“Todos los días se sienten iguales, lo nuevo se acaba, no hay nada que no haya pasado ya, todo mundo sabe y ha vivido todo, y conforme pasa el tiempo, las nuevas ideas son tan valiosas como el dinero pueda pagar”. Esto es parte de lo que Nemo escuchó camino a casa, volteó a todas partes mientras caminaba, pues buscaba la fuente de la voz que decía que mataría por tener una experiencia “original”. No hace falta decir que aquellas palabras resonaron en él. Cada día parece más y más que todos se repiten los unos a los otros para llamar un poco la atención, hacer a los demás pensar qué son originales, darse ese sentimiento de pertenencia. Nemo se envolvía en la idea, se cuestionaba sí tanto vale la pena ser alguien único, pues no solo es ser un creador o un imitador, al igual que la pintura del paisaje, no solo es blanca o negra, si no que también hay sutiles grises y muchos otros colores que él mismo sabe qué no puede ver.

Después de oír ese discurso, apareció en escena otra voz que empezó a argumentar en contra, parecía que caminaban detrás de él, ya que las voces se notaban cercanas. Aunque tampoco se molestó en voltear de nuevo, se hubiera visto muy entrometido de haberlo hecho, pero decidió dejarlos avanzar en su debate a ver dónde llegaban.

Sobre lo original

– Sí tantas son tus quejas de que todo es repetitivo, dime: ¿qué implica ser original?

Por un momento dejó de escuchar las voces y empezó a responder como sí le hubieran preguntado personalmente, por supuesto qué, lo hizo en su mente: “Hacer algo completamente nuevo, engendrar una idea nunca antes vista, mantenerse auténtico y ser tú mismo. Lo original es tener hambre de descubrir, de crear, de escalar la montaña y hacer que todo mundo se entere. Muchos quieren sentirse validados, unos quieren dinero, otros destacar, pero al final de cuentas, la originalidad, es tener una ambición, sea buena o mala, es darnos un propósito y cuestionarnos a nosotros mismos y lo que nos rodea”.

– ¿Ser original es siquiera posible?

La voz entró brevemente y empezó a difuminarse mientras volvía a sus pensamientos. “Podríamos dejarlo en un simple sí, decir que es parte de la condición humana reinventarse a sí misma junto a sus creaciones con tal de avanzar, pero sería absurdo dejarlo así. ¿Hay acaso algo de lo que no se haya dicho?, ¿algo sobre lo que no se haya escrito?, ¿algo que no se haya sentido o pensado?,¿por qué siquiera intentar? La dificultad de algo no determina que tanto vale la pena intentar, además de que estamos completamente conscientes de que esto sigue y seguirá siendo una posibilidad, todos los días oímos de avances e inventos científicos, el problema es que la gente solo ve lo que quiere”.

Sobre lo cotidiano

Mientras continuaba en su propia mente, las voces parecían oír sus pensamientos, pues el silencio reinaba. Tan lejos estaban sus pies de la tierra, qué lo ignoró, y llegó a las puertas de lo común.

Todos conocen lo cotidiano: despertar todos los días en la misma cama, cepillarse con la misma pasta dental, ver a la misma gente, comer las mismas comidas, ver los mismos programas. Es un poco deprimente percibirlo como algo cansado y aburrido, pero siendo esto la antítesis de la originalidad, habrá que decirles porqué hay que saber amar lo conocido. 

La belleza de la cotidianidad reside en la necesidad de su existencia: Por qué otorga identidad, un lugar en la sociedad, un asiento propio asiento en una mesa llena de gente, es un lugar seguro que siempre se da por hecho. Al hablar de lo corriente como una necesidad no hay que pensar en las cosas que aburren y cansan, de hecho, es algo mucho más íntimo y personal. Necesitamos que los demás rían, amen, lloren, odien y pasen por algo similar, obviamente sin referenciar a que buscamos que la persona sobre la que la mirada reposa, viva nuestro sufrimiento y alegría. La cotidianidad es encontrarnos en ojos ajenos y sentirnos comprendidos, esa es su belleza, depender del otro para sentirnos nosotros mismos, sentirnos unidos a alguien y volvernos humanos una vez más. 

Ambigua condición

Es imposible ver ambos conceptos y decir que uno es mejor que el otro, siendo ambos tan ambiguos, se podría decir que no tiene sentido discutir, pues ambos ya aportan y quitan por sí solos.

Es ridículo limitarse a tomar un bando cuando tomar lo mejor de ambos siempre es una posibilidad, es como cerrar los ojos y negarse a volver abrirlos. Lo ideal sería vivir con esa hambre de descubrir y crear mientras imbuimos la cotidianidad en nuestro corazón, ya que tanto lo nuevo y lo viejo son bellos a su propia manera, tan novedosa, y simultáneamente, familiar.

Fue solo cuando Nemo llegó a casa que notó que las voces seguían discutiendo, pensó que era raro ya que no había nadie alrededor, pero ellas solo seguían su perpetua pugna. Hubo un cambio en esta ocasión, las voces eran una ínfima versión de lo que solían ser, un simple par de susurros en el fondo de su mente.