He vivido 18 años, y me he dado cuenta de que muchas veces, pasa a ser irrelevante nuestro nombre y se le da más énfasis a nuestra edad. Desde que era menor, cuando me presentaban era “Valentina, la más pequeña”. Esto se debía a que era la menor de mis primas, mientras que ellas eran “las que estudiaban en” o eran hijas de. Al crecer, continué viviendo esto pero ahora en el ámbito político, pertenezco a una organización juvenil, y allí era “La integrante más chiquita”. Y no me molesta serlo, porque me gusta mi edad. He disfrutado y aprendido en cada una de mis etapas. Pero al ver que yo no era la única que vivía esto, me di cuenta de que decir que era la más pequeña o la de menor edad no era una manera descriptiva, sino una manera descalificativa que insinuaba que por eso, probablemente no entendería algo.

A muchas personas nos ha pasado; tal vez porque nos involucramos a temprana edad en alguna actividad o simplemente nacimos un poco después que los demás. Pero, ¿por qué medir nuestro conocimiento y capacidades por un número?. Aunque la idea de que la edad no importa en absoluto puede ser un tanto extrema, existen enfoques pedagógicos que enfatizan la importancia del aprendizaje a lo largo de toda la vida y sugieren que las personas pueden aprender de manera efectiva en cualquier etapa. Por ejemplo, la teoría de la Neuroplasticidad. Esta se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a lo largo de la vida. Esta capacidad sugiere que el aprendizaje y la adquisición de nuevas habilidades pueden ocurrir en cualquier etapa de la vida, aunque la velocidad y la facilidad con las que se produce el aprendizaje pueden variar. Es decir, nunca es demasiado tarde o temprano para aprender algo y desarrollar alguna capacidad. Y tampoco la edad nos garantiza que se dificulte o facilite más.

Probablemente el descalificar a una persona por su edad sea una manera de adultocentrismo, es decir, la tendencia a ver el mundo y evaluar las experiencias desde una perspectiva adulta como la norma o el estándar, y a menudo, sin tener en cuenta las perspectivas, necesidades y voces de los niños y jóvenes, y claramente un prejuicio. Pero, ¿qué pasa con sus consecuencias?. Según el Gobierno de México, las consecuencias negativas de estas prácticas afectan los derechos humanos básicos de niñas, niños y adolescentes al discriminar, subordinar y relegar sus capacidades solo por el hecho de tener una edad menor, lo que a largo plazo generará relaciones asimétricas, dañará la autoestima, además de reproducir y perpetuar el autoritarismo.

Estas prácticas se pueden evitar promoviendo la empatía, fomentando el diálogo, si es algo que se da entre familia; promoviendo igualdad de oportunidades y, por supuesto, reflexionando sobre nuestras actitudes y prejuicios. Una vez me dijeron “Valentina, la más chiquita, pero la más capaz”. Escuchar esto fue muy significativo para mí, fue la primera vez que mi edad no fue para dar entre líneas un significado de algo que no era, dejando en claro que mi edad, un concepto fisiológico, no me hacía menos, me hacía igual, porque los estudios y experiencia que había adquirido daban para eso y más.

Aceptar esto es también aceptar que no tenemos una verdad absoluta, que no por tener 10, 20, 30 años o los que sean significa que sabemos y tenemos mayor capacidad. No podemos compararnos ni comparar a dos personas por un número cuando su aprendizaje y habilidades van mucho más allá de eso. Es verdad que la edad sí sirve para medir algo, pero tan solo mide el envejecimiento de nuestras células y organismo, no nuestra inteligencia. Empecemos a ver que aparte de un número tenemos un nombre y una experiencia. Todos somos igual de capaces de alcanzar el cielo y nuestras metas, si nos lo proponemos. Dejemos de lado limitantes y prejuicios; pero también abramos los ojos para no ser quienes descalifiquen o vean como deleznable a los demás y reflexionemos sobre si alguna vez hemos cometido alguna de estas cosas para poder cambiarlo.

Bibliografías: 

Salvador, D. G. C. E. N. F. R. R. G. J. C. R. (n.d.). La plasticidad cerebral nos permite cambiar y aprender a lo largo de la vida. Ciencia UNAM. https://ciencia.unam.mx/leer/1278/la-plasticidad-cerebral-nos-permite-cambiar-y-aprender-a-lo-largo-de-la-vida

Mirtha Hernández (2023, April 27). El maltrato infantil: una consecuencia del adultocentrismo. Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/el-maltrato-infantil-una-consecuencia-del-adultocentrismo/

De Protección De Niñas Niños Y Adolescentes, S. N. (n.d.). Adultocentrismo: qué es y cómo combatirlo. gob.mx. https://www.gob.mx/sipinna/articulos/adultocentrismo-que-es-y-como-combatirlo?idiom=es

Aegon. (2023, July 24). ¿Qué es la edad biológica y cómo calcularla? Blog Aegon Seguros. https://blog.aegon.es/salud-familiar/edad-biologica/