Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Mi cuerpo, mi mayor tesoro pero también mi mayor dolor. Entre la penumbra está sepultado, entre escombros, entre lágrimas, entre sufrimiento.
Mi bello y frágil cuerpo que tan solo quiere vivir, que se esfuerza tan duro por hacerlo, por sobrevivir, no es suficiente a los ojos ajenos, a esos llenos de un odio inconmensurable que no soportan verme, a esa boca burlona llena de críticas, a esa mirada machista, capitalista y patriarcal. ¿Qué daño les he hecho? Nada, absolutamente nada, pero es una cuestión que mueve mi mente y destroza mi cuerpo y alma.
Parte de mí cree saber la respuesta, pero se niega a aceptarla con una incrédula inocencia obligándome a ceder ante tanto daño, constriñendo mi cuerpo al sinfín de jaulas de tela que me obligan a usar; desde una faja de lindo encaje y estampado floral que esconden el metal que oprime mi cintura, acuchilla mi costilla, oprime mis senos y pulmones como si explotarlos quisiese, hasta pantalones y blusas anchos que esconden todo mi cuerpo, mi estómago, mis brazos y mis piernas.
Todo eso con el objeto de quitarme el espacio que me fue dado, obligándome a ver mi cuerpo como un problema a resolver y así meterle pastillas de colores y sabor amargo que me quiten el apetito, darme pesas de 5kg que rompan mi columna hueso tras hueso, obligándome a ingerir menos alimentos de los que quiero o necesito porque, según ellos, no necesito más y poniéndome modelos a seguir que me hagan tirar al suelo y llorar de rabia.
Mi cuerpo ya no me pertenece, nunca lo ha hecho, me han enseñado a sentir asco por él, antes que disfrutarlo y amarlo, me han quitado la semillas que algún día debían florecer y dar frutos; a cambio han implantado en mí, bombas que con el tiempo y el detonante adecuado explotarán causando estragos de los cuales ni mis recuerdos, alegrías y sueños permanecerán. Más bien, mis cimientos caerán y mi vida igual.
Al final mi destino será ser olvidada en el tiempo como un cuerpo más, como una mercancía cumpliendo su propósito, una conquista más, un territorio explotado.
Por: Adrián Mayorga Rojas
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Una obra maestra para reflexionar sobre nuestras acciones y su impacto en la sociedad
Una respuesta
Excelente reflexión sobre el efecto que puede tener en la autopercepción, la critica negativa o maliciosa de la sociedad, respecto a lo que se espera de un cuerpo femenino, en un afán de estandarizar la belleza a modelos poco realistas.
En ni opinión, la fotografía que acompaña la colaboración no es adecuada, el sentido del texto va más allá, la foto solo refuerza un estereotipo.
Una felicitación a este medio, por abrir espacios a la comunidad universitaria, para expresar sus inquietudes artísticas y literarias, pero principalmente reconozco a los universitarios que se atreven a compartir su visión de las cosas a través de la escritura.