La Covid-19 es una fase de pandemia, un hecho tan trágico, insuperable e inesperado como lo es el contagio de miles de personas en todo el mundo y, desgraciadamente, la muerte de muchos individuos, está dando como consecuencia que nuestra economía se estanque en la decadencia.

Los acontecimientos cada vez van empeorando y se desarrollan con una gran rapidez dado que la cifra de personas afectadas aumenta cada hora, haciendo que con el aislamiento la economía se desgaste, siendo así un medio para desestabilizar el consumo, causando que las economías más raquíticas entren en una situación de mayor pobreza y que las familias comiencen a endeudarse. Esta crisis nos ha enseñado que nuestra sociedad es tan individualista que se puede acoplar a la situación actual.

La restricción de la movilidad en la sociedad por la pandemia ha causado afectaciones económicas muy severas en las familias mexicanas.

La crisis económica generada por el confinamiento, está impactando en los ingresos de las familias y las empresas se están yendo a la ruina porque no existe una producción del capital gracias a los aislamientos preventivos.

Con la llegada de la Covid-19 al país generó la suspensión obligatoria de las actividades económicas, ocasionando mayor desempleo, limitando la movilidad de las personas y reduciendo la producción, como consecuencia de esto es la desestabilización económica. Para evitar el contagio las personas dejan de salir, sus trabajos se ralentizan con el paso del tiempo.

¿Cómo es que afecta la economía a la sociedad? Con la suspensión preventiva, las familias se vienen abajo en todos los aspectos, pero más en lo económico, ya que al cancelar las actividades principales existe mucho más desempleo y millones de personas se suman a los índices de pobreza.

De tal modo que los comerciantes no pueden seguir con la producción del capital, porque no hay forma de seguir con sus ventas desde casa, al voltear la moneda los consumistas no pueden ayudar en la economía de cada comerciante ya que no tienen el suficiente dinero para consumir sus productos. Tal como lo menciona el economista estadounidense Robert Shiller: “No existe una pandemia, sino dos”; es decir, se viven dos crisis, económica y de ansiedad, lo cual no logra una estabilidad. La sociedad vive preocupada por lo que pasará mañana, como se mantendrán, con qué dinero se alimentarán, entre otras cosas.

Nuestra vida de ocio y cultural, sigue siendo fundamentalmente social: cines, conciertos, museos, plazas. Incluso la forma en que ha cambiado el sector de oficios, con extensos centros comerciales a los que acuden miles de personas, ayudando al contagio masivo, haciendo que estos también cierren y la economía no tenga de donde sostenerse.

Mientras que la pandemia siga y no tenga un control, la mayoría de actividades inversionistas y la resolución de empleos deben ser supervisadas.

Una de las vivencias personales en esta crisis fue que mi padre dejó de trabajar, ya que se dedica a la gastronomía, fueron de las primeras actividades que se suspendieron en el país, comenzó ayudando a las personas haciendo despensas, porque se quedaron sin absolutamente nada de empleo y no tenían cómo mantener a su familia; ellos contaban que se sentía una preocupación muy grande al no poder trabajar y que existiera una desestabilización económica causaba también desestabilidad emocional. Empezaron a vender cosas por medio de redes sociales, ya que el gobierno no brindó ninguna ayuda. Cuando se llega a cierto punto de desesperación por no tener dinero uno hace lo posible para salir adelante.

La cuestión aquí es que por prevención y evitar los contagios, o si es el caso de que algunas familias estén infectadas, no podemos producir ni mucho menos consumir. Al no poder producir ni consumir no se pueden generar beneficios.

Es decir, las empresas empiezan a despedir a sus empleados para reducir los costos, así es como las personas comienzan a pedir préstamos, se endeudan, se tienen que pagar alquileres, luz, gas, entre otras necesidades de la vida diaria.

Las compañías se vienen abajo, los sectores alimenticios, las telecomunicaciones, el transporte, no pueden producir el mismo capital sin los consumidores que en esta crisis económica son el principal medio de desgaste, existiendo una desigualdad social.

Algunos de los sectores que podían seguir trabajando en el aislamiento son el personal médico, empresas de la cadena alimentaria, servicios farmacéuticos, trabajadores de plataformas electrónicas, medios de comunicación, bancos y servicios de vigilancia.

Sin duda, el encierro ayuda a reducir el número de contagios lo cual es algo bueno, pero por otro lado las familias mexicanas salen perdiendo, los trabajadores independientes se van a la ruina, cancelando sus actividades guiados por el camino del fracaso, las microempresas no logran salir a flote y los trabajadores con contratos fijos se ponen en riesgo de ser corridos o hasta eliminar sus mismos acuerdos.

Por otro lado, en esta pandemia existen mercados ganadores y perdedores en la economía, algunas industrias se hunden, mientras que otras llegan a su máximo esplendor generando mucho más que las familias mexicanas.

Algunas empresas pudieron encontrar una oportunidad de beneficio ante la Covid-19 e incluso ganaron ventaja por su gran capacidad de adaptarse ante esta crisis que vivimos hoy en día, ofreciendo servicios a domicilio o productos sin salir de casa para evitar contagiarse.

Las compañías han logrado hacerse notar ante el coronavirus a través del crecimiento online, un ejemplo muy claro son las empresas de comida a domicilio, en donde las personas la mayoría del tiempo están en casa, los restaurantes pueden enviar pedidos a través de aplicaciones populares, haciendo que su producción sea más eficaz en estos tiempos.

También uno de los servicios que más salieron beneficiados fue el del sector farmacéutico, como lo es en el caso de PharmaMar, ya que sus productos fueron útiles para tratar la Covid-19, sin duda, el gel desinfectante, los cubrebocas y los productos de limpieza generaron bastante capital. Por otra parte, las plataformas de trabajo remoto como Zoom, Classroom, Teams, entre otras, han ganado mucho más porque son el principal medio de educación en esta pandemia, son muy funcionales para tomar clases a distancia, hacer juntas, etcétera.

Con esta crisis salió a flote la desigualdad económica y social, con millones de personas que se encuentran en la pobreza y la miseria, individuos desempleados, otros con más empleo, salarios bajos o salarios altos como lo es en el caso de las pocas personas que producen desde la comodidad de sus casas. La falta de seguridad, ausencia de servicios de salud, obliga que muchas personas sigan saliendo a trabajar y haciendo sus actividades para restablecer su economía, arriesgándose con tal de que no falte comida en sus casas.

En cuanto al gobierno, se brindó ayuda económica con becas, pago de pensiones, despensas, entre otros apoyos monetarios pero no es lo suficiente para mantenerse y mantener a la familia.

En definitiva la salud es lo primero, pero también tenemos que actuar para que la economía del país no se derrumbe más, el modelo económico que tenemos actualmente nos ha mostrado que es incapaz de dar soluciones a emergencias como la que ahora vivimos.

Aunque algunas empresas se vean beneficiadas económicamente en esta crisis sabiendo que su consumo se puede hacer a distancia, se afirma que la restricción de la movilidad en la sociedad por la pandemia ha causado afectaciones económicas muy severas en las familias mexicanas.