Facultad de Filosofía y Letras
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Es complicado hacer un relato histórico con las mujeres como protagonistas, ellas estuvieron recluidas en las fuentes del ámbito privado: diarios personales, cartas, panfletos, artículos en periódicos clandestinos con sobrenombres esquivos. Entre mayor es la distancia temporal, es mucho más complejo rescatar a la mujer de a pie, común y terrenal. Los relatos disponibles solamente son sensibles a las grandes reinas, guerreras imponentes y/o autoras burguesas: Leonor de Aquitania, Juana de Arco, Catalina la Grande, Mary Wollstonecraft, Olympes de Gauges, entre muchas otras.
¿Qué sucede con las mujeres campesinas, las madres de las primeras ciudades modernas, las esposas de los ferrocarrileros contemporáneos o las primeras combatientes de las guerras actuales?
Es cierto que rescatamos personajes del olvido con el propósito de mostrar un modelo que funcione para la enseñanza. El modelo de la Historia como una maestra de vida muestra a nuestras niñas que también existieron, mujeres en el pasado con una fuerte voluntad, pero también vale la pena recordar que este rescate de historias fue fruto de la lucha activista de grandes mujeres, cuyo movimiento feminista interfirió abruptamente en la academia occidental. Las luchas sociales de reivindicación del Siglo XX afectaron de forma determinante nuestra forma de construir conocimiento en todas las disciplinas sociales, por ello lograron aparecer personajes otrora olvidados por una academia elitista. Los movimientos de descolonización en el denominado tercer mundo, la lucha por el reconocimiento de las personas de color, la segunda ola del feminismo, la liberación sexual del hippie, todos estos acontecimientos forzaron a la academia hacia una Historia más inclusiva y representativa.
La gran arma del profesional de la Historia es la elaboración de discursos poderosos que inciden directamente en la identidad colectiva. En otras palabras, es necesario rescatar a las mujeres para la conformación de un relato plural, al fin y al cabo, ellas son la mitad de la humanidad. No por nada, la Historia es esencialmente parte del repertorio de las humanidades.
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