Facultad de Ciencias Políticas
Facultad de Ciencias Políticas
La educación es, en esencia, la llave que abre las puertas al futuro, una herramienta fundamental que nos permite comprender el mundo, construir un pensamiento crítico y desarrollar al máximo nuestro potencial individual en beneficio de la sociedad. En nuestro país la educación ha sido el tema central en los discursos sociopolíticos. Sin embargo, la realidad nos muestra una imagen contradictoria: un sistema educativo que aspira a la excelencia, pero que carece de los recursos necesarios para hacerle frente a las demandas del siglo XXI. Históricamente, México ha implementado reformas educativas con el fin de lograr una educación incluyente y de calidad, las cuales han sido deficientes, pues ninguna de ellas ha logrado otorgar un espacio seguro para las personas neurodivergentes.
Neurodiversidad, ¿qué es?
De acuerdo con el Child Mind Institute, se entiende como neurodiversidad a las diferentes formas de funcionamiento neurológico de las personas. Este término engloba el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), autismo, síndrome de Asperger, dislexia, discalculia, dispraxia, por mencionar algunos. Este concepto fue acuñado por la socióloga Judy Singer, de la comunidad neurodivergente, con el propósito de visibilizar a estas minorías neurológicas. La socióloga demostró que no existe una forma correcta o incorrecta de pensar, sino un mundo complejo y dinámico, y resaltó las cualidades de las personas neurodiversas, como la creatividad de las personas con TDAH, o la hiperconcentración característica del espectro autista.
A pesar de todas las cualidades que puede tener una persona neurodivergente, el sistema educativo no está diseñado para el correcto desarrollo académico de la neurodiversidad. Las aulas de clase fomentan ambientes hostiles en donde profesores y alumnos ejercen violencia psicológica sobre las personas con alguna neurodivergencia a través de comentarios despectivos como: “eres un tonto”, “niño problemático”, “discapacidad intelectual”, etc. Estos estigmas impactan profundamente la identidad de los menores y afectan gravemente la construcción de su autoestima, lo que provoca que se sientan poco valiosos y poco inteligentes, generándoles, eventualmente, problemas de salud mental. Según la clínica Mayo, las personas que cuentan con alguna neurodivergencia como el TDAH, son más propensas a desarrollar depresión y ansiedad.
El papel del sistema educativo mexicano: un reflejo de nuestras aspiraciones y fracasos
Las Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) se implementaron en 2006 con el objetivo de promover la inclusión de niños y niñas con necesidades educativas especiales. Esta área está conformada por profesionales como trabajadores sociales, psicólogos y maestros, quienes se encargan de atender a un promedio de cinco escuelas en un plazo de cuatro años. Realizan observaciones en las aulas identificando a los alumnos que cuentan con alguna barrera para el aprendizaje (comunicación, motriz, social o psicológica). Posterior a la evaluación, se realiza un plan de intervención que incluye a padres de familia y profesores, en el que se especifican las acciones que se llevarán a cabo para minimizar las dificultades en el aprendizaje. Sin embargo, el modelo USAER presenta enormes carencias, comenzando con la baja cobertura que se tiene a nivel nacional, pues en la mayoría de los casos son los propios docentes los que deben de contactar a las autoridades educativas para implementar el aula en sus planteles educativos.
Por otro lado, la educación de los docentes es deficiente, el plan de estudios de la Escuela Normal para Maestros sólo cuenta con una asignatura relacionada con la Educación Especial, lo que les impide a los docentes identificar y abordar las necesidades educativas del alumnado. Asimismo, las aulas USAER sólo son capaces de brindar atención a los alumnos con deficiencias notables, por lo que un gran número de personas con discapacidades o aptitudes sobresalientes no acceden al programa, impidiendo la atención especializada. El hecho de que a los alumnos se les discrimine al no ser considerados para una atención especial por la falta de preparación docente, es una forma de exclusión que impide una educación de calidad. Finalmente, el programa USAER cuenta con un personal limitado, por lo que las posibilidades de una atención individual se ven reducidas.
La situación se torna más complicada al avanzar de nivel escolar. En lo que respecta al nivel medio superior y superior, no existen programas especializados que les permitan a los jóvenes acceder a herramientas para un correcto desarrollo socioacadémico. Un gran número de jóvenes sufren en silencio por la falta de comprensión, no sólo en temas académicos, sino también en el mismo entorno escolar, llevándolos a practicar el famoso masking o enmascaramiento, una serie de actitudes que emplean las personas neurodivergentes para ocultar sus características y parecer personas neurotípicas, y así encajar en el contexto social. Esta práctica es perjudicial, pues sostenerla por un largo tiempo conlleva a desarrollar problemas de salud mental como ansiedad y depresión.
Neurodiversidad como parte de la identidad
Durante mucho tiempo, el concepto de neurodiversidad fue empleado como diagnóstico clínico. Hoy diversos jóvenes y adultos alrededor del mundo se identifican con él, otorgándoles un sentido de pertenencia dentro de una comunidad global, lo que les facilita comprenderse a sí mismos.
Es importante resaltar que el entorno educativo en México no ha logrado adaptarse de manera efectiva a la neurodiversidad, lo que refleja sus debilidades estructurales. En este sentido, es necesario repensar el concepto de inclusión educativa en el cual todas las personas, sin importar su forma de procesamiento neurológico, encuentren un espacio seguro para su crecimiento intelectual. Es necesario promover una cultura educativa que no sólo reconozca la neurodiversidad como una diferencia válida, sino como una fuente de riqueza para nuestra sociedad.
Por: Víctor Arizmendi
El mayor reto de la vida estudiantil es la habilidad social
Por: Julia Isguerra Torres
Hay que desaprender y usar el lente púrpura
Por: Pablo Josué Peña Molina
El cambio desde nuestra trinchera