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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Rodolfo Clix /Pexels
Picture of Doriane Maika De Swan Sánchez

Doriane Maika De Swan Sánchez

Facultad De Ciencias Políticas y Sociales

Soy estudiante de sociología, me gusta bailar, contorsionarme, la arquitectura del cuerpo, analizar mi mundo y espacio, de-construirme y sobre todo DES-EXISTIR.

Del amor y otras cuestiones

Número 5 / ABRIL - JUNIO 2022

En esta colección de poemas, podremos encontrar reflexiones en torno al amor, al erotismo y a la existencia humana

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Doriane Maika De Swan Sánchez

Facultad De Ciencias Políticas y Sociales

Derritorio

En el hartazgo de ser sombra de tu sombra,

he vomitado condolencias a mi mente usada,

trapo de mesa y trago de banqueta, sí, eso he sido ante esas garras de lobo, buscando una próxima presa, un minuto de desquite seminal.

Somos cuerpo de uso y desuso, mañanas grises con lluvia, un derritorio.

Me baño una y otra vez para ver si algún día me quito toda esa baba seca que me han dejado las bestias.

Soy tu muñequita, tu musa, tu suculenta cadera de diosa dorada, todo esto recitado con los colmillos y yo abrumada en unos versos de hastío, tiniebla empapada en unos codos resecos de tanto madrugar en mi cabeceo.

He perdido toda inspiración, mis palabras saben a un ácido corrosivo de repetición y producción en serie, desconozco este caminar derecho, me he dedicado a usufructuar ojos de perros voraces, a mover tapetes en salas a trece meses sin intereses, me has dejado sin crédito, sin un peso para regresar en mi camión de baches y cantantes volátiles.

Tal vez esta vez me pueda mover sin culpa, después de que sane ser el postre sentimental, después de tanto desgaste por mis muecas tristes y mis sueños de índigo deslavados por tus ríos jóvenes quemando mi espalda.

Última en la lista

Me dejarás hasta el final,

como el cartucho de tus cigarros al final del cajón,

los calcetines que se caen de la cama y se llenan de pelusas, las tapas del pan de caja,

los calzones con hoyos para dormir,

la llave que no abre ninguna de tus puertas,

el último sorbo del empaque de leche,

las sábanas molestas que tiras al dormir,

el mensaje que se olvida mandar,

ese largo trabajo “final” de semestre,

el frijol en el diente después de comer,

todo eso que siempre está en la cola, justo al final,

en puntos suspensivos,

con su boleto en mano,

pero siempre el número que falta,

antes de cerrar la sucursal.

Otra vez escribo un poema puto para un puto fugaz

Que me queden los huesos des-hilados ante la indiferencia de tu huella, acabando en mi rabia una espina de nostalgia.

En mi melancolía de vivir de poquito, de un ratito, de tus sobras de tiempo.

Donde yo siempre llego puntual y la tardanza me carcome la desgana en piel, aguas que dejaste en mis piernas.

Este alivio por olvidar, dejarte en mi señuelo, haberte soñado, jamás conocer ese tacto de yemas doradas.

Pronunciando mi destino, plato de tercera y cuarta mesa, souvenir de tu lujoso escaparate, vajilla de plata llena de polvo, un adorno nada más.

Sigiloso recuerdo del “siempre estar”, donde me ocupen para ratos de desquite muscular.

Y en una de esas me retraigo de agonía y por fin descanso en la misericordia del olvido, para no ser más ese vino espumoso al que recurres en tu soledad.

Gritos en la habitación 132 

Me comenzarán a dar orgasmos con las olas del desierto, harta del falo espina, adicción y misericordia sin perdón.

Querré hacer el amor con arena arroz, empaque de flores al 2×1, noche gratis de venidas y atarcederes con café soluble y tú elogiando unas piernas que nunca probaste.

Yo soy de tus para siempre el más rápido, tus minutos de suerte y mis amores de estanque, rana de tierra, ve y corre hacia donde nunca vuelvas.

Tú encendiste mi llama depresiva y ahora mato tu recuerdo con gatillo oro siempre sin igual.

Bruma

Me presento como una bruma en voraces pasos

la niebla es el destino parlante de mi antaño nostálgico,

miradas de cristal para muros impenetrables, nunca aprendimos a conocer el mar.

Me dedico a la observación de un eterno derretir, veo los paisajes desdibujarse con acuarelas opacas,

hago guerrillas con mi organismo, orquestando cátedras que jamás tendrán aplausos.

Lloré en la risa fúnebre del milagro de la muerte, me arrebataron lo que nunca tuvo dueño, mi semejante.

Hoy ya no busco lamentos inoportunos o personas volátiles como alcoholes de fiesta

en lo indefinido de una oración monosilábica, me estampé contra unos labios fugaces.

Sexo sin sexo 

Hacer el amor en el espacio,

con fluidos flotando y tu mirada volando,

me dices con el corazón entre estrellas fugazmente eternas ante nuestras bocas de cristal.

Las raíces cósmicas siempre estuvieron en las olas de nuestras caricias.

Háblame al oído en el eco de nebulosas, retumbando en disonancias de un profundo encuentro.

Toco la iridiscencia de anillos en mis dedos, seamos ese polvo en olvidos de presencia.

Memorias de tus lunas en mis ojos de galaxias.

Hoyos negros entre mis piernas que te llevan a derretir la antimateria.

¿Y tú qué haces?

Soy astronauta.

Matamos al amor, así como matamos a Dios. 

Yo maté al amor romántico, maté esa idea ilusoria de la eternidad. La maté con mis propias manos, al saberme sola en ese carrusel de emociones. Maté al amor, que me vendieron en unas bragas y en ese perfume costoso, que prometía noches interminables.

Maté al amor cada vez que vi a través de sus ojos vacíos, de su mirada pálida, de esa inorgánica sonrisa que me tiró a la completa incomodidad.

Me deshice de esa idea romántica porque nadie rescata a nadie de ese abismo llamado “vida”, que las rosas se marchitan y los sueños se amargan.

Qué triste es la verdad, qué triste es de-construirse y ver cómo cada átomo que compuso esa canción melosa, es falso y solo se fundamentó en mentiras, en hierro oxidado, en lágrimas negras.

Si me preguntan “¿qué hice con tanto amor?” ,”¿dónde tiré el cuerpo?”, “¿qué hice con las cenizas?” Todo tiene que morir en algún momento, la muerte es inevitable y la muerte de uno mismo con el otro y hacia el otro, es un ciclo repetitivo que puede nunca acabar. Yo no puedo entregar mi corazón, es lo que bombea vida dentro mí, por eso me deshice de ese sentimiento, porque no podía regalarme a simples encuentros. Desencontrado afecto a mis trapos viejos, a la cara de porcelana y cables oxidados.

Ahora sé que todo termina, puede terminar en una coma, en un punto, en comillas o en puntos suspensivos. Pero todo eventualmente se termina, se aísla, fracciona, toma caminos distintos, se ramifica, se transforma o simplemente se agota.

Por eso hay que vivir el amor, más allá de lo romántico, hay que vivirlo más allá de la pareja, vivirlo más allá del otro. Pero vivirlo, existir en el momento y disfrutar la fugacidad del mismo, adentrarse hasta las entrañas y sentir cómo se evapora con la lluvia.

Son tiempos pasajeros, tiempos digestivos, fáciles de metabolizar, de amores que se prometen el cielo y no saben ni caminar por terrenos inhóspitos. Por eso hoy mato al amor romántico, más allá de las promesas que me hicieron, porque todo acaba en un abrir y cerrar de ojos, todo se suspende en el aire eventualmente, todo regresa a su estado original y se hace parte de un todo.

Hoy mato al amor romántico, porque soy finita y no puedo prometer algo eterno a algo que es etéreo.

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