Escuela Nacional Preparatoria Plantel 3 Justo Sierra
Escuela Nacional Preparatoria Plantel 3 Justo Sierra
Escribo esto desde la sala. Mi papá está cenando mientras ve el partido del Atlas contra el América. Mis mis vecinxs tienen fiesta y hasta acá se escuchan las estridentes risas y una canción de salsa.
Te fallé Virginia Woolf. No, no tengo cuarto propio. Tengo una libreta despastada, una pluma mordisqueada y un gato al que le leo mis textos.
Y es que un cuarto propio significa privilegios. Privilegios de raza, clase y género.
Escribo esto como un acto de rebeldía ante un sistema y una sociedad sumamente patriarcal. Escribo para las morras prietas, para las que salen de la cisnormatividad, para las que cuidan de sus hermanxs mientras su mamá trabaja una jornada laboral mayor a ocho horas por un salario indignante, para las que dicen “nadien”, para las estudiantes que se la rifan levantándose en la madrugada para tomar la combi y que un profesor intolerante no les cierre la puerta en la cara. Y a tí lector, para que reconozcamos nuestros privilegios y los asumamos, para que sigamos cuestionandonos en qué momento nuestro privilegio nos ciega, para ver cómo nos afectan las opresiones y los privilegios de maneras distintas y nos permitamos ver desde otra perspectiva.
A estas alturas sus ofensas se me resbalan, ya saben, las clásicas: “feministas eran las de antes”,” feminazis”, “locas” e “histéricas” .
Al miedo le ganó la rabia, porque nos hartamos de que no se nos escuchara, de ver que al gobierno le preocupan más sus monumentos que la vida de miles de mujeres, del acoso que se vive en la cotidianidad.
Nos educaron a través del miedo, nos enseñaron a obedecer porque “así funciona el mundo”. Y no, yo no quiero (sobre)vivir así. No quiero estar pensando en que ruta tomar para no ser acosada, no quiero que mi propia abuela me diga que me tape más porque me veo muy “provocativa”, no tener que mandar la ubicación a mis amigas cada que me siento en riesgo, ni que ellas me la manden a mí.
Así que sí, escribo como un acto de rebeldía, también como un acto de vulnerabilidad, para abrir un diálogo y que nos atrevemos a contar nuestras historias, desde lo personal hasta la pluralidad, porque sí, lo personal es político. Porque yo sé que todxs tenemos algo que decir, algo que gritar y es momento de que el mundo nos escuche. Entre más ruido hagamos, menos podrán negar lo que está pasando.
Bueno yo con este manifiesto quiero denunciar y exponer problemáticas que se viven diario, quiero que la gente se cuestione para así generar el cambio y dar el valor para nunca más quedarnos calladxs.
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