Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala
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Martin Scorsese afirma que “Las películas tocan nuestros corazones, despiertan nuestra visión, y cambian nuestra forma de ver las cosas. Nos llevan a otros lugares. Nos abren las puertas y las mentes. Las películas son los recuerdos de nuestra vida. Tenemos que seguir con vida”. Esta frase captura la esencia del cine como un agente transformador: no sólo entretiene a la audiencia, sino que también educa, genera conciencia y es capaz de inspirar cambios sociales a través de historias que desafían paradigmas y nos guían a la reflexión.
El cine no solamente es un espejo de la realidad, mismo que refleja tanto sus defectos como sus virtudes, sino que es una herramienta que coadyuva a moldear, cuestionar y redefinir el mundo. A través de su capacidad para transmitir ideas complejas y emocionales, actúa como un puente entre experiencias individuales y colectivas, fomentando así un diálogo que trasciende fronteras culturales y temporales. Al sumergirnos en historias cautivadoras, los espectadores somos confrontados con realidades que desafían nuestras creencias promoviendo un pensamiento crítico que puede ser el inicio del cambio.
El cine tiene un impacto significativo en la educación y la formación de valores. Como señala la investigadora Dra. Beatriz Morales Romo, las películas pueden perpetuar o desafiar estereotipos, y promover modelos más inclusivos y equitativos. Por ejemplo, en un estudio realizado por la Dra. Morales, se analiza cómo el género romántico tiende a idealizar relaciones de pareja basadas en estereotipos y roles de poder, pero destaca un avance hacia modelos más igualitarios que muestran respeto mutuo y consideración ya que ofrece historias más inclusivas, por lo que contribuye a construir una sociedad menos patriarcal y más equitativa.
Otro caso, es la salud mental que, si bien hasta hace algunos años se consideraba tema tabú, el cine la ha abordado con eficacia y eficiencia, facilitando la conversación sobre el tema, tal es el caso de la película Inside out (en español Intensamente) que se estrenó en 2015 y que explora en un formato apto para todas las edades, la complejidad de las emociones humanas de manera didáctica y entretenida. Esta capacidad del cine para simplificar temas complejos y hacerlos accesibles es fundamental para generar cambios en cómo entendemos y enfrentamos los desafíos sociales.
A lo largo de la historia las películas han sido vehículos para abordar temas controversiales, denunciar injusticias, develar las relaciones de poder en ciertos contextos, etc., logrando así, fomentar debates que trascienden la pantalla y que enriquecen nuestra cultura como sociedad. Así que el cine no solo se encarga de reflejar problemáticas sociales; sino que también actúa como un agente socializador capaz de influir en las percepciones colectivas al invitarnos a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad. Un ejemplo contemporáneo es Joker (2019), dirigida por Todd Phillips, que explora cuestiones como la salud mental, la alienación y la violencia estructural. La película no sólo plantea preguntas incómodas sobre las desigualdades sistémicas, sino que también impulsa a la audiencia a debatir y reflexionar sobre cómo abordarlas.
Otro ejemplo es The Hate U Give I (2018) , una película que aborda el racismo y la brutalidad policial desde la perspectiva de una joven afroamericana. Este filme fomenta discusiones sobre el activismo juvenil y la lucha por los derechos civiles, demostrando cómo el cine puede ser una plataforma para visibilizar luchas sociales y promover el compromiso cívico. De manera similar, Roma (2018) de Alfonso Cuarón resalta las desigualdades de clase y género en el contexto mexicano, evocando una reflexión sobre la interconexión entre lo personal y lo político.
El género biográfico también se ha caracterizado por ofrecer valiosas lecciones, al narrar historias reales que iluminan los desafíos humanos y la capacidad de resiliencia. Estas producciones como Hotel Mumbai (2018), Miracles from heaven (2016) y Sound of Freedom (2013), más allá de conmover a la audiencia, importan dado que los cineastas tejen relatos con el fin de despertar un cambio social.
João Costa Menezes, destacado actor contemporáneo, afirmó: “Al igual que cualquier otra forma de arte, el cine es importante solo si se usa para hablar de esas cosas que la gente no quiere oír, de lo contrario, es solo una herramienta de la vanidad”. Esta idea subraya el potencial del cine como un arte que, al utilizarse como una herramienta de protesta y reflexión social, lejos de ser una distracción, actúa como catalizador de cambio para transformar realidades y construir un futuro mejor. Al abordar temas que a menudo son ignorados o evitados, los cineastas tienen la oportunidad de desafiar estereotipos, prejuicios y demás ideas limitantes con el fin de fomentar una sociedad más crítica, consciente, empática y comprometida; ya que cada película que se atreve a explorar lo que otros callan, basta para iluminar diversos rincones de nuestra sociedad y nos impulsa hacia un progreso que, aunque complejo, es necesario.
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