Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco
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El machismo ha sido un problema social desde ya hace mucho tiempo, lo hemos visto reflejado en la historia, en testimonios, en nuestra actualidad; en las actitudes más casuales hasta en las más graves, en la rutina donde a veces da miedo lo cerca que está, tanto que llega a ser impredecible e invisible. Es algo que ha marcado el pasado y el presente de las personas, pero ¿el machismo es tan fuerte como para marcar el futuro de las nuevas generaciones?, o ¿aún se puede gritar lo suficientemente alto para callar los dictámenes del machismo?
¿Cómo lo hemos vivido cada una?
Las últimas tres generaciones han vivido el machismo de una forma muy distinta, una adolescente no tiene las mismas opiniones o experiencias que una mujer adulta, pero ambas han sido conocedoras de este.
Está claro que no todas las mujeres lo han afrontado de la misma manera, el tiempo y espacio influye mucho en la visión que se tiene de él, también se relaciona con el nivel de agresión y los problemas que deja. Pero a pesar de eso, se conecta que el machismo ha sido un mal silencioso, implementando tan inconscientemente que en un punto es imposible combatir de lo imponente que ha sido, llegando a ser casi insignificante como una palabra o altamente desastroso destrozando una vida.
En algunos casos se ha visto reflejado en la misma familia, suele ser la raíz del problema, desde la creación de una a la mujer se la ha asignado el papel de ser “el pilar del hogar”, poniendo como su mayor enfoque el bienestar de su esposo e hijos. También es el lugar en el que creces, el primer entorno donde te desarrollas y ser testigo de acciones machistas como: la elaboración de quehaceres domésticos solo para las mujeres, la responsabilidad total de los hijos, los comentarios denigrantes y posesivos como “por eso eres mi mujer”, “solo estas para servir”, “esas son cosas de mujeres”, “tienes que atender para ser buena esposa”, “es tu obligación como su mujer”. Llega a pasar que hasta la madre influye en el pensamiento errado que se crea sobre el rol de una mujer en la familia.
De aquí podemos saltar a cómo lo vemos en el estancamiento escolar, aunque actualmente ya no es tan común, para nuestras abuelas, madres o tías no fue sencillo, muchas se vieron en la necesidad de abandonar sus estudios por la mentalidad de “la escuela no es para mujeres”, “mejor quédate a limpiar la casa”,” mejor cásate”, “igual tu esposo te va a mantener”, “mejor quédate a limpiar la casa”. Y las que lograban continuar con sus objetivos escolares llegaban a recibir comentarios misóginos de propios compañeros y profesores, quienes, a pesar de tener una carrera, demostraban la falta de profesionalismo al impartir sus labores como docentes.
El ámbito laboral es un ejemplo que lamentablemente en la actualidad es muy notorio, desde la desigualdad en las oportunidades laborales, donde se da preferencia a los hombres o se reduce el rango de edad en mujeres, hasta la gran desventaja en los salarios por el mismo trabajo. Se llegan a poner tantas trabas al crecimiento laboral de la mujer que la condicionan aceptar medidas inapropiadas, el hostigamiento también es una agresión y el acoso que se llega a presentar en muchos trabajos a las empleadas por sus jefes o compañeros.
Las relaciones amorosas también han sido escenarios del machismo, haciendo enfoque en la intimidad, suele tenerse como estereotipo que la vida sexual de una mujer deber ser “sólo para un hombre”, o que “está solo para complacer al hombre”; también dicen “los hombres no pueden controlar el impulso y debes ceder si lo amas realmente”. Se ha condicionado que la manera de expresar el amor de una mujer a su pareja es obedeciendo, sometiéndose y dejándolo como su prioridad.
A veces no se necesita tener una relación personal o cercana con alguien para ver estos acontecimientos o escuchar esas frases, en la propia calle, en los medios o en otros testimonios vemos al machismo interiorizado en nuestra sociedad. Me pregunto, ¿por qué sigue tan presente si se sabe lo negativo que es?
¿Costumbre, comodidad o ignorancia?
Sabemos que el machismo se ha visto en todas partes, pero ¿qué hace que este perdure a pesar de los años? Está claro que actualmente ya se lucha para tumbar todas estas ideas que han estancado a nuestra sociedad, ¿qué lo mantiene vivo?
La mentalidad que las personas han tenido durante el tiempo es lo que inconscientemente ha hecho que permanezca, todo el entorno se ha manchado de este problema de diferentes formas y actitudes, viéndose reflejado en que muchas veces ya no se identifica como un conflicto, y pasa a ser cotidiano, normalizado, convirtiéndose en algo característico de nuestra cultura. A la sociedad le es más fácil evitar una problemática que enfrentarla, le ha sido más sencillo callar que levantar la voz, y pareciera, ser más cómodo vivir bajo ideales que poner un alto a ellos.
La incapacidad de visualizar más allá de lo “predeterminado” es lo que lo ha estancado, el miedo e incertidumbre de conocer otra realidad, es lo que limita a tantas personas de hacer un cambio, aceptar que está mal y que ha dañado vidas, y de valorar realmente lo esencial.
Construyendo el cambio
La transición no va a ocurrir de la noche a la mañana, no se puede eliminar algo que ha durado siglos de un día para otro, pero es cierto que la lucha ya ha empezado y como mujeres tenemos que estar juntas más que nunca para obtener la cura, la respuesta… la liberación está en nosotras.
Hablar, expresar la inconformidad, no ceder y reajustar es lo que necesitamos hacer todas para detenerlo, ya no permitir que siga condenando nuestras vidas a frustraciones, arrepentimientos o injusticias. Porque algo que está dañando tan sigilosamente necesita ser expuesto para realmente ser tumbado.
Además de poner un alto se debe detener su divulgación, hacer crecer a las futuras generaciones con conciencia, en donde mujeres y hombres tiene valores, derechos, oportunidades y libertades que deben respetarse por igual, identificar y quitar de nuestro vocabulario comentarios despectivos en los cuales inconscientemente resaltamos esta discriminación,
Debemos luchar por nosotras, alcemos la voz por las que callaron, gritemos por las que aún son perjudicadas, exijamos por las que aún no están involucradas y no paremos, por la libertad de todas.
Lamentablemente el machismo en nuestro país no solo aparece cuando las mujeres dan testimonio de él. Debe haber unión entre nosotras, no propagarlo, ni permitirlo, identificar que está mal y no temer a enfrentarlo. Agradezco a Martha, Mary, Margarita, Gaby, Gis y Paula por su colaboración para la realización de este texto.
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Una respuesta
Se agradece y valora mucho que las mujeres desde las más adultas hasta las más jóvenes sean capaces de expresar y perder el miedo a levantar la voz, yo confío en que juntas y con una gran labor lograremos en algún momento disfrutar de una vida libre de machismo.