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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
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Niltie Calderón Toledo

Niltie Calderón Toledo

Facultad de Filosofía y Letras, UNAM

Semblanza

La digna rabia de las mujeres en las protestas

Número 0 / ENERO - MARZO 2021

Se leía en una imagen que circulaba en redes: “¿Y ahora por qué tan feminista? No sé, tal vez porque ¡no me gusta que me maten!” El chiste se convierte en sarcasmo y explica la creciente ola del feminismo y su radicalidad

Niltie Calderón Toledo

Niltie Calderón Toledo

Facultad de Filosofía y Letras, UNAM

Han causado revuelo las pintas feministas a monumentos en la Ciudad de México durante las marchas, por lo que algunos medios y voces no han dudado en llamarlas violentas, vándalas, desestabilizadoras o infiltradas de la ultraderecha. Sin embargo, estas voces desconocen la historia de las luchas feministas en México y, más aún, las diferentes rabias acumuladas de las mujeres que han tomado las calles como medio para expresar su hartazgo y visibilizar la violencia cada vez más preocupante hacia ellas.

En México, sólo del 2015 al 2019 fueron registrados 15 mil 804 asesinatos de mujeres, en datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) , y en el 2020 se ha registrado un incremento tanto de la violencia hacia las mujeres como de feminicidios en el contexto del confinamiento. Las movilizaciones feministas y sus demandas para poner alto a la violencia hacia las mujeres no son recientes. Durante el 2009, en pleno gobierno de Felipe Calderón, diferentes grupos feministas, colectivas de mujeres y madres en busca de sus hijas de Ciudad Juárez comenzaron a alertar sobre el aumento de los feminicidios y desapariciones con fines de trata y su relación con la militarización de la frontera norte, en especial de Chihuahua, con el pretexto de la “guerra contra el narco” que impulsara el ex presidente panista. En sus análisis, el resultado de esta militarización fue la apertura de un mercado controlado por el crimen organizado y que los militares consumían: el de la explotación sexual de las mujeres y niñas.

Para el 2010 las mujeres y colectivos feministas tomaban las calles en la Ciudad de México para visibilizar los feminicidios, por los cuales Ciudad Juárez se dio a conocer a nivel internacional, y exigir la desmilitarización del estado de Chihuahua y del país. Por aquellos años una segunda entidad federativa comenzaba a presentar las mismas tazas de feminicidios que la del norte: el Estado de México, gobernado por Enrique Peña Nieto. Las feministas y mujeres organizadas de este estado señalaban la preocupante situación de las mujeres y alertaban sobre el peligro que corría el país si Peña llegaba a la Presidencia, ya que todo México podría volverse un país feminicida, lo que efectivamente ocurrió.

Nuestro país se volvió en pocos años referente de los feminicidios en América Latina y las mujeres comenzaron a sentirlo de manera cada vez más cercana. Una de las primeras movilizaciones visibles en México fue la de “Ni una menos”, que hermanó las voces de mujeres de Ciudad Juárez y el Estado de México para exigir el cese a la violencia feminicida. Y en 2015 hubo un amplio llamado a nivel latinoamericano para realizar una marcha simultánea en la que feministas de países como Argentina, Chile, Perú y México se unieron con una sola exigencia: “Ni una mujer menos”.

Estas fueron las primeras señales de la primavera del movimiento feminista, que pocos actores políticos han sabido leer como una de las grandes revoluciones de nuestra época. Quien no tenga presente estos antecedentes creerá en discursos que deslegitiman la organización y la rabia acumulada de las mujeres, las cuales han construido su propio tiempo político. En México la organización feminista ha ido creciendo y, desgraciadamente, en esto tuvo que ver la sentida preocupación de las mujeres por el aumento de los feminicidios y la violencia cotidiana hacia nuestros cuerpos. Se leía en una imagen que circulaba en redes: “¿Y ahora por qué tan feminista? No sé, tal vez porque ¡no me gusta que me maten!” El chiste se convierte en sarcasmo y explica la creciente ola del feminismo y su radicalidad.

El 24 de abril de 2016, una movilización en contra de las violencias hacia las mujeres se convirtió en una de las primeras marchas multitudinarias donde confluían feministas, pero también colectivos de mujeres en defensa del territorio, estudiantes, indígenas, madres, abuelas, niñas, niños sin adscripción alguna que no fuera la consigna: “Vivas nos queremos”. En los años siguientes las manifestaciones continuaron y, de ese modo, se esparcieron las semillas feministas y florecieron toda clase de colectivas y organizaciones con demandas múltiples y sentidas construidas desde sus territorios y problemáticas cercanas. En 2019, ante una nueva oleada de violencia, las marchas volvieron a hacerse presentes, mientras que la respuesta del gobierno de la Ciudad de México fue el despliegue de mujeres policías para contener las marchas, derivando en la represión y en la respuesta defensiva de las colectivas, que leyeron esto como una provocación de la autoridad y un desatino político.

Rayar monumentos con consignas no es exclusivo del movimiento feminista, cualquiera que haya ido a una marcha el 2 de octubre lo sabe. “Las paredes son la imprenta de los pueblos”, escribió Rodolfo Walsh. Sin embargo, un halo de moralidad apareció en las autoridades, los medios y un sector de la población, quienes, como si por tratarse de mujeres y no responder ellas al lugar socialmente asignado “de bellas y pacíficas”, las condenaron coincidiendo en que “esas no eran las formas”. ¿Y cuáles son las formas, cuando lo que está en juego es la vida misma?

Las mujeres reescriben un nuevo lugar en el mundo mediante la defensa feminista, el uso del cuerpo para la defensa personal. Y es que las mujeres defendiéndose de las policías, tomando espacios públicos, universidades e instituciones, resignifican el hacer-estar del cuerpo de las mujeresPor eso decimos: “Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio”, nunca más un cuerpo amedrentado, silenciado. Sacar el cuerpo y ponerlo reconfigura el imaginario asignado a las mujeres y a sus cuerpos como pasivos, dóciles y para el placer de los hombres, y quizá es eso lo que les molesta, ver cuerpos aguerridos manifestándose con fuerza.

Quienes mencionan que las feministas sólo protestan en estos tiempos nunca fueron a marchas en el sexenio de Calderón, cuando el Hemiciclo a Juárez fue testigo del aerosol morado cruzado varias veces para garabatear “Ni una menos”. Pero en 2016 una marcha feminista ni siquiera lograba salir cabalmente en algún medio de comunicación, ni rayando las paredes, porque estos medios estaban ocupados en deslegitimar la lucha por los estudiantes de Ayotzinapa o de los maestros de la CNTE por la educación pública, tachándolos igualmente de violentos e ignorantes. No obstante, ahora esos mismos medios ponen el énfasis en la violencia de las marchas feministas.

Lo que algunos llaman violencia en las manifestaciones de las mujeres, ha sido estudiada por los expertos en movimientos sociales como parte del repertorio de acción o llamándolo la radicalización del movimiento. Y esto ocurre cuando no hay una respuesta satisfactoria por parte del Estado hacia las demandas del movimiento o cuando éste responde con represión. Pero, ¿quién es el que realmente ejerce la violencia?, ¿dónde están los verdaderos ejecutores y cómplices de la violencia hacia las mujeres?

Mientras no haya respuesta las mujeres continuarán rayando paredes, ya que la ocupación, apropiación y resignificación del espacio público es lo que ha hecho visible sus demandas ante un Estado permanentemente omiso. De no ser por las múltiples manifestaciones de las mujeres de Ciudad Juárez ni siquiera existiría el término feminicidio ni tampoco estaría tipificado como delito en el país.

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La digna rabia de las mujeres en las protestas

Una respuesta

  1. Hola Niltie, me ha parecido muy puntual y excelente tu texto. Actualmente estoy realizando mi tesis sobre “el sentimiento político del enojo, feminicidios en México y el movimiento feminista”. Tendrás algunas referencias sobre este, gracias.

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