20 de enero del 2023

Siempre camino por el lado soleado de la calle, no importa si el calor que hace en la ciudad es infernal, pues mi condición ya lo es. No recuerdo cuando comenzó, ya ni me importa, pero desde que tengo memoria parece que mi cuerpo se dividió en dos al nacer cuando el primer rayo de sol me impactó. Sin embargo, prefiero más estar bajo él, bajo el rayo de aquella estrella que se estrella sobre mi cuerpo y provoca una lluvia de sudor en mi frente, porque así puedo verlo, cuando hay gente alrededor se comporta, en cierto punto es tan humano como yo, pues, al fin y al cabo, es mi sombra.

A veces le da miedo la gente, por suerte soy extrovertido y siempre me junto con mis amigos, los primeros que de verdad he hecho. Ayer cuando caminaba por la calle, vi cómo estiraba su mano para alcanzar mi hombro, lo logró, me detuvo por un tiempo, pero por su delgadez y fuerza individual casi nula, ni me inmuta. Lo que odio es cuando me causa esas migrañas al golpear mi cabeza, hoy fueron dos, ojalá pare dentro de tres días, porque iremos a Bahías de Papanoa con mis amigos, a ver si el sol de la costa por fin lo mata.

En fin, comencé a hacer este diario para ir notando los síntomas y ver con qué frecuencia se dan, ojalá mañana solo sea una migraña.

21 de enero de 2023

Hoy planeamos con mis amigos todo lo que haremos allá, el hotel es algo austero, pero Luis nos dijo que cualquier cosa queda cerca la casa de su tía. Hoy mi mamá me hizo pasar otro momento de vergüenza frente a mi familia, se volvió a molestar y me volvió a decir de cosas acerca de dormir con la luz prendida. Ya le he dicho muchas veces que es por el miedo a la oscuridad, o a monstruos, o la famosa excusa “es que se me sube el muerto”, pero se sigue riendo y dice que madure, que ya estoy grandecito para esas cosas, a veces me dice: “hasta te ha de dar miedo tu propia sombra”, si tan solo supiera.

He buscado incluso el nombre de mi fobia a mi sombra para justificar mi luz prendida, pero la que más se le acerca es la nictofobia (miedo a la oscuridad), si tan solo supiera que hay tantas fobias, incluso a cosas de las que uno ni se imagina. Si tan solo supiera que hay tantas cosas a las que le tememos y tan pocas las que amamos. Al inicio era fácil dormir con la luz encendida, cuando eres niño está permitido asustarse, pero cuando alguien grande lo siente, nadie lo toma en serio y lo ve infantil, si supieran que conmigo el miedo siempre está a cualquier hora. Recuerdo la última vez que dormí con la luz apagada, habré tenido unos 14 años cuando pasó, papá regresó algo borracho y pasó a vomitar al baño, su mano se deslizaba intentando aferrarse a la pared que estaba pegada a mi habitación, su mano tambaleante intentaba encender la luz cuando por accidente presionó el botón de apagado de mi cuarto. Todo ápice de luz se extinguió mientras mis ojos se despertaban ante el asqueroso e incómodo sonido de al lado, pero justo cuando los abrí miles de manos salían de la pared, cómo si me buscarán. Grité, pero mi voz se extinguió cuando una de esas manos se posicionó sobre mi boca apretándola a tal punto que sentía la piel de mis mejillas chocando con mis dientes, mientras otro par de manos negras trataban de cerrarme los ojos y dejarme a merced de la oscuridad total, ese es su mayor deseo, porque él es la oscuridad.

A veces siento que me tiene envidia, si no ¿por qué querría mi cuerpo? El caso es, que mi padre al escuchar el grito volvió a encender la luz y me preguntó que me había pasado. Naturalmente, mentí y dije que había sido una pesadilla, una de esas que aguardan en las mentes como si fuera una ruleta rusa. Desde ahí siempre duermo con la luz encendida y al lado de mi celular por la linterna. En fin, me está haciendo bien desahogarme acá, tal vez eso es lo que necesite, sacar todo lo malo y esto dentro de mí que nadie cree, tal vez con esto se vaya, en fin, mañana discutiremos qué comeremos con mis amigos en el viaje.

22 de enero del 2023

Muchas peleas y gritos para que al final sea un ceviche y atún, eso llevaremos para botanear mientras vemos las olas, saldremos mañana temprano, probablemente a las 6, si lo hacemos así llegamos como a la 1, y eso si es que en la condenada autopista no se les ocurre protestar y bloquear. En fin, espero que el clima nos favorezca y no esté nublado, quiero comprobar si esa cosa igual sufre con el calor de la playa, va a ser la primera vez que vea el mar, la verdad me emociona mucho, no lo puedo ocultar, no puedo dejar de hablar de eso. En fin, ya tenemos el alojamiento listo y mañana iremos, al final lo elegí yo, se llama Las Gaviotas, se los envié en el grupo y ya están las habitaciones. En fin, mañana sé que será un gran día, dormiré y mañana empezaré a describir el mar.

23 de enero del 2023

Tiene ojos y sabe leer, lo sé porque cuando me levanté estaba frente a mi haciendo con siluetas de letras, una por una el nombre del hotel, nunca salió el nombre de mi boca, solo estaba escrito, esto nunca me había pasado, parece que no soy el único emocionado porque cuando vi su reflejo en la arena, me volteo a ver, pero con unos ojos negros que se delineaban por los rayos del sol y miraban a los míos como si quisiera entrar por ahí.

Ahora evitó verlo, sin embargo, desde que llegamos hay una sensación de que se me olvidó algo, espero no sea algo tan importante. En fin, dormiré con mi amigo Luis, lo malo es que parece que hay una lluvia cerca, pero mientras tenga la linterna en el celular todo bien.

***

Cerró el diario y se dispuso a dormir, puso su celular en la repisa de al lado, el ruido de los rayos y de las gotas taladraron su tímpano, pero al final concilió el sueño.

Ya acostumbrado su oído al trueno, lo despertó un ruido aún más aterrador para él. Se escuchó un tronido eléctrico y, en consecuencia, en vez de prenderse el cielo con un rayo, se apagaron las luces del hotel. Tomó su celular rápidamente y buscó la linterna para iluminar un pedazo más allá de su cara, pero al intentar prenderla su teléfono sólo mostró una nota que decía: “Batería baja para activar esta función”. El cargador, eso había sido.

24 de enero del 2023

Sé que me lees, sé que me verás y no sé cuánto dure esto, pero mientras, disfrutaré del mar y del clima, en lo que te acostumbras. Sé que te costará un poco al principio, pero lo harás y cuando eso pase, tendré cuidado de que no me hagas lo mismo.

Sabes, a veces siento que te conozco más de lo que tú a ti mismo, pero bueno, lo que importa es que no regreses, adiós y gracias por las recomendaciones.

Cerró el diario.