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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Foto de Los Muertos Crew de Pexels
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Luis Eduardo Escobar Flores

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Estudiante de Ciencia Política, lector de lo que caiga en mis manos y adicto a las enchiladas verdes y la poesía.

¿Te dedico una mermelada?

Número 10 / JULIO - SEPTIEMBRE 2023

Deja que salga la luna, dijo José Alfredo Jiménez

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Luis Eduardo Escobar Flores

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

La ciudad de México, o al menos el centro de esta, suena al ahora casi extinto organillo. El organillo imprime una nostalgia romántica del cine de oro mexicano, la nostalgia mexicana recuerda el símbolo que es Pedro Infante cantando Amorcito corazón al pie de una ventana: una serenata. 

Cuando uno se mueve sobre el eje central, casi llegando a Garibaldi, no es de extrañarse que un mariachi le aborde y pregunte ¿qué le vamos a tocar, mi jefe? ¿a dónde hay que llevar gallos? Los músicos nómadas me han dejado una lección muy importante con el pasar de los años: sus conciertos se aprecian más con la edad. “Qué dicha es tenerte a ti, mi cielo” entona un grupo de cantantes callejeros y de pronto estoy en 1953 y Pedro Infante lleva serenata y aunque los otros que observan a los trovadores itinerantes no vivieron esa época -Yo menos- sí se apropian del anacronismo que los vuelve espectadores de los que se quedan hasta el final del acto. Pero mi duda va más allá. Después de presenciar a los músicos ambulantes, pensé en las serenatas:

Breve historia de la serenata en México:

Mozart es parte de los orígenes de la serenata, sí, no es broma. Originalmente, por ahí del siglo XVIII, las serenatas eran piezas musicales pensadas para que un agrupamiento, fuera de cuerdas, de viento, percusión o mixto, interpretara esto como parte de la diversión popular; a menudo estas piezas eran interpretadas en eventos sociales como bodas. Poco después pasaron a ser interpretadas al anochecer o al aire libre, en los palacios aristócratas para deleitar las veladas. 

Es interesante notar que el nombre no proviene de la palabra italiana “sera”, que significa “tarde”, sino de “sereno”, que significa “calmado” o “reposado”.

Poco después, esta palabra adquiere otra connotación, que es la que hoy conocemos. La serenata continuó siendo popular en el siglo 19, y se convirtió en una forma popular de entretenimiento en los Estados Unidos. A menudo era interpretado por músicos viajeros, y era una forma popular para que la gente disfrutara de la música y socializara. La serenata también se convirtió en una forma popular de cortejo en los países hispanohablantes; por ejemplo, para un país como España, la forma común de serenata era con una tuna; para el Perú una forma de la serenata era con una serenata criolla andina; para México, claro, fue con el mariachi.

Después de la serenata ¿qué? ¿Cuál es la serenata del siglo XXI?

Pensé por mucho tiempo si no iba a ser una bomba decir que dedicar canciones a través de códigos de Spotify era una antítesis a la serenata. Si bien es arriesgada la idea, voy a defenderla. 

¿Spotify como antítesis de la serenata? 

En el 2000 se estrenó una de las mejores películas del cine mexicano contemporáneo: Amarte duele. En un momento del metraje, el Romeo de la cinta (Ulises) llama a una estación de radio para dedicarle una canción a su Julieta (Renata), la conductora del programa enlaza las llamadas y le dice a Renata que su enamorado le quiere dedicar una canción, una… mermelada. Esta es una forma de la serenata ¿no? Claro que lo es. La serenata es una forma para que alguien exprese su amor o admiración por otra persona de manera pública. Es una forma de compartir su música con alguien. ¿Por qué decir “su música”? Porque olvidé que Ulises le dedicó “Sabor a chocolate” de Elefante (Hubiera rifado más Soñé de Zoe que también formaba parte del soundtrack). Con decir su música, me gustaría reafirmar que el dedicar (serenata) una canción es una forma de entregar lo que esta te causa, la estética…

Hoy en día, cualquiera puede dedicar una canción a alguien en Spotify u otro servicio de transmisión. No hay necesidad de trasladarse, cuando menos. Todo lo que necesita son unos pocos clics de un botón. Pero, aun así, esta evolución de la serenata mantiene su origen: compartir. Hacer saber a alguien algo a través de lo que la música logra en uno. Es algo como “decir con la canción lo que no puedo con palabras”. La serenata es también una forma de arte. La serenata puede ser una experiencia muy hermosa y conmovedora, y puede ser una forma para que uno comparte su amor por la música y los demás. La serenata es una tradición que ha existido durante siglos. Es una tradición que sigue viva hoy en día, y es una tradición que disfrutan personas de todo el mundo.

Spotify, no es una antítesis de la serenata, mandar el link de una canción acompañado del clásico “Esta me recuerda a ti” es la evolución de nuestra generación hacia esta tradición”

Es más, si estás leyendo esto, te dedico una mermelada.

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