Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo
Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo
¿Puedo dormir? Ésta ha sido mi pregunta todas las noches durante los últimos cuatro años. Mi cuerpo muestra cansancio al estar de pie y al caminar; mis ojeras delatan las pocas horas de sueño y los bostezos no cesan en todo el día.
En un periodo de mucho estrés empecé a notar, poco a poco, que tardaba demasiado en conciliar el sueño, hasta que un día simplemente no lo logré. Lo curioso de este hecho es que mi cuerpo se sentía pesado, adolorido, pero mi mente no paraba de generar pendientes. Tenía un fuerte dolor de cabeza con varios puntos clave que dolían un poco más que todo el resto. Pensé que al sentir el calor de mi manta y la suavidad de mi almohada esto desaparecería; no fue así. Sólo podía llegar a un punto de sueño muy leve y el propio sonido de mi respiración me volvía a traer a la vigilia. Sabía que el cansancio era mucho y que ya había pasado mucho tiempo desde que me fui a acostar como para no estar dormida. Buscando posiciones cómodas me daba vueltas sobre las sábanas, pensé que a lo mejor era el calor que sentía, hasta que caí en cuenta que la madrugada era fresca, incluso fría. Poco a poco una pequeña claridad se asomaba por mi ventana y ese pequeño clic en el apagador del pasillo me hizo caer en cuenta que ya eran las siete de la mañana, mi madre ya se había levantado para salir a trabajar y yo aún no podía dormir.
Pasando este periodo, descubrí que mi sueño se había hecho muy ligero y en algunas ocasiones sólo falta un pequeño ruido para no descansar bien. Comencé a darme cuenta que durante las noches no podía dormir, pero en el día había un horario muy específico en el que me daba sueño. Entonces utilizaba ese momento antes de que desapareciera, aunque muchos podrían decir “pues ya está, ya descansaste”, los minutos de mi sueño no compensaban las horas que no había dormido.
En ciertas épocas, el sueño apenas se hace casi presente. En otras no puedo alcanzar un sueño profundo, además que éste sólo dura tres horas como máximo y, al despertar, volver a dormir es casi imposible. Es muy desgastante no conciliar el sueño durante ocho horas sin interrupciones.
Cabe aclarar que he intentado de mil formas tratar mi insomnio. Las técnicas de contar borreguitos y números para quedarme dormida sólo provocan dolores de cabeza y frustración, ¿quieres saber hasta qué número he llegado? Después del 420 me empiezo a frustrar. ¿Por qué ese número? Pues son los segundos en promedio en lo que tarda en dormir una persona. He probado métodos de respiración como el 4-7-8, que me hicieron preguntarme si estaba haciendo algo mal. Utilicé ciertos relajantes naturales para provocar un sueño, pero cuando más lo necesitaba, simplemente dejaron de funcionar. Durante un tiempo esto era tan intenso, que utilicé somníferos y desarrollé tolerancia.
No puedo decir que todas mis noches son malas y, en definitiva, me agrada cuando puedo dormir tranquilamente, aunque sean pocos los días. Sólo puedo decir que deben aprovechar la oportunidad que tienen para dormir. Una cosa es decidir quedarte despierta o despierto, pero para muchas personas no es opcional.
Por: Adrián Mayorga Rojas
¿Qué pasaría si le confiamos la humanidad a la tecnología?
Por: Raquel Alducín Lira
Odio la vida adulta que dice que la vida no es una película
Por: Julio Reyes
Una obra maestra para reflexionar sobre nuestras acciones y su impacto en la sociedad
3 Responses
Me identifique mucho con tus padecimientos.
Consultarte a algún especialista?
Hoy en día, ya logras dormir de noche?
Qué sugieres a quienes pasamos por lo mismo?
Tenías estrés recurrente? Qué tipo de alimentación y hábitos llevaste?
Me encantó.
Descansa lo más que puedas y sueña lindo <3
El penúltimo párrafo marca un hermoso “antes-después”. Una profunda descripción acerca de lo que muchas personas luchan día a día. ¡Sencillamente increíble!