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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
Alejandro Ismael Amado Ramos / Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan
Noel Mendoza García

Noel Mendoza García

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Soy Noel Mendoza (o León, para los amigos). No tengo mucho para decir por escrito, la mayoría de lo que soy lo externo en persona, pero puedo decir que soy amante de la música, una ambición en potencia por escribir textos más largos y que lleguen a más gente, muy poco políticamente correcto, conflictivo pero neutral, me encantaría hablar más de lo que me gusta hacer pero me cuesta trabajo escribir, ¿me explico?

Redes sociales: arma de doble filo

Número 4 / ENERO - MARZO 2022

¿Las usas a tu favor y beneficio, o las consumes como una adicción?

Noel Mendoza García

Noel Mendoza García

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Las redes sociales, además de ser uno de los medios de comunicación más utilizados en todo el mundo actual (por no decir el más usado), son la forma de programación cerebral más discreta que puede existir. Están perfectamente estructuradas para hacernos adictos a ellas, diseñadas para que sigamos deslizando la pantalla de Facebook o TikTok, y para dar doble click a la pantalla en una publicación de Instagram. Y muy seguramente, en este momento estés pensando: “¿Por qué este loco dice todo esto? ¡Las redes sociales no son tan malas!”

Hablemos de lo utilizadas que son en el mundo actual: de acuerdo con datos de HMD Global, una persona promedio toma su celular 142 veces al día, aproximadamente pasa 18 horas y 12 minutos a la semana mirando su teléfono, más tiempo del que tardaría en escuchar The Dark Side of the Moon de Pink Floyd 25 veces seguidas (un álbum novedoso en su época, extraordinario y elegante, por cierto). Y seamos claros, muchos no ocupan ese tiempo para leer libros digitales o revisar sus estados de cuenta, al menos la gran mayoría ha de estar metido en las redes. Uno mismo se sorprende del tiempo que invertimos en nuestro pequeño aparato maravillosamente idiotizante.

Las redes sociales son una de las máximas causas de inseguridad en adolescentes y adultos jóvenes respecto a su físico y esto, por obviedad, reduce la autoestima de una persona. Dentro de la web, se idolatra de forma masiva a una persona (principalmente mujeres) por tener pechos grandes, cadera ancha, cintura pequeña, tez blanca, nariz respingada, ojos claros y labios sensuales; el estereotipo femenino más seguido es ese. Una infinidad de modelos con algunos o la mayoría de estos atributos flechan a hombres y mujeres día a día… por desgracia, estos fans ignoran que mucho en redes sociales es mentira. Muchas (me atrevería a decir la mayoría) de estas “diosas virtuales” son ayudadas por el Photoshop. ¿Qué es esto? Un increíble sistema que con un par de clicks te hace ver más “bustona” o “caderona”, menos ancha de cintura o más alta. Pero, ¡mucho ojo! Los hombres no están exentos de la inseguridad o la ayuda de Photoshop. ¿Cuántos jóvenes no desean un físico como el de Chris Hemsworth en su papel de Thor o de Brad Pitt en Fight Club? Y claro, algunos influencers jóvenes se apoyan en el editor para verse con mejores abdominales, una espalda más ancha o una estructura ósea como la de un griego.

Las redes sociales también son una de las principales causas de ansiedad y trastornos de sueño en adultos jóvenes y adolescentes. Además, una de las principales vías para el acoso o, como es comúnmente llamado, “ciberacoso”. Por desgracia, estamos tan apegadas a ellas que no sabríamos qué hacer si llegan a desaparecer o dejan de funcionar por un tiempo… ¿O sí? Bien, el lunes 4 de octubre de 2021 se registró una caída mundial de Facebook, Instagram y WhatsApp que duró aproximadamente 7 horas. Como era de esperarse, los millones de personas que no podían acceder a las redes entraron en pánico porque no pudieron gozar de su dosis diaria de publicaciones dentro de las aplicaciones de Mark Zuckerberg, y no tenían otra cosa que hacer durante 3 ó 4 horas. Al reestablecerse estos servicios, por un lado los memes estallaron por todas partes acerca del brutal suceso, por otro, una inmensa cantidad de personas se quejaron de no haber podido disfrutar de sus amadas redes, ni poder reaccionar a las fotografías de sus ídolos. Y tú, ¿qué hiciste mientras las redes se cayeron? ¿Disfrutaste de un buen libro? ¿Una buena película? ¿Ocupaste el tiempo para conversar con tu familia?

Pero claro, no todo en esta vida es color negro. –¿O era al revés? ¿Era color rosa? No importa–. Las redes tampoco son del todo malas, en esta terrible pandemia han sido de una increíble utilidad para mantenernos en contacto con los nuestros, son una vía formidable para impulsar negocios que recién empiezan, te pueden hacer reír un rato: está científicamente comprobado que reír durante unos minutos reduce considerablemente tus niveles de cortisol, que es la hormona del maldito estrés, el mismo beneficio que meditar durante unos minutos al día; también alivia dolores, combate el insomnio, la timidez y depresión, y en general te hace una persona más feliz.

Las redes sociales también son una excelente forma de compartir tu talento. Si escribes cuentos, novelas o poemas, si dibujas o trabajas con algunos materiales, si haces música o tocas algún instrumento, o si te quedaste sin trabajo y buscas alguna oportunidad, también funcionan.

Al igual que muchas cosas actualmente, las redes sociales son un arma de doble filo, puedes aprovecharlas utilizando su poder en la sociedad y progresar artística y personalmente. O puedes volverte un adicto más y unirte a los millones de cerebros programados.

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