En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Bluey (2018) Joe Brumm

Bluey y los trabajos de cuidados

Número 16 / ENERO - MARZO 2025

El nuevo rol de la paternidad en las caricaturas para la infancia

Picture of Diana Burgos Estrada

Diana Burgos Estrada

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Deslicé diferentes videos antes de que mi algoritmo me llevara a un mundo particular: la familia Heeler. Recuerdo el sentimiento de presenciar un material novedoso, al googlear el nombre, la categoría asignada era “Programa Infantil”, en definitiva yo no era el público objetivo, no obstante, me parecía que abordaba temas con los cuales un adulto se siente identificado. 

Bluey es una serie australiana estrenada en 2018, realizada por Ludo Studio y concebida por Joe Brumm, quien utilizó su experiencia profesional como animador, pero también sus anécdotas paternales para crear dicho proyecto. El creador establece la serie bajo la premisa de: “Crear algo que pudieras ver como adulto y también como niño de cuatro años, lo cual es un gran paso, y cambia la naturaleza del programa”. 

Estas anécdotas son representadas en cada episodio y encarnadas por cada integrante de la familia Heeler: Bluey, la hija mayor; Chilli, la madre; Bingo, la hija menor y Bandit, la figura paterna del programa. Cada capítulo lleva el nombre de la temática a tratar y el aprendizaje es la verdadera incógnita, aunque existe un ingrediente presente en todos los episodios, el trabajo de cuidados, el cual es construido mediante juegos, reflexiones y tiempo de calidad.

 

Trabajo de cuidados y roles 

 

El trabajo de cuidados en las familias representa un arduo compromiso que recae la mayoría de veces en las mujeres. El rol de género implica una asignación de tareas, es decir, a las mujeres se les asignan todas los labores en casa, lo que significa cuidar y atender a la familia y el hogar, mientras que los padres son los encargados de proveer los bienes económicos para la misma. Los roles se asumen conforme a las distintas situaciones familiares; las familias tradicionales cuentan con mujeres cuidadoras, pero con paternidades que probablemente estén ausentes debido a sus jornadas laborales.

Con el paso de las generaciones el trabajo de cuidados presenta una crisis, esto significa que han cambiado las formas familiares y los roles e identidades de género. Las formas y los protagonistas del cuidado se han transformado; los cuidados de tiempo completo se ven interrumpidos por el empleo, ya que las mujeres han entrado al mercado laboral. El trabajo de cuidados no tiene valor social, es una ocupación que no es reconocida como algo relevante, pero que para las mujeres ha significado una obligación moral que deben desempeñar por un supuesto designio biológico. 

En los últimos años, tanto la maternidad como los trabajos de cuidados, se están despojando de tabúes y se externan las frustraciones, la complejidad y la carga emocional que esto conlleva. Ahora se plantea como problema social compartir el trabajo de cuidados, porque las mujeres no pueden solas y no quieren estarlo. 

Con relación a las masculinidades, existen normas familiares, costumbres, prejuicios, hábitos cotidianos, comportamientos y actitudes las cuales definen la construcción social de lo que implica ser varón. La cultura atribuye a los hombres las características de fuerza, competencia, destreza, control, racionalidad y autoridad, adjetivos utilizados como justificantes ante el desprendimiento emocional que deviene en el nulo involucramiento de los hombres en la crianza de sus hijos. Sin embargo, las representaciones de las paternidades se han modificado, hay nuevos roles de género en la sociedad y éstos ya son representados en los medios audiovisuales. 

 

Bandit, el rostro de las nuevas paternidades

 

En la década de los ochenta del siglo XX se hizo famosa una figura paterna entre las audiencias, Homero Simpson, quien configura una paternidad proveedora; a pesar de haber capítulos en los que explora su paternidad, el trabajo de cuidados recae principalmente en la figura materna, Marge. En episodios donde Marge se encuentra ausente, Homero es el clásico padre perdido en su propio hogar, desconoce la estructura y a sus hijos.

Al otro extremo, en los años noventa, también del siglo XX, Los rugrats presenta un concepto novedoso no solo por la trama, sino por los personajes; son padres comprometidos que rompen las normativas de género esperadas durante esa época; por ejemplo, el padre de Carlitos, uno de los personaje principales, se involucra completamente en su cuidado al ser un padre soltero. Ante los cambios sociales se necesitan nuevas historias, ambas series precedieron al padre estrella en redes sociales, Bandit Heeler, pero, ¿qué hace sobresalir al personaje?, la respuesta es simple, ejerce su paternidad, no solo cumple su función de proveedor, si no que se involucra en los cuidados emocionales y físicos de sus hijas y es su guía a través de métodos didácticos.

El papel de cuidador de Bandit Heeler se encuentra en constante desarrollo, como puede observarse específicamente en uno de los capítulos, donde Chilli, la mamá, se encuentra agobiada ante el ejercicio de la maternidad, motivo por el cual le pide con amabilidad que se haga responsable de las niñas por algunos segundos; así, cuando existe un punto de inflexión, los cuidados quedan al mando de la figura paterna, sin necesidad de que este se sienta perdido, lo que muestra la distribución de cuidados entre los padres durante momentos de frustración, agotamiento y estrés. 

Estas situaciones reflejan la realidad de la crianza, donde los adultos comúnmente enfrentan desafíos y se sienten abrumados. En este sentido, se comprende que un elemento fundamental del cuidado es el buen trato, junto a la creación de un entorno amigable, de tal forma que Bingo y Bluey replican ese cuidado entre ellas y dan a conocer inseguridades, miedos e incluso sus molestias sin necesidad de ser desacreditadas por comunicarlo.

Estas nuevas narrativas presentes en caricaturas permiten la discusión de las nuevas paternidades, aquellas cuya principal búsqueda es no replicar el autoritarismo, ausencia y la frialdad en las relaciones padres-hijos de generaciones pasadas. Buscan ejercer paternidades más allá de roles y lazos económicos, convirtiendo los trabajos de cuidado en una herramienta retomada por ambas figuras de la crianza.

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