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En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
En estas trincheras nuestras armas son palabras convertidas en argumentos y contra argumentos.
ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM
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Esperanza Brito García

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

Conflictos generacionales: el cristal contra el cemento

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

¿Será que al vivir las más grandes crisis del neoliberalismo las otras generaciones desarrollaron un individualismo peligroso que les impide ver los problemas de forma colectiva?

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Esperanza Brito García

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

La edad no es condicionante para hacer las cosas mal o para hacerlas bien, es una condición temporal, son las convicciones y los ideales lo que realmente va a marcar la pauta de si hacemos o no bien las cosas.

Guillermo Santiago

“Yo opino que son unos ridículos”, “Qué exagerados, ni que fuera para tanto”, “Ya no saben qué inventar”, “Generación de cristal, con todo se rompen”… Estos son algunos de los desagradables comentarios que he recibido por parte de mi propia familia en respuesta a mi punto de vista cuando un tema polémico salta a la conversación. Estas palabras se repiten en la televisión, la radio, las redes sociales; salen de boca de políticos, celebridades, profesores, amigos y mucha más gente.

Pero, ¿qué es la generación de cristal? La forma correcta, si se pretende hablar de las personas nacidas entre el año 2000 y el 2010, es “Generación Z”, ya que el término “Generación de cristal”, a pesar de haber sido creado por la filósofa Montserrat Nebrera con intenciones de análisis, se ha visto convertido por los medios de comunicación en una manera de humillar e invalidar las vivencias, los sentires y en general los problemas de los que hablan los jóvenes. Dado el nivel de alcance que ha logrado este insulto, era cuestión de tiempo para que las personas afectadas se cansaran y decidieran acuñar la palabra “Generación de cemento” para mofarse de la supuesta resistencia de los mayores.

Así comenzó el pleito generacional objeto de este artículo: la fragilidad emocional de los jóvenes contra la rigidez mental de los viejos, los que no aguantan nada contra los que permiten todo.

La “Generación de cemento”

“Todo tiempo pasado fue mejor” es una frase que caracteriza a las personas de mayor edad en cualquier época, a pesar de que supuestamente dichas personas poseen más sabiduría, madurez y cordura tienden a rechazar todo lo que provenga de los jóvenes: gustos, comportamientos, pensamientos sin siquiera tomarse el tiempo de analizar. Un ejemplo de esto son los versos en la canción Pachuco del grupo Maldita Vecindad, donde un padre considera inapropiadas las aficiones de su hijo, el hijo le responde recordándole su juventud: “No sé cómo te atreves /A vestirte de esa forma /Y salir… así. /En mis tiempos todo era elegante / Sin greñudos y sin rock. /Hey pa fuiste pachuco, /también te regañaban. /Hey pa bailabas mambo, /tienes que recordarlo.”

Con esto en mente, las críticas a nuestra Generación Z se sienten menos personales y más como algo natural, ¿no? Pues no, todavía restan muchas incógnitas y considero que las principales son ¿por qué el rechazo no se limita a los gustos o al estilo de vida generacional?, ¿por qué se extiende a los conflictos sociales, ambientales, políticos, aun cuando también afectan a los mayores?

Con base en encuestas e investigaciones llegué a la conclusión de que el principal conflicto de las generaciones anteriores a la Generación Z es que consideran las protestas de esta última como algo innecesario, de poca profundidad o sin importancia: “En mis tiempos querían privatizar la educación, eso sí era relevante, no como ahora que quieren que hablemos con ‘e’ al final de todo”, “Tu generación lloriquea cuando le hablan mal a un alumno, ¿qué vas a hacer ante una guerra?”, “Nada más quieren copiar los problemas de otros países”, son algunas de las quejas de los mayores.

Un punto que me parece importante resaltar es que las generaciones que más marcadas tienen estas creencias son la Generación X y la Generación millennial, las cuales al menos en México, pasaron por una etapa histórica muy complicada: el Neoliberalismo.

¿Será que al vivir en medio de las más grandes crisis estas personas desarrollaron un individualismo peligroso que les impide ver los problemas de forma colectiva? Quizá se conforman cuando obtienen lo mínimo necesario para sobrevivir y por ende piensan en lo que propicia el desarrollo como algo poco importante.

“La generación de cristal”

Si se requiriera describir a la Generación Z con una sola palabra sería incertidumbre.

Irónicamente en la época donde el acceso a la información es más sencillo, la incertidumbre agobia más. Esto comienza con que nacimos en una época llena de dificultades: el cambio climático podría acabar con todo lo que conocemos en menos de 10 años; la inseguridad y violencia extremas producto de la “Guerra contra el narcotráfico” en México nos afectan diariamente; la intensificación de la competencia laboral exige nuestra constante reinvención; la globalización nos obliga a considerar los problemas internacionales como propios, entre otras situaciones.

Inevitablemente la incertidumbre ha trastornado nuestra salud mental, derivando en cifras escalofriantes como que –según la OMS–, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. ¿Esto quiere decir que somos débiles, poco resilientes o de cristal? No, considero que más bien somos valientes, la generación que por primera vez habla de la salud mental sin verla como un tabú, la generación que por primera vez se preocupa por las demás personas, la generación que… ¿por primera vez?

¿Realmente es la primera vez que pasan estas cosas?, ¿la primera vez en que existen personas que se levantan contra las injusticias? Claramente no, siempre, en todas las épocas han existido heroínas y héroes luchando por el bien común: la Independencia, la Reforma (De México), la Revolución, la Expropiación Petrolera, las luchas de los pueblos indígenas, el feminismo, luchas estudiantiles, luchas campesinas y obreras, son algunos ejemplos. No estamos solos, el progreso de nuestra generación, los derechos que gozamos son resultado del pensamiento, las acciones y el sacrificio de generaciones pasadas, negar estas contribuciones es egoísta e irrespetuoso.

Entonces, ¿deberíamos dejar de ver sólo por nuestros problemas y conformarnos con lo que tenemos? Lo ideal es alcanzar un punto de balance, donde consideremos la importancia del pasado, luchando en el presente por un mejor futuro, uniéndonos más y evitando los términos peyorativos que fragmentan a las sociedades.

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