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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
CREDITOS: Angela Betán Sánchez / Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón
Picture of Fabián Vega

Fabián Vega

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Soy un chico hogareño, amante de la tecnología y la naturaleza, quien estudió comunicación para encontrar su “lugar feliz” en la expresión escrita y el diseño. Tengo muchos lugares felices, pero mi hogar, mi segunda casa la icónica Prepa 8 y Ciudad Universitaria (CU) siempre me inspiran. Dentro de mis grandes pasiones están la arquitectura y el espacio exterior, por lo que disfruto una tarde haciendo mil y una fotos y hablando de Madonna, música pop, periodismo, cine y computación. Frecuentemente me encuentro cautivado por los pequeños detalles, qué dices ¿quieres recorrer ese mundo de detalles conmigo?

La música salvó mi vida

Número 10 / JULIO - SEPTIEMBRE 2023

¿Podemos medir nuestra vida en canciones?

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Fabián Vega

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

La música llegó a mi vida mucho antes de que yo pudiera tomar plena conciencia de lo que iba a ser y sigue siendo uno de los viajes musicales más intensos tras 25 años. Fue gracias a Silvia Vega Romero, mi mamá y mayor inspiración, y a su basta colección de casetes que escuchaba, según me contó, mientras estaba embarazada, que heredé muchos de los gustos que hoy atesoro en mi biblioteca de Spotify.

Tardes enteras de principios de los 2000 donde tocaba agitarse y darlo todo en la sala de mi hogar que mamá convertía con un poco de magia, empacada en formato CD, en una pista de baile donde podíamos girar por horas acompañados de un alocado Chuck Mangione o los reflexivos Herb Alpert y Barbra Streisand.

Pero también inundados de felicidad por mi primer contacto con la música en inglés y español: los 80. Mecano, ABBA, Lionel Richie, Toto, The Bangles, Scandal, Men At Work, Journey, Europe y varios más, que hasta la primaria serían mi compañía cuando la tortura por hacer la tarea de matemáticas finalmente aparecía. Por suerte también estuvo ahí Mix 106.5, quienes pasaban los éxitos con los que crecí durante parte de mi infancia.

Mamá siempre ha sabido disfrutar de la música instrumental y creo que por ella amo mucho más las versiones extendidas de cualquier canción. Temas que se pueden alargar por encima de los 7 u 8 minutos siempre serán los que mejor te hagan bailar. 

 

La música disco y los 80: mi primer hogar

Esta tradición de llevar la música a todos lados y dejar que me abrazara viajó conmigo cuando volvimos de Querétaro a México y mi primo Christopher me regaló una reliquia del pasado: un Walkman donde podía escuchar mi único casete de ese momento: Barney. Él también grabó para nosotros un par de CD’s con éxitos de los 60 y 70 con los que descubrí que amaba la música disco, gracias a Anita Ward y su canción “Ring My Bell”.

En cada fiesta no faltaba el momento más memorable donde los niños nos volvíamos los dueños del patio con canciones de Britney Spears, Shakira, Paulina Rubio, Belinda y Las Ketchup. Ya fuera bautizo, confirmación o cumpleaños siempre era bueno celebrar con un sonido de los 2000.

 

Pop para un chico dulce y bobalicón

Al llegar a la secundaria me dejé llevar un tiempo por la euforia de The Beatles y Belanova, sin embargo esa emoción no sobrevivió hacia 2009, cuando decidí que mi género predilecto era (y sigue siendo) el pop. Sobre todo en una época en la que Alexandra Stan, Rihanna, Adele, Jessie J, Fanny Lu, Paty Cantú, Playa Limbo, Justin Bieber, Selena Gomez & The Scene, Pitbull y The Black Eyed Peas dominaban el top 10 de Telehit y también el de mi Samsung Star.

Un punto de inflexión sin duda fue cuando para la clase de Educación Física junto a mis amigas Mariana y Mónica ensayamos durante días “Somebody to love” de Justin Bieber y nos llevamos la mejor calificación el día de la presentación cuando se me ocurrió cerrar con un paso que amo replicar.

 

MDNA mi DNA real

La estrella de la suerte que llegaría poco después cambió mi vida hasta el día de hoy, conocí a Madonna en 2011 gracias a mi primer teléfono, donde ya venían sus clásicos de los 80 cargados. Desde ese momento decidí investigar más sobre ella y ya en preparatoria me volví fan cuando lanzó su disco más oscuro: MDNA.

Mi adolescencia fue el momento idóneo para unirme al fandom de Madonna, reconozco que durante un par de años sí fui parte de los fans tóxicos que se enzarzaban en peleas en Facebook entre los Little Monsters y los Rebels (fans de Madonna) por demostrar quién era la mejor.

A la par de las batallas, también tuve momentos de paz en los que nadie discutía la corona del pop con Carly Rae Jepsen y Avicii. La emoción por el estreno de un nuevo disco, las colaboraciones, los pósters, los conciertos y el último sencillo lanzado en digital eran los temas que no podían faltar entre mis amigos. La euforia de “Call me maybe” y su subsecuente éxito con Emotion definieron mi adolescencia y hacían magia en mis viajes de 2015 en el estribo (y sin pagar) en los micros de ida a la icónica Prepa 8.

 

Un Fab tenor

En esta etapa la música también me dio una voz, descubrí que era tenor y que era capaz de estar en el Coro Representativo de la Escuela Nacional Preparatoria interpretando en cada auditorio de las nueve prepas, en el Palacio del Arzobispado, o ganando el primer lugar como parte del Cuarteto Andrómeda en los interprepas.

Prepa 8 fue un crisol de emociones y descubrimientos que también me guiaron a una de mis etapas más oscuras rumbo a mi graduación y con un corazón roto por un crush no correspondido y mi primer amor gay. Esta etapa “dark” llegó de la mano de Mirei y Bishop Briggs, una artista alternativa que en 2016 recién despegaba gracias a su éxito “River”. 

Mientras trataba de salir a flote, Madonna y Blondie me lograron dar la felicidad que no encontraba en un corazón desconsolado por un relación fallida. Estos artistas también me permitieron acercarme a nuevos amigos que se transformarían en parte de mis mejores amigos hoy día: Cristóbal, Benito, Edd y Diego.

Gracias a ellos pude dejar atrás toda tristeza y permitirme descubrir a otra de mis favoritas: Cyndi Lauper, que me dio las esperanzas que necesitaba para confiar en el que yo creía sería mi gran amor universitario y por el que esperé una respuesta que nunca llegó en toda la carrera. 

En un punto en el que todo parecía perdido las letras de Kim Wilde, Paramore, Sabrina Carpenter, Diana Ross y Charlie XCX me dieron el tiempo y la paciencia para sanar. Algo que hoy vuelvo a hacer al descubrir que dedicar grandes canciones de amor no son la respuesta para mantener una relación en la que ambos alcanzamos la luna demasiado rápido.

Mi historia reciente ha encontrado su refugio en nuevos descubrimientos que me llevan entre las lágrimas por querer recuperar a quien amé y en dejar de intentar. Carly Rae Jepsen volvió con gran fuerza, al igual que Sabrina Carpenter, pero desafortunadamente ellas volvieron para hablarme de desamor. Por lo que tuve que buscar consuelo y hacer catarsis en temas de Kate Bush, volver a mis orígenes en los 80 y más recientemente con Taylor Swift, Belinda Carlisle, Coldplay, Zara Larsson y Bebe Rexha.

No tengo certeza del rumbo que el día de mañana tome mi recorrido musical, pero mientras vivo entre la incertidumbre del pasado y la felicidad de mi presente solo deseo abrir mi corazón. 

Como Madonna dijo en “Veni Vidi Vici”: music saved my life.

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