Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan
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Todxs en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido prisioneros de nuestra propia mente. Es que es un fenómeno tan grande que nos puede ocurrir durante situaciones donde más necesitamos su plenitud y estabilidad, y regresa con toda tranquilidad después de un rato. Vaya frustración, ¿no? Antes de comenzar, quisiera que te respondieras una pregunta sencilla, querido lector o lectora: ¿Cómo definirías el término “Salud Mental”? ¿un derecho como ser vivo? ¿una moda para los más jóvenes o los más viejos? ¿o un privilegio del que todos pueden gozar y muchos no lo aprovechan? En mi opinión no es ninguna de las tres cosas; lo pondría en la categoría de superpoder, tan valioso como la corona de la Reina Isabel.
Y no me mal entiendas; no, por favor, no hablo del valor monetario de aquel objeto (que deben ser muchos millones de euros los que lleva en la cabeza esa mujer) sino del valor personal que tiene y lo que significa para uno mismo, “el cetro de la reina”, la fuente de su jerarquía y poder absoluto sobre Inglaterra y que sin ella no sería la monarca. La salud mental de una persona es la corona de la reina.
Hoy resulta tan normal tratar temas como la ansiedad, la depresión, el diálogo mental negativo como la autocrítica destructiva, pensamientos suicidas, drama y baja autoestima, que cuando escuchamos sobre alguno de ellos lo vemos como algo “habitual”, asuntos que han sido adoptados como casuales, y no porque la gente que lo sufre esté loca o algo así, más bien por la constancia con la que se escucha y se presentan estos casos, comparada hace 100 o 200 años. ¿Cómo llegamos hasta ahí? Si mencionara todas y cada una de las razones del por qué nos hemos debilitado mentalmente no acabaría en un texto tan corto, pero existen algunas más relevantes y obvias que otras.
La más reciente y un poquito obvia, la pandemia y el encierro. Mantenernos tanto tiempo sin salir y sin estar en contacto físico con otras personas que no sean los habitantes de casa resultó un caos, apuesto a que mucho nos sentíamos como animales enjaulados, sin salir a divertirnos un poco a que el aire nos abofeteara (es obvio que, hay gente que se pasó las indicaciones de la cuarentena por lo más profundo de su ser y siguió haciéndolo, pero el porcentaje es menor comparado a la población que atendió las indicaciones).
Te podrá parecer una locura lo que digo o pensarás que mientras escribo esto estoy bajo el poder de estupefacientes, pero no es así; la tasa de suicidios en México alcanzó niveles nunca antes vistos durante 2020 o “el año del caos”, como a mí me gusta nombrarlo. De acuerdo con datos publicados por la INEGI, los casos alcanzaron una cifra mayor a 7 800, el mayor registro en 10 años y que aumentó un 9 por ciento respecto al 2019; el Estado de México y Jalisco fueron los estados con más suicidios ÚNICAMENTE EN 2020, CON 832 y 655 casos respectivamente.
Por si el encierro no fuese suficiente, observar en las noticias cómo aumentaba la cifra de defunciones causadas por el virus cada día generó un trauma en muchos lo suficientemente fuerte, por desgracia algunos familiares estuvieron entre aquellos muertos. Otros factores un tanto colaterales durante el encierro caótico fue el incremento del uso de redes sociales (un tema anteriormente visto en ¡GOOOYA!, y que personalmente me centré en hablar de su uso excesivo y el daño que causa), entre muchas se encuentra la baja autoestima respecto a los estereotipos que hay en ellas, la “programación” que generan en nuestro cerebro si son utilizadas en exceso… Date un minuto para digerir esta información.
¿Listo? De acuerdo. Nuestra amada Universidad Nacional Autónoma de México puso los ojos en estos temas e impulsó líneas de atención psicológica y psiquiátrica en coordinación con las autoridades sanitarias; posiblemente ignorabas esto por completo y desconocías estas situaciones, y no te culpo porque yo tampoco no querría atormentarme con información tan triste.
La depresión, ansiedad y el diálogo mental negativo en general afecta a todo el mundo, en algunos países más que en otros, y en México no es la excepción. El riesgo que estos problemas representan para todos fue sumamente ignorado por un largo tiempo en nuestro país; ahora que los casos incrementaron exponencialmente, se le ha dado la importancia que realmente merece. Por desgracia, estas problemáticas han penetrado en la sociedad con gran profundidad. La Salud Mental inestable o escasa es un asesino silencioso, tus pensamientos y tu diálogo mental pueden convertirse en tu mayor enemigo sin que te des cuenta, va despedazando tus emociones poco a poco como una plaga hasta que lo notas, y tal vez sea demasiado tarde, y te has hecho un daño irreversible.
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