Hoy en día la distribución de estupefacientes ha invadido las calles e incluso las redes sociales, donde se distribuyen drogas de manera ilegal en diferentes presentaciones, ya sean gelatinas, dulces, pizza, bebidas, té, etc. Mucho se ha hablado en la jerga artística de que el consumo de sustancias ayuda en el proceso creativo, pero ¿cuándo esto pasa a ser una excusa para el consumo? En mi experiencia como músico he conocido otros músicos que se motivan a usar drogas para “componer mejor” y “tocar mejor”, la cuestión es: si ensayamos 5 veces a la semana y esos 5 días usas drogas, ¿eres un adicto? ¿O simplemente eres alguien que busca excitar su mente creativa? Un comportamiento de consumo sistemático lleno de negación cuando se cuestiona el hecho de ser dependiente es adicción; según la OMS, “Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad”. Es por ello que muchos artistas terminan sumisos a la depresión y episodios de ansiedad, durante y posterior a la abstinencia. Cabe plantearse la siguiente pregunta: ¿la depresión y ansiedad se dan durante el consumo y/o durante la abstinencia? ¿Existe tal correlación? Según la clínica de salud mental SAMU Wellness esto es una realidad, ya que las sustancias producen, estimulan o alteran el estado de ánimo de cada individuo puesto que el consumo extenso y normalizado desemboca en trastornos mentales, se habla de que las emociones se pueden ver potenciadas; por lo tanto, es fácil determinar que el abuso de estas drogas puede llevar al artista a un cuadro depresivo y de ansiedad. Justamente es necesario educar al artista sobre los peligros y consecuencias que acechan en el contexto en el que se desarrolla; es común ver a grandes ídolos sumidos en el abuso de sustancias, algunos otros incitando y haciendo apología constante de ellas. 

Bajo este contexto en que los artistas emergentes ven a sus ídolos en el mundo de las drogas, romantizan el consumo y algunos aspiran y/o justifican dichas adicciones bajo la bandera de la creatividad, se crea un sentido de pertenencia que agrava la situación.

A lo largo del tiempo los medios de comunicación han perpetuado lo que significa ser artista, muchas veces relacionándolo directamente con el consumo de drogas, asimismo dejando como premisa que ser artista es ser consumidor; si bien existe una correlación entre el artista y el fácil acceso a las drogas que tienen en dicha esfera de comunicación y desarrollo, la misma sociedad ha encasillado al artista en cuestión, condenándolo al juicio social de ser drogadicto, justamente los medios han maquillado y monopolizado a los artistas haciendo un hiper-énfasis en aquellos con problemas de drogas, emocionales y psicológicos: Kurt Cobain, Billie Joe Armstrong, Freddy Mercury, León Larregui, Sid Vicius etc; continuando en el ámbito musical, podemos ver que los artistas emergentes viven bombardeados de la romantización de la vida de los artistas grandes dependientes de las drogas, tal es el famoso caso de consumo e idealización de la pareja Punk: Sid Vicius y Nancy, que sin duda son un claro ejemplo de la romantización del abuso al consumo y las consecuencias. 

Cuando se es un artista emergente y se buscan medios de difusión, se encuentra gente de todo tipo y es este punto de inflexión donde podemos focalizar la atención, el narcotráfico ha invadido las calles y la escena artística de todo tipo; punto que se debería atender porque muchos pequeños artistas caen solemnemente en el consumo, dicho esto podemos aclarar que existen estos pseudoartistas que también consumen pero se encuentran más en el hobby, buscando fama y fortuna, denigrando el significado del arte, esta premisa alimenta más y perpetúa la imagen del artista en cuestión.

El proceso creativo y el uso de sustancias que podemos llamar “lúdico” y “experimental” está en el borde de convertirse en una adicción, constantemente los artistas se cuestionan el por qué es necesario consumir para crear. ¿Realmente es necesario el uso de drogas para “mejorar” en el ámbito artístico? ¿O es sólo una mentira más de los medios que romantizan el uso de sustancias de la mano de los estereotipos? Y si no lo es, ¿realmente es una cuestión de perspectiva, autoestima, idealización y perdida del subconsciente?, puesto que la ausencia o alteración de estas características empuja al artista a dejar fluir sus ideas sin chocar con una fuerte pared de autocrítica, dando como resultado un ciclo de exigirse más y más a uno mismo. Recodemos que el fundamento del arte es la expresión del ser humano, por lo tanto, esta no puede ser perfecta, porque deriva de nuestras imperfecciones individuales y cambiantes, no significa ser un mal o peor artista, porque ese punto de inflexión se vuelve catarsis y la expresión sincera y libre de uno mismo, la fusión del arte con tu propio ser, y por eso es importante reflexionar sobre si vale la pena arriesgar tu integridad por una pieza de arte. Porque también puede ser que los artistas busquen esas descargas de adrenalina que su cerebro ya no pueden producir, convirtiéndose en una adicción.

Las drogas siempre pueden estar en el filo de afectar tu integridad si no se les trata con responsabilidad y respeto.