En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Valeria Martínez Díaz

Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlám

Soy Valeria, tengo 19 años y sigo en busca de quién soy. Bailarina de danza folclórica, actriz de teatro y en algunos cortometrajes, apasionada de la moda, estudiante de idiomas y de la carrera de Derecho en Fes Acatlán, me encanta leer y dejar que mis dedos fluyan a la hora de escribir, adoro conocer, descubrir y aprender cosas nuevas. Fan número uno de los chistes “rancios” y todo lo relacionado con la organización de eventos, adoro contar y compartir experiencias.

¿Por qué me preguntó “por qué”?

Número 18 / JULIO - SEPTIEMBRE 2025

En quien pones tu fe refleja mucho de ti

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Valeria Martínez Díaz

Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlám

¿Por qué creemos lo que creemos?, ¿por qué pensamos lo que pensamos?, ¿por qué nos sentimos como nos sentimos?, ¿por qué somos como somos?, ¿alguna vez te lo habías preguntado?, ¿te habías tomado el tiempo de cuestionar tu ser? ¿Qué es creer?, ¿quién? o, ¿qué es la fe?, ¿existe un “Dios” que todo lo ve?, o ¿solo somos nosotros tratando de creer que hay un ser superior para validar lo que sentimos y agradecer o culpar a “alguien” por nuestra fortuna o infortunio? ¿De verdad estamos vibrando con el universo?, o ¿más bien lo usamos para confiar en que todo está bien y justificar nuestra decisiones impulsivas?

Dios, Universo, Cristo, Jesús, Alá, Virgencita, Yahvé, Olodumare, Hunab Ku, Santa Muerte, entre muchos otros nombres: ¿son dioses, seres supremos diferentes o en realidad es una sola fe pero cada grupo de personas decide ponerle el nombre con el cual se identifique mejor? Vivimos en un mundo con muchos dioses, en donde sus “comunidades” religiosas se encuentran en constante lucha por ver “cuál es el dios más poderoso”, “el dios más fuerte”, “el dios más milagroso” o incluso el más “piadoso”. 

En quien pones tu fe refleja mucho de ti, de tu forma de ser, de tu forma de ver la vida y afrontarla, de cómo opinas y te expresas en tu día a día. 

Por eso es que pienso: ¿está mal si soy una persona católica pero “manifiesto”, digo “gracias universo”?, ¿está mal si soy una persona católica que muere de curiosidad porque le lean las cartas del tarot?, ¿está mal si soy una persona católica que celebra fiestas paganas como Halloween o Navidad? Sin duda alguna la respuesta va a variar dependiendo a quien se le pregunte, cambiará incluso el cómo la planteas o el porqué lo haces, para algunas personas puede ser un “No, no está mal, sigues siendo católica pero el diablo te lleva a esas prácticas” o “Es 2025, cree en lo que quieras, en todo o en nada, “da igual”, lo importante es quien seas tú.

Todo va tan de la mano a la hora de tu formación espiritual, y no, no por tener 3, 10, 15, 18, 20 años estás en edad de formación espiritual solamente pues toda edad de la vida es edad de formación. Nunca estamos completos ni somos completamente sabios: a diario hay un nuevo conocimiento y cada cosa que uno vive, por muy mínima que sea, cambia por completo tu realidad, pensamiento y tu forma de ser. 

Aquí podríamos entrar a un tema tan controversial: ¿qué está bien y qué está mal?, podría ser muy fácil la respuesta si respondemos rápido pero déjame decirte que algo que aquí en el Estado de México del año 2025 puede estar bien, en China 2025 puede estar mal. Cada persona es un mini mundo. Para nosotros como personas puede ser muy fácil responder, pero tu contexto social puede no ser igual al mío así como es diferente al de la persona que viste caminando en la calle, o al que te encontraste al ir a la tienda, o al de tu compañero de clase que jamás le hablaste: insisto, cada una de las personas es un mini mundo y tiene una moral o percepción de la realidad distinta a la tuya. De esta forma me pregunto: ¿quién dice qué está bien y que está mal?, ¿es un “ser superior”?, ¿y cómo llegó a ser superior?, ¿quién lo puso ahí?, ¿quién escogió al que ahora adoramos? 

Moral, moralidad, ¿realmente somos honestos y bondadosos?, ¿realmente somos gentiles y amables?, ¿por qué ayudamos a las personas?, ¿por qué damos el asiento?, ¿por qué ayudamos a cruzar?, ¿ayudamos por qué nos nace o por qué necesitamos y tenemos ese complejo de aprobación social de “esa persona es buena porque ayudó”?, ¿después de una buena acción nos sentimos bien porque la realizamos o realizamos la buena acción para sentirnos bien después?, ¿esto es buena moral o mala moral?, ¿entonces somos buenas o malas personas?, ¿por qué somos personas tan “convencieras”? Digo, “si eres una buena persona después irás al cielo” (eso es una creencia de algunas religiones que aún son muy fuertes en la actualidad), entonces, durante mi estancia en la Tierra no soy buena persona por ser buena persona, solo lo soy para obtener la recompensa de ir al cielo, ¿hacerlo por recompensa nos hace malas personas o buenas? 

Pero ¿quién quiero ser?, ¿cuál es mi destino?, ¿qué me va a pasar? Son tantas preguntas las que recorren mi mente sin darme cuenta, sin saber quién realmente soy… Si llegaste a este punto, seguro esperas que te dé las respuestas a las preguntas, pero déjame decirte que no las tengo, son preguntas que me hice, me hago, y seguramente me haré; preguntas y pensamientos con las que me enfrento al día a día y espero algún día poder darles respuesta, pero será un poco complejo ya que el ser humano a cada momento cambia, a cada momento conoce, ve, escucha, descubre o piensa algo que le da un giro de 360 grados a su realidad. Si llegaste a este punto esperando resolver una duda en especial, debo decir que sólo vine aquí a compartir un poco de los pensamientos que rondan por mi mente de vez en cuando, de vez en siempre. 

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