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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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DASSAEV TÉLLEZ ADAME/ CUARTOSCURO.COM
Luan Yerai Toledo Ruíz

Luan Yerai Toledo Ruíz

Escuela Nacional Preparatoria 7

Semblanza

Una mirada al racismo

Número 2 / JULIO - SEPTIEMBRE 2021

El imperialismo es el origen de la esclavitud en su versión moderna, la explotación y el racismo

Luan Yerai Toledo Ruíz

Luan Yerai Toledo Ruíz

Escuela Nacional Preparatoria 7

“No podemos combatir el racismo si no combatimos contra todas las formas de opresión”

Hoy hay que darle una mirada al racismo en México, un tema que nadie quiere ver pero está normalizado pues una gran mayoría piensa que el hecho de tener un tono de piel oscuro significa “ignorancia”, “pobreza”, “ser naco”.

Me atrevo a escribir esto desde mi punto de vista como persona racializada e indígena. Lxs mexicanxs somos racistas, vivimos bajo los ideales del privilegio blanco que nos domina y oprime; somos racistas por los prejuicios, estereotipos, por el clasismo (en México somos racistas y clasistas), por la eterna lucha entre clases dominantes y dominadas, que en este sistema económico se divide en: “capitalistas y proletariado”.

A lo largo del tiempo hemos clasificado a la gente según su “raza”. Esto es más palpable en Estados Unidos. Por ejemplo, en las instituciones como la Oficina del Censo clasifican a la gente con términos como “blanco”, “amerindio”, “negro”, “hispano” o “asiático”.

Si algo queda claro es que el racismo es un asunto de nuestro sistema social, no solamente de opiniones particulares, de expresiones verbales, en el plano del habla cotidiana, como el caso de ir al tianguis y que te digan “pásele güerx”, e inclusive la falsa creencia de asociar el color de piel blanco a la belleza. Esto va más allá de estos ejemplos, es un problema muy grave pues se siguen violentando derechos.

Es un hecho concreto en México que la población indígena, es decir, aquella que tiene como lengua materna una lengua originaria, tiene desventajas sociales, políticas y económicas concretas y reales. Hay que tener en cuenta cada una de estas cuestiones históricas. En este país estuvo vigente durante la Colonia un sistema social de castas, discriminatorio y racista, que otorgaba estatus a las personas según su porcentaje de blanquitud. Así, un europeo que contaba con absoluta blanquitud tenía acceso a cargos, derechos y beneficios que el resto de la población no.

Y de allí para abajo. Los criollos, por haber nacido aquí en América, ya no tenían las mismas oportunidades y privilegios. Y los castizos, los mestizos o los zambos veían reducidas sus oportunidades. En la base de esta pirámide de privilegios y oportunidades estaban los indígenas y, más abajo, los afrodescendientes, que no tenían nada de raza blanca.

Eso es un hecho histórico que proviene de otro: la Conquista que fue parte de una transformación mundial de imperialismo y colonialismo innegable, por parte de potencias europeas contra regiones y civilizaciones de prácticamente todo el mundo.

Es un hecho que los portugueses y principalmente españoles en el siglo XV y XVI practicaron la aprehensión y la explotación de esclavos de origen africano, que emplearon en las plantaciones de sus colonias, tanto en islas cercanas a Europa, como las Canarias, como en el continente americano, particularmente en Sudamérica y El Caribe, también en México.

Es importante recalcar que este proceso de colonización e imperialismo fue parte del desarrollo del capitalismo moderno. Los complejos industriales de las potencias europeas precisaban mano de obra y recursos. Y el saqueo con el apoyo del aparato militar de los Estados fue la forma de obtenerlo. Las potencias compitieron y se lanzaron a dominar los territorios de todo el mundo.

En el siglo XIX, esos procesos llegaron a su clímax. Los europeos se repartieron África, como si se tratara de una pizza, en la Conferencia de Berlín (1884 – 1885). El Imperio británico fue el más beneficiado, seguido por el Imperio colonial francés.

El imperialismo colonial moderno fue una fase inapelable para el desarrollo del capitalismo. Y es el origen de la esclavitud en su versión moderna, la explotación y el racismo. Porque el racismo no es sino la exculpación ideológica de la explotación. Es la idea de que la población blanca es superior y tiene derecho a “civilizar” o dominar a la población no blanca, considerada inferior, menos humana o imperfectamente humana. Ésa es la base de la discriminación: los estereotipos y los prejuicios.

Puedo decir que la sociedad norteamericana no ha superado el racismo por una cuestión de interseccionalidad. Ha dado derechos políticos a lxs afroamericanxs, y a lxs indígenas como lo exige la ideología liberal. Pero no ha logrado cambiar la realidad económica (los afroamericanos padecen más pobreza y de los indígenas ni se diga) ni la desigualdad, cuyos índices son de los peores del mundo. Es decir, el capitalismo norteamericano puede aceptar afroamericanos como presidentes, pero es incapaz de resolver otras disparidades, pues eso implicaría cambiar el propio capitalismo. Y eso no ha pasado.

Así, el racismo continúa y continuará. Pues la realidad social tiene unidad compleja, no se puede cambiar por partes, según le convenga a la ideología liberal y al sistema capitalista. La superación del racismo, el clasismo, el machismo y la xenofobia sólo será real y completa cuando cambie la sociedad en su conjunto, lo que implica una revolución profunda que termine con el capitalismo.

Eso es una lucha interseccional. Los que sólo se enfocan en el racismo o el machismo, por ejemplo, pero no consideran la desigualdad económica o la lucha de clases, caen inevitablemente en esquemas liberales, es decir, superficiales. Es análogo a los que sólo enfocan la desigualdad y la lucha de clases, pero no toman en cuenta ni el racismo ni el machismo. Lo suyo es una causa incompleta y puede haber perfectamente personas muy marxistas, pero también muy misóginas y homofóbicas.

La propuesta de una izquierda completa y con algo que decir y hacer en el mundo contemporáneo debe ser forzosamente interseccional, pues la realidad social no es ni una unidad simple ni un mero agregado de partes, sino un entramado, con partes, pero articuladas en multitud de formas. La visión completa de la sociedad nos daría, como producto teórico, un sistema conceptual en red y la lucha para transformarla debería ser también una red de luchas combinadas. Eso está todavía por hacerse, en los dos niveles, el teórico y el práctico.

Si en realidad queremos un cambio y acabar con el racismo en México, tema que padecemos lxs mexicanxs, tenemos que acabar con cada una de las formas de opresión, con el privilegio blanco. Tenemos que aceptar que todas, todos y todes merecemos tener los mismos derechos y oportunidades. Sólo así podremos vivir en armonía y lograremos un país y un mundo mejor.

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Una mirada al racismo

3 respuestas

  1. Estoy venturosa de leer una perspectiva con visión interseccional, el comentario sobre el sistema capitalista y el marxismo, agradezco que el texto sea claro y nutra tanto la mente, desde la critica. ¡Gracias a PUEDJS y al activista que forma parte de este! Comencemos con pequeñas acciones que ayuden a suprimir cada opresión.

  2. Si algo puedo decir, es que me queda mas que claro que si no combatimos todas las formas de opresión no erradicaremos el racismo, felicidades al activista Luan, y a todas las personas que conforman gooya. Erradiquemos el racismo desde su raíz y todos los colonialismos.

  3. Me parece interesante cada punto que se aborda en el texto “una mirada al racismo”, no había pensado en esa forma tan clara como erradicarlo, me alegra aún más que se haya hablado desde la perspectiva de mis hermanxs indígenas, enhorabuena alumnxs.

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