Edit Content
Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creativdad.
Foto de SHVETS production / Pexels
Sofía Miranda Gutiérrez

Sofía Miranda Gutiérrez

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 5

Mi nombre es Sofía, pero me gusta que me digan Sof, soy aficionada a muchas cosas como el arte, la música, la historia y escribir.

Hoy te solté

Número 8 / ENERO - MARZO 2023

El amor es como una espiral: nos invita a conocernos a nosotrxs mismos, aun cuando después haya que soltar

Sofía Miranda Gutiérrez

Sofía Miranda Gutiérrez

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 5

O por lo menos me quería convencer de que lo había hecho. ¿Realmente te solté? ¿Por qué duele cuando apareces en mi mente?

Te tengo que soltar, aún si no he podido hacerlo, el amor que quiero sentir es aquel en el que me transporte a un cuento de hadas, el más maravilloso de todos. Por un momento creí vivirlo cuando me tomaste de la mano un sinfín de veces, el tiempo aquel en el que escuchábamos nuestra canción y me expresabas las cosas más lindas que nadie me había podido decir de la forma en la que tú lo hacías, esos momentos cuando me contabas las anécdotas más graciosas que te llegaban a ocurrir, incluso las tristes, siempre fue agradable escucharte.

Tu sonrisa es algo que me derretía completamente, la forma en la que tus ojos se achicaban y tu mano cubría tu boca, les daban esa simpatía a tus expresiones; resaltabas entre la multitud. Tú, de quien me enamoré por primera vez… porque enamorarse es una palabra fuerte, un título que no cualquier persona merece; tú te lo ganaste.

El día en el que me enamoré de ti es algo que jamás olvidaré, porque ese día me diste el abrazo más cálido que he podido obtener: esa noche estábamos sólo tú y yo, en la puerta de mi casa y a punto de despedirnos, pues tenías que llegar temprano a tu hogar, esperábamos a mi amiga que regresó por algo que olvidó y en ese corto instante me tomaste entre brazos fuertemente, me sorprendiste, por poco pierdo el equilibrio. De inmediato mencionaste las palabras que se grabaron en mi corazón: “No me sueltes”. Respondí que no lo haría, tu agarre se hizo cada vez más fuerte, al punto en el que sentía que me quedaría sin aire. Reíste, yo presencié tu mágico resplandor al mirar hacia el cielo y observar la luna brillar justo sobre ti; cuando nos separamos, sentí la necesidad de volver a brindarte un abrazo aún más cálido.

Te fuiste con una sonrisa y yo no dejé de pensar en ti. Me había enamorado… y sentí tanto miedo al pensar que estaba teniendo sentimientos por alguien de mi mismo género. ¿Por qué me parecía la existencia más preciosa si se trataba de una mujer? ¿Qué era eso que sentía?

Sin embargo, aún con todos los prejuicios, te acepté en mi corazón, porque mis sentimientos me parecieron más importantes que el rechazo de la sociedad, porque fuiste el empujón que necesitaba para aceptar esa parte de mí que había mantenido oculta por tanto tiempo, desde que tuve uso de la razón. Me había enamorado de una chica, de la más hermosa de todas.

Recuerdo cuando me dijiste que deseabas ver las estrellas con alguien, no dejé de plantearme que quería ser esa persona.

Cada vez que observaba tus ojos admiraba todas las constelaciones del Universo, cuando estabas conmigo parecía estar en la Vía Láctea flotando entre miles de luces. Para mí, eras la estrella más brillante que nunca antes había conocido.

Pero para ti, yo no brillaba de la misma forma.

Porque la cruda realidad es que no me mirabas de la forma en la que yo lo hacía. Fuiste a quien le he llorado por primera vez tras un rechazo, mi primer corazón roto, el sentimiento terrible de cómo tu pecho duele y sientes tu corazón debilitarse de a poco, rompiéndose.

Podré parecer exagerada cuando digo que mi corazón se rompió, aquel momento me pareció inexplicable ya que sentí cómo crujió en el instante que me dijiste que no sentías lo mismo que yo, que no me veías más que como una buena amiga, porque yo estaba convencida de que mis sentimientos estaban siendo correspondidos.

Después me di cuenta de que solo habías estado jugando conmigo, quizá no de forma consciente ya que solo pasabas tiempo con tu amiga, pero las millones de veces en las que me dijiste cumplidos, yo creí que eran verdad y mi mente lo distorsionó hacia un mundo ideal en el que estaba a tu lado. Pero yo no te gustaba, no pensabas eso sobre mí.

Estuve meses cuestionándome si lo que me dijiste no se trataba de un engaño, ¿quizá un invento tuyo? ¿Por qué seguías tomando mi mano y me decías las cosas más lindas si no sentías lo mismo que yo? Quizá en algún momento podría llegar a gustarte, pero eso nunca pasó.

Mis lágrimas cubrieron mis mejillas cuando me di cuenta de todo el tiempo que había gastado reteniendo la única esperanza que tenía de que me llegaras a corresponder.

No puedo obligarte a que sientas lo mismo que yo, pero la confusión fue algo que me lastimó hasta lo más profundo de mis entrañas.

Aquel día te quise soltar, porque estaba segura de tener que hacerlo. ¿Lo hice? Quizá el desprenderte de algo no sea tan sencillo como se especula. Porque nadie te enseña a soltar algo a lo que tratas de aferrarte aún si no queda ni un poco de posibilidades, dicen que el tiempo lo cura todo, pero, aún con todo el tiempo del mundo sigo sin poder hacerlo.

Porque he pensado en considerarte como mi primer amor, el que más me ha hecho sufrir, pero el que he amado con todas mis fuerzas.

Hoy te quiero soltar, porque el verte se ha vuelto menos doloroso, tus acciones y cumplidos ya no me ilusionan como solían hacerlo. Te he vuelto a querer de la forma en la que tú me quieres: como una amiga. Quiero llegar al punto en el que escuchar esa canción no se sienta como una pesadumbre, entonces podré decir que te he soltado y que mis palabras ya no se contradicen.

¿Realmente solté? No, pero pronto lo haré.

Más sobre Ventana Interior

México a blanco y negro

Por Natalia López Hernández
Matices sobre la desigualdad, el dolor y la rabia

Leer
Amor universitario (y latinoamericanista)

Amor universitario (y latinoamericanista)

Por Christian Osvaldo Rivas Velázquez
El romance y la teoría social se cruzan en C.U.

Leer
Obligación

Obligación

Por Aarón Giuseppe Jiménez Lanza
¿Cuál es nuestro deber en tiempos sombríos?

Leer
Los tolerantes

Los tolerantes

Por Andrés Arispe Oliver
Qué terrible paradoja fue haber tolerado al intolerante

Leer
Agua de sangre

Agua de sangre

Por Antonio Bernal Quintero
¿Hasta qué límites salvajes nos podrían llevar las disputas por el agua?

Leer
El DeSeQuIlIbRiO

El DeSeQuIlIbRiO

Por Carlos Damián Valenzuela López
Un caligrama describe mejor que mil palabras

Leer

Deja tus comentarios sobre el artículo

Hoy te solté

Una respuesta

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

10 + eleven =