Facultad de Estudios Superiores Acatlán
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Siempre quise ser un Power Ranger. Veinte años después no tengo un megazord pero sí los problemas sociales.
En un futuro no muy lejano, la Tierra se convirtió en un refugio para todas las razas extraterrestres que vinieron desde los confines de la galaxia a vivir en paz. El 99% de los recién llegados vive en armonía, pero para ese 1% peligroso, existe la Super Patrulla Delta, la nueva raza de policías del espacio. Este es el inicio de la decimotercera temporada de los Power Rangers, situada en 2025.
En 2005, con la salida de la serie, se nos planteó un futuro lejano y lleno de ciencia ficción. Veinte años después, aunque no existe Ciudad Nueva Tecno y la existencia de los alienígenas se debate entre si vendrían del océano o del espacio exterior, encontramos algunas características compartidas con los héroes en mallas de colores.
Los hologramas y algunos rayos láser son objetos que pueden ser comparados fácilmente. Sin embargo, cuando vamos más a fondo, encontramos un mundo en el que se intenta tener igualdad entre humanos y alienígenas, aunque esto no es del todo cierto. Desde el primer capítulo, observamos que una parte de ellos vive en las calles, mendigan por comida y, sobre todo, por ropa. Por esta razón, la principal vocación de Jack y Zeta (quienes se convertirán en los Power Rangers amarillo y rojo en ese mismo capítulo) es recolectar ropa y alimentos para aquellos que lo necesitan, robándoles a los ricos y dándoselo a los pobres, jugando a ser Robin Hood. A su vez, también existe un alienígena llamado Diggy que vive en un cubo de desechos radiactivos y que, a lo largo de la serie, se muestra como un comerciante y portador de información tanto para los Rangers como para la Legión Trubiana (el ejército del villano principal).
Por este último, conocemos un poco de la situación del 1% “peligroso”, extraterrestres en su mayoría de apariencia no humanoide que, debido a las amenazas y al llamado del general Kruger (el mayor villano de toda la serie), se ven en la obligación de proponer diversas maneras de acabar con los SPD para conquistar la Tierra, explotar todos los minerales, erradicar la población y conquistar la galaxia, algo que podría parecerse al capitalismo.
Este porcentaje peligroso podría considerarse sesgado por las apariencias de cada extraterrestre. En el capítulo número seis de la primera temporada, titulado en español “Bridge, el detective”, hay un robo al banco intergaláctico. Los Rangers ven salir corriendo a un extraterrestre de cabeza triangular, alto y con características poco humanas, lo que los hace sospechar de él como criminal. Sin embargo, este, asustado, asegura que no es así. Incluso en una pelea posterior, este mismo comenta: “No entienden nada de nada, ni siquiera saben quién soy ni a qué he venido”, y, tras una corta discusión, Testachata usa la fuerza contra un edificio para huir. Del robo solo hay una testigo: una “humana” a la que el Ranger rojo quiere conquistar. A lo largo del capítulo, nos damos cuenta de que la villana episódica era la extraterrestre que aparentaba ser terrícola. Ella incriminó a Testachata, y todos lo creyeron, dejándose guiar por las apariencias y la xenofobia, excepto el Ranger verde.
Los Rangers son lo que más destaca de la serie, así como la academia donde viven y entrenan. Uno de los acontecimientos más importantes dentro de la serie es la desaparición del “escuadrón A”, que hace que el “B” se convierta en el protagonista. Nunca se nos muestran los rostros del primer equipo hasta el final de temporada, donde nos enteramos de que el Ranger rojo y líder del equipo es una mujer. Esta aparición desconcierta a todos los Rangers del “B”, pues han pasado generaciones de Rangers rojos hombres antes de ella. Incluso en episodios anteriores, las diferencias de género se hacen notables cuando Zeta, en el capítulo seis antes mencionado, dice: “¿Por qué ellos van más rápido?”. (A ellas, a diferencia de los chicos, se les asignó un automóvil más lento.) “Porque ellos son los veloces, nosotras somos bonitas”, responde Syd, la Ranger rosa, mientras sonríe.
Las diferencias entre los Rangers del equipo “B” son muchas: el verde es judío y celebra Hanukkah; la rosa es millonaria, y su padre apoya económicamente a la academia; el azul fue hijo de un Ranger rojo antiguo y se crió en la academia. Además, están las ya mencionadas antiguas vocaciones del rojo y la amarilla. Pero algo que los une a todos son sus poderes.
Con este corto resumen podemos decir que la serie muestra, sobre todo, problemas éticos en la sociedad, como los alienígenas refugiados, la desigualdad entre razas, las apariencias que se vuelven importantes para poder vivir en comunidad e incluso los problemas que trae la guerra, como la pérdida de las familias, las ciudades y la creación de mejor armamento para protegerse. La solución que propone la serie es la Super Patrulla Delta, individuos con poderes que son entrenados y que se buscan desde que son niños, una solución que ha día de hoy no ocurre pero cuyas problemáticas si están presentes en esta década.
Aunque los SPD no hayan tenido tanto éxito en su estreno y tampoco sea la temporada más recordada por los fans, sí mostró, para todos aquellos niños que vimos la temporada en Jetix, que está bien ser diferente. Si eres alienígena, humano o tienes poderes, encontrarás amigos y no estarás solo, siempre y cuando tengas claro qué es lo bueno y qué es lo malo.
Los Power Rangers SPD podrán parecer una serie de ciencia ficción para niños que episódicamente muestra lecciones de moral para el público que crece junto con ellos. Sin embargo, no excluyen comentarios misóginos y estereotipos de género y raza propios de los años 2000. Pero la concepción del mundo, veinte años después, no ha cambiado mucho: la migración a causa de salidas violentas del lugar de origen ocurre en muchas partes del mundo, la xenofobia y el machismo, aunque más expuestos, siguen afectando diariamente, y no necesitamos cinco chicos en mallas de colores para notarlo.
Quizá no estemos cerca en tecnología espacial para llegar al futuro de la patrulla delta, pero sí tenemos sus problemáticas. Damas, caballeros y extraterrestres diversos que estén leyendo este artículo: incluso sin traje se puede ser un Power Ranger. Solo se necesita aceptar nuestros errores y contribuir socialmente para crear comunidad y alejar de nosotros la soledad que impide ver que todos somos iguales.
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