, los alimentos abundantes, la música, los bailes, la alegría, los poemas, el arte, la belleza, el maíz, representante del verano, encarnación del sol naciente y regente de las veintenas cíclicas del “Tecuilhuitontli” (25 de junio-14 de julio) y el “Hueytecuilhuitl” (16 de julio- 4 de agosto), esto último puede comprenderse bajo el título de “Macuixóchitl-Xochipilli”. 

El nombre de este dios se puede traducir como “Noble de las flores”, Príncipe de las flores”, “Flor noble” o “Flor preciosa” pues está compuesto del vocablo “xóchitl” (Flor) y “pilli” (Príncipe) y gracias a estudios recientes, sabemos que su efigie solía estar pintada completamente de rojo, tenía una base blanca y puntos ocres, además de sostener en sus manos unchimalli” (escudo) y unyollotopilli” (bastón ceremonial con un corazón ensartado); asimismo, en su pecho lucía discos de obsidiana y en sus ojos brillaban turquesas o corales y las flores de su trono relucían colores vívidos. Actualmente, su estatua principal se conserva en el Museo Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México.

La primera parte de la mencionada escultura está conformada por una estatua que tiene una altura de 79 cm, donde el dios se encuentra sentado con las piernas cruzadas y la mirada hacia el cielo, símbolo de éxtasis, además se encuentra adornado con flores y algunas prendas. Comenzaremos el análisis de esta figura por el tocado de plumas que le cubre desde la cabeza hasta la espalda baja, dejando visibles sus orejas de las que cuelgan un par de hongos, específicamente copas de champiñones; en la zona posterior del tocado se halla una flor no especificada de la que cuelgan tres borlas de plumas que son rodeadas de cuatro discos con puntos al centro y varios grupos de cuatro barras verticales que se extienden por toda la espalda de la figura, la cabeza y el lienzo del tocado simbolizando su estrecha relación con el astro rey. Lleva además una máscara, lo que se evidencia al observar su maxilar inferior y la oquedad de los ojos, la escultura tiene su nariz mutilada.

Siguiendo con su cuerpo debemos resaltar su peto, que tiene una forma peculiar que evoca al “Cipactli”, una monstruosa criatura marina que luchó contra los dioses Quetzalcoatl y Tezcatlipoca y cuya muerte dio origen a la Tierra, esto es importante, pues refuerza la conexión de Xochipilli con las plantas que nacen, crecen y viven sobre el cuerpo del lagarto (en la tierra), plantas que florecen en las piernas y los brazos del dios, mismas que podemos identificar y nombrar, comenzando por los brazos donde se puede ver, debajo del hombro, una ajorca con un símbolo identificado como una flor de toloache, la cual es una planta utilizada tradicionalmente para elaborar pócimas de amor, pero que puede provocar privación del juicio, visiones, delirios y, en determinados casos, la muerte si se administra en dosis muy altas, por lo que no se recomienda su uso. En los antebrazos aparecen además una flor de Dalia, planta representativa del país y usada de manera ornamental desde la época prehispánica, pero que además tiene usos medicinales y gastronómicos, entre los que se destacan el consumo de los pétalos en tortas, consumiendo fresco su tubérculo (rico en proteínas) o en infusiones que ayudan a combatir la tos crónica.

Pasando al torso podemos observar en ambos costados del abdomen flores de tabaco, misma que se repite en los muslos del dios. Esta planta originaria de América es famosa por la sustancia activa que contiene, la nicotina, misma que causa la segregación de neurotransmisores que modifican el estado de ánimo del consumidor pudiendo causar adicción. La planta por sí sola es inofensiva, siendo incluso cultivada para usos ornamentales, aromáticos y medicinales, pues, las hojas frescas en té se usan para aliviar dolores estomacales, como laxantes o para inducir al vómito; también se pueden hacer emplastos con ellas para tratar problemas de la piel como erupciones, infecciones, moretones, luxaciones y abscesos, por sí solas sirven como antiséptico y coagulantes, pero una vez están secas las hojas se pueden consumir, ya sea masticándola o fumándose para obtener los efectos narcóticos antes mencionados, mismos que se utilizaban para ceremonias religiosas dedicadas a este dios, razón por la cual se encuentran tan presentes en esta estatua.
En la pierna izquierda se repite el patrón de la flor de toloache, reafirmando su influencia sobre el amor y el extendido uso de esta planta como afrodisiaco, mientras que en la pierna derecha encontramos unxiloxochitl” o flor de elote, una planta que según la cosmovisión nahua, también fue uno de los primeros seres vivos en existir por lo que era usual emplearla en ritos y ofrendas a los dioses, además tenía usos medicinales, específicamente se utiliza en infusiones para combatir la tos, el asma, la gripe y como analgésico. Asimismo, se puede observar una flor de jazmín, “aquílotl” en  náhuatl, una planta con valor ritual y ornamental por su perfume, es la representación del universo según la cosmogonía nahua, sus cuatro pétalos representan los puntos cardinales que convergen en un solo centro. Por último, sus talones son adornados por un par de ajorcas con relieves que rememoran al “cipactli” y que terminan en un par de sandalias, indicación que refuerza su conexión con la tierra y la vida después de la muerte, lo que se relaciona directamente con el relieve central del trono en el que se muestra una mariposa, animal cuyo simbolismo está estrechamente relacionado con la muerte, el inframundo, las almas y el renacimiento. 

Para finalizar me gustaría acotar que todas las flores aquí mencionadas repiten su presencia en el trono del dios, pero en diferentes ángulos, por lo que se puede interpretar que más que un trono es un anafre en el que se está quemando alguna planta que produce en el dios esa característica expresión. Toda una obra de arte que rinde culto a las flores, ¿psicotrópicas?

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