Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2 Erasmo Castellanos Quinto
Escuela Nacional Preparatoria Plantel 2 Erasmo Castellanos Quinto
Noches como esta me recuerdan los versos tristes de poetas
que en el enorme edén de la imaginación cumplen con su exilio,
cansados de la cruel realidad y el dolor de las saetas.
Este es mi grito de dolor más puro, te estoy pidiendo auxilio,
pero sólo aplaudes y dices que mis heridas son hermosas,
besas mis estigmas y amenizas mi infierno como Virgilio.
Tú eres una margarita y yo soy un espinal lleno de rosas,
nunca podrías entender el por qué estoy manchado de sangre;
tú naciste para ignorar que existe un lado oscuro en las cosas.
Y por eso te amo, a ti y esa sonrisa que evita me desangre,
a ti, con esos ojos de faro que ilumina mis tinieblas,
a ti, con tus hermosos labios rojos manchados por mi sangre.
II
Te suplico me rescates de esta prisión de la que soy un rehén,
los barrotes están hechos de melancolía y arrepentimientos,
las paredes están rellenas de tu nombre a lado de un amén.
Estos muros de mi cuarto han presenciado mi llanto y mis lamentos,
no soy un hombre de fe, pero hablo en serio cuando digo que en ti creo,
y estos muros confidentes saben que tu limpias mis pensamientos,
saben qué pensando en ti, me vuelvo un hombre libre aún siendo un reo
quédate conmigo siempre y por favor no me dejes indefenso
porque sin ti hasta en la luz más brillante la negra oscuridad veo.
Amor, no te vayas porque cuando te vas, se va la calma y pienso;
entonces mi mente se pregunta, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?, o ¿de quién?
es que recibí estas moscas que generan este dolor intenso.
Y cómo explicarte cómo duele sin que te duela a ti también,
cómo hacerte saber esta terrible forma en la que me lastimas
cada que preguntas, ¿qué me agobia?, cuando lo descubrí recién.
III
Entre paquetes de galletas y los pañuelos llenos de lágrimas,
los días de mi vida transcurren como en una tragedia helénica,
mi cuerpo, alimento de las moscas y las tristezas de las rimas.
Yo no elegí esto, que mi vida esté escrita en forma tan escénica,
yo nunca quise ser así, es más, siempre quise ser como los otros,
con su soledad instagrameable y su depresión tan higiénica.
Mi madre, me dice que mire siempre hacia el frente como los potros,
¿cómo explico que mis piernas son las que no me dejan levantarme,
que es mi alma la que no puede creerte cuando dices un nosotros,
que son estas manos, mis manos, las que ya no quieren cuidarme?
Porque algún día alguien me dijo que destruyo todo lo que toco.
Mi padre dice que no servirá de nada sólo lamentarme,
como si tuviera que ser productivo mientras que me sofoco,
como si no bastara con tener que lidiar con todo este drama
y con este dolor que emana de mi pecho porque todo es poco.
IV
Con mis garras de perro herido intenté excavar dentro de mi cama,
para que el hueco que dejé entre las sábanas me fuera un escudo,
mi almohada confidente guarda el secreto de que nadie me ama.
Dentro de un tazón me como la cabeza pensando en lo que pudo,
pero no será porque en la felicidad no existe la gracia,
y yo soy poeta, necesito sin soga sentir este nudo.
Me hice hermano de las pequeñas larvas nacidas de mi desgracia,
hijas accidentales de las inseguridades de mi cuerpo,
oriundas del tazón de mi cráneo; que matan sin diplomacia.
Por: Edgar Serrano Oyorzabal
Buscar para encontrar, el libro que me acompaña
Por: Citlali Núñez Téllez
Oda a las cartas en un mundo efímero y digital