Facultad de Economía
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Vivo en el número siete, calle melancolía, quiero mudarme hace años
al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía…
Joaquín Sabina
Un capricho sobre el tiempo
No es difícil revivir al sentimiento incorrecto
no me asfixia el porvenir sobreviviendo al comercio
vivo con ser mal concepto del movimiento,
de noche buscar paz en el infierno.
Monopolizar al sexo
no juega con la rutina
el olvido no está abierto
el olvido no está abierto.
Y a mí me sigue al destierro
un capricho sobre el tiempo
y a mí me sigue al invierno
un capricho sobre el tiempo.
Se me ha perdido el poemario sobre mis besos de mayo
los aires de mi soberbia, sentirme autor de unos versos
ya sospechan los cantores de mi talento
más falso que la rima diez, que la voz del monumento.
Se nos cuela por el viento
el sabor de alma en sequía
el pasado sigue inquieto
el pasado sigue inquieto.
Y a mí me sigue al destierro
un capricho sobre el tiempo
y a mí me sigue al invierno
un capricho sobre el tiempo.
No podré quedarme quieto sabiéndola dispuesta
aún guardo ese manifiesto sobre la canción correcta
hasta ahora sigue mi pulso por conveniencia
y me acuesto en melancolía, nostalgia que siempre llega un mal día.
Opio, artículos de ayer
Con un tipo divertido
de aquellos que poco se ensucian,
un aguijón de bellas piernas
al borde de domar la angustia,
hace diez años que enluto
por la ejecución de los astutos.
Todavía no se retracta
esa ebullición de sangre,
las marcas del invierno para
un miércoles en el cadáver,
el expurgo de las náuseas
no era fatigar la garra
del motivo del deber
contra el Everest.
Atenas todavía en llamas,
un colchón para el infiel,
en Caracas pierden las aduanas,
Leningrado muerta duda
quién se complicó querer
por matrimonios y sueños rotos
con opio, artículos de ayer.
Y en tanto yo no sé decir
qué rostro dice lo que quiero,
y en tanto puedo presumir
ser prófugo del sacramento,
y en tanto quiero desvestir
a un canesú descamisado
con sabor a templo,
y a contracorriente siempre
un tipo furtivo en el andén.
Ropa de cuero envidioso,
a interés escandaloso,
decrépito por vender pieles,
caduco por comprar las heces, predicción en los escombros
de quien tuvo adiós, tres, cinco asomos.
Se comportó inmiscuido
un romance de ángel caído,
no hablemos de oferta sin minas, alfombras pisando jaurías,
mejor de Intemperie y Rito,
se emociona la alegría
cuando hay besos por seguir
hacia Tréveris.
Seúl con suicidas fosas
cándidos a fin de mes
en La Habana sobran las vacunas, Santiago con su sanguja
toque de queda a las seis
y los Chicago se conmocionan
con opio y artículos de ayer.
Y en tanto yo no sé decir
qué rostro escucha lo que quiero y en tanto puedo presumir
ser prófugo del sacramento
y en tanto quiero desvestir
a un canesú descamisado
con sabor a templo
y a contracorriente siempre
un tipo cautivo en el andén.
Madrid de mi escaramuza,
y pensar que éramos dos,
fiebre de posesos para musas, y quién me recuerda entonces cuando dije, dijo ser
la noche diaria, la letanía de carne mía, sorda saliva con opio, artículos de ayer.
Y en tanto yo no sé decir
qué rostro mira lo que quiero, y en tanto puedo presumir
ser prófugo del sacramento,
y en tanto quiero desvestir
a un canesú descamisado con sabor a templo,
y a contracorriente siempre un tipo perdido en el andén.
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