Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente
Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente
Te observo a través de la pantalla. Solamente conozco una parte de ti, sólo puedo mirar una fotografía retocada hasta el infinito para que te veas bien. Solamente escucho tu voz a través de un micrófono dos veces a la semana, el zoomestre nos ha cambiado para siempre.
Ya casi no tengo interacción con nadie que no sea mi propio ser, es complicado y abrumador pensar que tal vez ya no sepa cómo entablar una conversación con alguien más. Y aún así, tu existencia virtual me hace sentir esperanza e ilusión. Ilusión de volver a caminar por los pasillos de mi querido CCH, ilusión por compartir momentos con las personas a las que quiero y aprecio, ilusión por volver a escribir rápidamente en un pizarrón, ilusión por revivir los sonidos y el bullicio de un día escolar; pero sobre todo, me provocas un deseo incontrolable de conocerte. De saber de ti, de que conozcas de mí, de escucharte hablar sobre tus pasiones y tus miedos, de escucharte reír y de escucharte cantar. De pasar tiempo contigo y coexistir en armonía, de volver a sentir una interacción real, más allá de los dispositivos móviles.
Solamente quiero una relación real, porque la dinámica social ha cambiado, la forma de conocer y convivir con las personas ahora es artificial. Ya no somos reales, tratamos de darle a los demás una imagen perfecta de nuestro ser, cuando no es así. Somos seres humanos, pero pareciera todo lo contrario, quiero conocerte y al mismo tiempo conocerme de nuevo. Para bien o para mal, así es el amor en los tiempos de zoomestre.
Por Armando Arteaga
Cuatro pasos infalibles para lograr la misiva perfecta
Por María Esther González Paredes
De las fronteras entre el cuerpo, el otrx y el universo
Por Diana Laura Yáñez Toro
Sobre el amor a las abuelas y las amistades que duran toda la vida