Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9
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Vivimos en una era donde el entretenimiento se ha digitalizado y se ha vuelto omnipresente. Ya sea en plataformas de streaming, redes sociales o televisión, la pantalla es la ventana principal a través de la cual consumimos cultura, información e ideas. Aunque podríamos pensar que el contenido que consumimos es simplemente entretenimiento, la realidad es que el impacto que tiene en nuestras mentes y en la sociedad es mucho más profundo. ¿Es posible que las series y películas que vemos moldeen nuestras percepciones de la realidad o, incluso, adoctrinen a las masas? Y si es así, ¿cómo podemos combatir la manipulación de los contenidos que consumimos?
Entretenimiento que moldea realidades
Las series y películas no solo reflejan la realidad, sino que la crean. A través de la narrativa visual, se nos presentan historias, personajes y valores que influyen en nuestra forma de pensar. Por ejemplo, los contenidos que abordan temas como el racismo o los derechos
LGBTTTIQ+ han ayudado a crear conciencia y promover cambios sociales, sin embargo, no todos tienen esta intención positiva, en algunos casos, las producciones pueden reforzar estereotipos, promover ideologías políticas o fomentar una visión sesgada del mundo. Aquí es donde surge la preocupación: ¿hasta qué punto el entretenimiento se convierte en una herramienta de adoctrinamiento?
En el pasado, gobiernos autoritarios han utilizado los medios para manipular la opinión pública y perpetuar sus narrativas. Hoy, aunque en muchas partes del mundo ya no vivimos en regímenes tan restrictivos, la manipulación es más sutil. Productoras de contenido y plataformas de streaming tienen sus propios intereses comerciales, políticos o ideológicos, y esto se refleja en las historias que deciden contar y cómo las cuentan. La selección de qué temas abordar, cómo se representan ciertos grupos sociales y los desenlaces de las tramas pueden ser indicadores de una agenda implícita.
El efecto en las nuevas generaciones
La preocupación por el impacto de los contenidos en las generaciones más jóvenes es aún más aguda. Los adolescentes y jóvenes adultos son un público especialmente vulnerable, ya que están en un proceso de construcción de su identidad y su visión del mundo. Las series juveniles, en particular, suelen transmitir valores sobre las relaciones, el éxito y la vida en general que pueden generar expectativas poco realistas o tóxicas. Además, las redes sociales amplifican este efecto, dado que permiten la creación de “burbujas” donde los usuarios solo reciben información que refuerza sus puntos de vista, limitando su exposición a ideas diversas.
Entretenimiento vs. adoctrinamiento: ¿dónde trazar la línea?
La cuestión es compleja, ya que no todo contenido que busca transmitir un mensaje tiene intenciones adoctrinantes. Es posible crear entretenimiento que, al mismo tiempo, invite a la reflexión crítica. Series como Black mirror o The handmaid’s tale no solo entretienen, sino que también plantean preguntas profundas sobre la tecnología, el poder y la libertad. La diferencia clave está en la capacidad del espectador para discernir entre entretenimiento y manipulación.
La línea entre entretenimiento y adoctrinamiento se vuelve borrosa cuando el contenido se convierte en una repetición constante de los mismos mensajes sin permitir al espectador cuestionarlos. Por ejemplo, cuando las series de comedia perpetúan estereotipos raciales o de género de forma irreflexiva, pueden influir en la percepción social de estos grupos, perpetuando ideas que deberían ser cuestionadas.
Entonces, cómo combatir la manipulación en los medios
Ante este panorama, ¿cómo podemos combatir la posible manipulación en los contenidos que consumimos? Sugiero cuatro puntos clave en donde el pensamiento crítico y la diversificación de nuestras fuentes de entretenimiento e información resultan fundamentales:
Conclusión
El poder de la pantalla es innegable, y su influencia en la sociedad va más allá del simple entretenimiento. Si bien las series y películas pueden adoctrinar al perpetuar ideas o narrativas dominantes, también pueden ser herramientas poderosas para promover el pensamiento crítico y la reflexión social. La clave está en cómo consumimos esos contenidos y en nuestra capacidad para analizarlos. Sólo a través de un consumo consciente y diversificado podremos combatir la manipulación y aprovechar lo mejor del entretenimiento sin caer en sus trampas.
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Una respuesta
Me parece interesante y muy acertado el tema, de pronto no nos detenemos a pensar en esas cosas que se nos vuelven tan cotidianas y no le damos la importancia necesaria para la salud mental de nuestros jovenes