A lo largo de la historia varios filósofos han intentado descifrar el enigma de qué es la felicidad; hablar de la felicidad es hablar de un tema complicado pero expondré en este escrito algunas ideas sobre ella, para poder descifrar el misterio de esta sensación que se le presenta varias veces al Homo Sapiens. 

El humano, desde que adquirió un nivel de raciocinio mayor a la de las otras especies animales, se salió por completo del plan de la naturaleza, ya que nuestro comportamiento no se basaba puramente en instintos, ahora también le daba algo de prioridad a la razón; Aristóteles, el filósofo de Estagira, describe al humano como un animal racional y precisamente esta gran virtud que la evolución nos dio es la que causa un desequilibrio en nuestra forma de ser, del actuar y sobre todo en el sentir, ya que no solo actuamos por instintos, aunque estos siguen estando presentes.

De aquí se desprenden dos ideas importantes para comprender este texto: el instinto, que lo describiré como la parte del sentir, y la razón, que lo describiré como la parte del pensar; estas dos ideas son las que más acongojan al humano debido a que la razón no obedece las reglas de los instintos, por su parte, los instintos no comprenden a la razón. 

Este conflicto puede aparentar un problema a la hora de responder qué es la felicidad, pero no es así, ya que contamos con herramientas para su abordaje. Las herramientas que necesitamos son tres: una está ubicada fuera  de nosotros y depende completamente de una situación favorable que debemos tener, y las otras dos, sí dependen en su totalidad de nosotros, y que son las ya mencionadas: el sentir y el pensar. 

La primera herramienta que se necesita para entender la felicidad consiste en tener una situación de confort, de tranquilidad en la que nos sintamos bien con nosotros mismos, esta situación la nombraré como paz, entonces tener paz es esencial para congeniar con la felicidad; para exponer esta idea haré una mención a Séneca y su filosofía estoica. La filosofía de Séneca es una filosofía de aceptar el destino, una vez que aceptamos el destino somos capaces de afrontarlo, esto es así, si todo en la vida va bien es fácil aceptar el destino, en ese estado tenemos a la disposición la herramienta de la paz para ser felices, pero en dado caso de que nuestra suerte no fuera tal como la que se acaba de describir y nos encontráramos en una situación de penumbra, hay que aceptar eso y buscar la manera de encontrar esa situación que nos proporcione paz; es decir, si tenemos una situación favorable de inicio, alcanzar la paz es sencillo, pero si no es así, hay que buscar la manera de alcanzarla.  

Para describir las siguientes herramientas tomaré como base algunos de los planteamientos de la filosofía del placer de Epicuro y la filosofía de la práctica de las virtudes de Aristóteles (tomaré el modelo de dichas prácticas mas no las mismas virtudes).

Como se mencionó antes, el ser humano cuenta con el sentir y el pensar y necesitamos que se pongan de acuerdo para comprender la felicidad; para empezar a entenderla primero necesitamos sentirla, ya que, siendo que los instintos aparecieron primero en nuestras vidas, es normal que aparezcan primero a la hora de buscar felicidad, es aquí donde aparece la filosofia del placer de Epicuro, debido a que los placeres que a veces experimentamos se sienten como sensaciones agradables y son relativamente fáciles de conseguir; si un día estoy bajo el efecto de haber caminado en el sol durante horas y tomo un vaso de agua, seguramente lo sentiré como un placer que además de natural será fácil de conseguir, pero aquí es donde se debe de tener cuidado porque a veces los placeres se sienten agradables pero esto no quiere decir que sean buenos, una vez calmada mi sed se me podría antojar un vaso de whisky, esto podría devenir en un vicio o bien, con la misma agua, si tomo de más de este líquido podría tener consecuencias en el futuro, lo cual se interpondrá en la búsqueda de la felicidad. “Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo disfrutamos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla”. (Epicuro, Carta a Meneceo).

Una vez que controlamos los placeres de forma responsable ya tenemos la segunda herramienta, en otras palabras, hay que permitirnos sensaciones agradables pero que éstas no dirijan la dirección de nuestras vidas ya que podríamos caer fácilmente en vicios. 

La última herramienta será el pensar, esta capacidad aparece después en el humano por lo cual es de esperar que aparezca al último a la hora de entender la felicidad; esto es porque una vez sintiendo sensaciones agradables, el humano tiende a darle explicaciones, aquí mencionaré la filosofía aristotélica sobre poner en práctica las virtudes que nos proporciona la razón, y aquí es donde uno debe de tener cuidado, ya que no racionalizar ciertas situaciones que nos pueden dar una aparente felicidad conlleva a sus inevitables vicios, pero racionalizar de más nos puede impedir comprender la felicidad, aunque esté presente y sea fácil de alcanzar; puesto en otras palabras, hay que racionalizar responsablemente sobre situaciones y sensaciones agradables para nosotros y ver si estas realmente nos hacen felices y no conllevan a futuras desgracias; así como hay que ser responsables en el sentir de los placeres, hay que ser igualmente responsable con el pensar que nos proporciona la racionalidad y esta racionalidad se puede perfeccionar a través de ejercerla en la práctica. 

Entonces, para alcanzar la felicidad, lo primero que debemos de tener es paz; la paz despejará el camino para sentir sensaciones agradables y una vez que las sentimos hay que pensar sobre si esas sensaciones realmente nos transmiten felicidad, aquí la racionalidad nos confirmará si realmente estamos experimentando felicidad o si solo son placeres pasajeros que después se convertirán en amargas sensaciones. 

En resumen, para comprender y alcanzar la felicidad necesitamos de paz (situación de confort), del sentir (sensaciones agradables que se experimentan con los sentidos) y del pensar (razonar el sentir humano a través de la reflexión). Como notas finales, hay que decir que para ser felices hay que experimentar y racionalizar los placeres de la vida y hacer todo lo posible para que estos no sean momentáneos, ya que por lo regular los placeres se dan en un periodo de tiempo muy corto; mediante la práctica constante de las virtud del razonamiento podemos ser felices durante más tiempo, obviamente no siempre será así, porque es imposible estar felices indefinidamente, pero mientras practiquemos esta virtud y sigamos experimentado sensaciones responsablemente podremos alcanzar esta agradable sensación llamada felicidad. 

Referencias bibliográficas

Aristóteles, (1959). Ética a Nicómaco, México: Porrúa.

Epicuro, (s. IV a.c ) Carta a Meneceo, Notica traducción y notas de Pablo Oyarzun, 1999, pp. 403-425, recuperado de  file:///C:/Users/ENES%20Morelia/Downloads/Dialnet-Epicuro-6471616.pdf