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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
"Redes sociales, más malditas que benditas" , Roberto Tellez Cruz
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Sebastián Coronel Osnaya

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Soy Sebastián Coronel, tengo 19 años, estudio el cuarto semestre de la licenciatura en Derecho en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, y soy colaborador de ¡Goooya! desde abril del 2021. Nací el 23 de noviembre del 2004, y mi historia en la UNAM data desde 2019, cuando ingresé al CCH Naucalpan para cursar el bachillerato por tres años hasta julio de 2022. Ingresé en agosto de ese mismo año a la licenciatura para cursar una carrera universitaria, en la que actualmente, llevo un promedio de 9.75 Me defino como una persona extrovertida, sonriente, amistosa, incluyente y disruptiva a la que le gusta escribir, escuchar música, fomentar la pluralidad, la conversación y el debate, construir generación de la mano de diferentes jóvenes, visitar lugares (museos, parques, restaurantes, etc.) tanto recreativos como culturales, jugar, divertirse y expresarse con todo tipo de personas. Soy un apasionado de los temas políticos, jurídicos y sociales, así como de la juventud, las redes sociales, la inclusión social y los medios de comunicación. Formo parte de la organización juvenil: CIMA (Comunidad de Impacto para un México en Ascenso), que impulsa temas políticos y sociales para construir un mejor futuro para nuestro país, desde la visión colectiva plural, y donde me desempeño como Coordinador de Participación Ciudadana.

Malditas y benditas, pero muy necesarias

Número 4 / ENERO - MARZO 2022

Estoy convencido de que las redes sociales, al tener aspectos tanto benditos como malditos, nos trae beneficios, pero a la vez, consecuencias dañinas

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Sebastián Coronel Osnaya

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan

Hoy en día, las redes sociales son las principales vías con las que no sólo conocemos a personas de todos lados e interactuamos a través de emojis, comentarios y publicaciones; también, entablamos vínculos sociales con nuestros familiares, amigos y conocidos. Además, nos permiten compartir nuestros contenidos, momentos, temas de interés, puntos de vista, y muchas otras cosas. Por ello, adquieren su importancia con el ser humano. Entonces: ¿Por qué son tan necesarias?, ¿será que podemos vivir sin ellas?, ¿qué tanto influyen en nuestra vida?, e inclusive, ¿qué tan benditas y malditas son?, ¿qué tanto nos aportan positivamente?

Para empezar, es de destacar que llegaron a transformar cuestiones como la difusión de la información, la forma de comunicarnos e interactuar con otros y la apertura de brechas alternativas a los medios tradicionales, todo esto, gracias a la tecnología; y a partir de ahí, generaron un alto impacto, permitiendo que millones de usuarios las asimiláramos como parte de nuestra cotidianidad por medio de chats, publicaciones y diferente tipo de contenido.

Gracias a ellas, no solo podemos comunicarnos con quien queramos a la distancia, también, podemos enterarnos de eventos, productos, ofertas, restaurantes, lugares turísticos y de otros temas ajenos a los de nuestro interés o afición, que, la mayoría de las ocasiones, no se difunden por medios como la televisión, la radio, los periódicos, las revistas y otros. Por ello, es que son necesarias, para estar al tanto de lo que ocurre día a día y de la información que sale.

En esta pandemia de Covid-19 las redes sociales son todavía mucho más indispensables, porque en ellas desarrollamos nuestras actividades escolares o laborales, tenemos comunicación constante con nuestros compañeros, profesores o jefes de trabajo, creamos chats grupales y nos enteramos de lo que dan conocer las instituciones educativas; por eso es que, sin ellas, no tendríamos las herramientas para seguir trabajando a distancia y habría un menor contacto con la comunidad.

Pero eso no es todo, puesto que más allá de abrirnos brechas hacia nuevas formas de ver el mundo y de desarrollar nuestra cotidianidad, nos han acercado a lxs jóvenes para volvernos protagonistas de las mismas, puesto que nos permiten hacer nuevas amistades, crear grupos de amigos o de intereses sociales, crecer nuestro número de seguidores, experimentar una nueva forma de divertirnos, y hasta nos pueden volver personas importantes para otros usuarios.

Con ello, no solo dejamos en claro la juventud actual el por qué no podemos dejarlas, sino, además, las razones por las que influyen enormemente en nuestros roles sociales y en nuestra vida personal, al permitirnos romper barreras en las relaciones sociales y en la forma de desenvolvernos con nuestros pares, todo esto, a través de memes, historias, Tik Toks, Lives y otros mecanismos. Sin ellas, no podríamos experimentar las cosas de diferente manera.

En el ámbito público existen diversas celebridades que han destacado por su manejo de las redes sociales, donde no solo crean vínculos con la gente, sino también, nos hacen ver su importancia en la vida cotidiana y los diferentes roles sociales. Este es el caso del gobernador de Nuevo León Samuel García Sepúlveda y su esposa Mariana Rodríguez Cantú, que para mí transformaron la manera de interactuar con los nuevoleoneses al usar nuevos mecanismos para desenvolverse en el mundo digital. Esto es algo que jamás había visto en otros gobernadores, mandatarios o funcionarios públicos. Además, el contenido que suben resulta ser del agrado e interés de muchas personas, llegando al punto de conseguir más de un millón de seguidores cada uno, lo cual los hace influir de forma tan alta e importante en la población. Y gracias a eso, una parte de lxs jóvenes de Nuevo León y algunos de diferentes estados, nos identificamos con ambas personalidades, ya que para nosotros, ellos “democratizaron” el uso de las redes sociales y nos hicieron entender que son los medios digitales los que nos informan a diario y con los cuales tenemos una constante comunicación.

Sin embargo, no todo es bendito, pues también las redes tienen un lado oscuro que nos revela su maldad, al permitir aspectos que no sólo transgreden la integridad de los demás, sino también su seguridad o su libertad de expresión, generando un ambiente peligroso, polarizado y de menor confianza. Por ejemplo: si uno se expresa a favor de una ideología política, a veces le llueven insultos o comentarios ofensivos e injuriosos hacia el autor por parte de personas que le odian, permitiendo la descalificación absoluta, y pudiendo llegar al grado de que se censure la publicación o se suspenda la cuenta del usuario con argumentos falaces.

Por ello, estoy convencido de que las redes sociales, al tener aspectos tanto benditos como malditos, nos trae beneficios, pero a la vez, consecuencias dañinas, puesto que, por un lado; podemos conocer a personas de diferentes países y lugares, enterarnos sobre lo que acontece a nuestro alrededor y desarrollar nuestra vida social, pero, por otro lado; se toleran diversas cuestiones que abonan a la falta de libertad de expresión, al odio irracional y a la falta de privacidad, transgrediendo las normas comunitarias y reduciendo su confianza a la hora de usarlas.

Más allá de que si sean malditas o benditas, es claro que a pesar de cualquier situación o emergencia que se presente, no podemos desconectarnos de ellas y del mundo digital, porque nos permiten tener comunicación con cualquier persona, estar al pendiente de la información y de lo que suceda con los más cercanos, y crear vínculos importantes para nuestra vida, resaltando allí, su importancia. Y finalmente, se han convertido en pilar de la sociedad, al romper brechas tradicionales que han impedido generar un ambiente de interacción y contacto desde cualquier punto en donde nos encontremos, generando así, un auténtico y moderno cambio.

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