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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Carlos Rodrigo de la Rosa Guzmán

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente

Perdido en mí

Número 1 / ABRIL - JUNIO 2021

–¡Dime qué es mentira Dante! ¡Mírame a los ojos y dime que no eres gay!– mi padre ya estaba exaltado y mi madre había comenzado a llorar.

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Ya no eres mi amigo…

Ya era febrero, pasó un mes con la misma rutina de siempre, Leonardo había pasado tiempo conmigo durante este mes, realmente estaba decidido a decirle lo que sentía por él, yo sabía que con él era diferente, no me sentía seguro y no quería ponerme en etiquetas, no estaba siendo fácil, sentía que mi padre se iba a decepcionar de mí.

A veces no se ni quien soy, tengo 17 años, me gusta andar en bicicleta, pasar tiempo con Lucía, escuchar canciones cursis y cantar como si nadie me escuchara; me gusta platicar con Lucía pero se que me le quedo viendo más a los chicos, me gusta notar como se peinan, como combinan los colores de su ropa, si se ríen fuerte o bajito… cada vez me sentía más seguro.

Llegué a la escuela y me encontré en la entrada a Leonardo, para mí sorpresa lo volví a encontrar con Daniel, esta vez me enojé pero intenté ocultarlo caminando hacia él y decirle “¿Nos vamos? Lo tomé del brazo levemente pero él me quitó empujándolo.

–No me vuelvas a tocar frente a ellos Dante- me dijo con una voz muy molesta, –¡Vete! No queremos maricas en la escuela- dijo Daniel –.

Di la media vuelta con lágrimas en los ojos, corrí al baño y comencé a llorar, por un momento pensé que podría pasar algo entre Leonardo y yo, que ingenuo fui, no entre a la primer clase, salí del colegio y al llegar ví a mis padres sentados en el sofá muy serios, no sabía lo que pasaba

–Dante dime qué es mentira–, me dijo mi padre muy serio. Estaba completamente en shock no sabía qué decir o si se refería a lo que yo pensaba.

–¡Dime qué es mentira Dante! ¡Mírame a los ojos y dime que no eres gay!– mi padre ya estaba exaltado y mi madre había comenzado a llorar.

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Perdido en mí

Una respuesta

  1. Un cuento interesantísimo; aunque se queda un poco en lo anecdótico, deja ese mal sabor de boca de la crítica, esa necesidad de saber el después del punto final.

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